Aunque no lo parezca por su discreción en redes sociales, Dellafuente ha consolidado su figura preponderante en la nueva escena pop española sin necesidad de publicar un álbum o mixtape. A base de singles desde que publicara en 2016 ‘Ansia viva’, El Chino lograba este año su mayor éxito tras ‘Guerrera’ con ‘París‘, otro tema junto a C. Tangana y Alizzz publicado vía Sony Music. Su relación con la multinacional es muy abierta, y con ellos ha venido lanzando todo el año una serie de singles como ‘Tenamoras‘ con Mala Rodríguez, o ‘Dineros‘ y ‘Ven a ver’ con Morad, el último de ellos hace tan solo unos días.
Pero, a la vez, el artista de Granada mantiene su independencia y tan pronto experimenta con Novedades Carminha –’Ya no te veo‘, una de las canciones de 2019 para esta web– como lanza temas menos comerciales en su propia etiqueta, Awita Records. Así llegó hace meses ‘Octava maravilla’ y, este pasado viernes, un doble single titulado ‘Salomon Sessions Vol. 1‘. Dos canciones compuestas y producidas por Dellafuente con Antonio Narváez, su colaborador musical de confianza, que abren una nueva vía en su carrera.
Siempre abierto a la experimentación, en estos dos temas Dellafuente y Narváez se alejan del código más habitual del rap post-trap e insuflan bases de UK garage que, según ha explicado en una ronda de preguntas abiertas en Twitter, vienen inspiradas por cómo le voló la cabeza el debut de Jorja Smith, ‘Lost & Found‘. Ese perfil electrónico post-drum and bass es algo con el que, asegura Dellafuente, ha experimentado desde el principio de su carrera pero no sentía haber dado con la tecla… hasta ahora.
Desde luego, ambos temas dejan ver que ha dado con una vía para ampliar los horizontes de los nuevos sonidos urbanos que, quizá por la ingente acumulación de propuestas, todas similares, lleva meses dando señales de desgaste. También ‘Teamo_123bpm_Eminor‘ –coletilla que, efectivamente, marca el tempo y la tonalidad de la canción–, pero muy especialmente lo logra en ‘Sunombre_126bpm_Bminor’. Una canción magnética que, manteniendo su personalidad lírica (ahí queda esa referencia a Raimundo Amador, tan suya) y vocal por encima de todo, muestra una aspiración a himno para clubs de electrónica insólita en él y también en cualquiera de sus compañeros de escena. Ya desde su título, Dellafuente promete más incursiones en este estilo en futuros volúmenes, sino un trabajo más amplio. No cabe duda que estaremos aguardando por ellas, si rayan a esta altura.