Kesha / High Road

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Kesha / High Road

Rainbow‘ fue el álbum en el que Kesha alzó la voz y dio un paso al frente como autora, tras su denuncia a Dr Luke por abusos. ‘Praying’, a la postre interpretada en los Grammy junto a Cyndi Lauper, Julia Michaels, Bebe Rexha, Camila Cabello y Andra Day, es uno de los mayores himnos del #MeToo. ‘High Road’ va a tener difícil quitarse el sambenito de ser simplemente el disco que ha llegado después de ‘Rainbow’, reuniendo a la vieja y la nueva Kesha. Cuenta la propia artista que hay una parte de sí misma que quiso dejar fuera de su disco anterior, la más hedonista, pero que ahora ha querido recuperarla en agradecimiento a sus seguidores, que siempre han estado ahí apoyándola.

Por eso el largo comienza con un tema que habla de pasar «la mejor noche de nuestras vidas» al margen de novios y distracciones. Ese «me siento bien / no he visto a mi novio desde hace días / pero no me importa una mierda porque estoy colocada» recupera ciertamente el espíritu de ‘Tik Tok’; y el álbum se presentaba con un corte de temática similar, el estrafalario ‘Raising Hell’ que ha perpetrado junto a Big Freedia. Eso sí, que baile no quiere decir que deje de lado la reivindicación y el feminismo está muy presente en ‘My Own Dance’, en la que dice eso, que bailará, pero a su manera.

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En esta pista encontramos un par de frases que resumen perfectamente ‘High Road’: en una se muestra «agradecida por los que la aman e incluso por los que la odian», y en otra reivindica poder ser a la vez una «party girl» y «la tragedia». Y eso es lo que encontramos en un álbum que va combinando de manera constante la fiesta con canciones más sentidas. En el primer grupo podríamos situar ‘Kinky’, que con elementos de pop ochentero habla sobre el poliamor; o la divertidilla ‘Birthday Suit’, con elementos de rap y sonido de videojuegos. En el segundo, el baladón con Autotune ‘Father Daughter Dance’, sobre la congoja que le produce haberse criado sin padre; o ‘Cowboy Blues’, una canción de amor con ukelele.

Ambas Keshas son perfectamente compatibles y dejan sus puntos reivindicables. El corte titular va por el «buen camino» en su mezcla de pop a lo Klaxons y «big beat» a lo ‘Let Forever Be’, con una letra que habla sobre la cultura de la cancelación. Y como es de esperar, la cantante es capaz de hacer baladas muy bonitas, no especialmente edulcoradas. ‘Resentment’ con Sturgill Simpson y coros de Brian Wilson es una doliente balada sobre una dependencia tóxica («no te odio, es peor que eso / porque me haces daño y no soy capaz de reaccionar») y ‘BFF’ es un medio tiempo absolutamente cuco junto a Wrabel en el que se dedica a exaltar la amistad. Ella está histérica porque tiene que actuar en los Grammy; él le hace llegar unos caramelos con forma de polla para que se anime.

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¿Qué falla por tanto en el cuarto disco de Kesha? La ausencia de un tema con la pegada de ‘Die Young’ es muy evidente en un álbum que ha optado por incluir hasta 15 pistas, muchas de las cuales empiezan a sonar demasiado a «bonus tracks» sobre todo hacia el final. ‘The Potato Song’, sobre literalmente plantar patatas si te da la gana, tiene cierta gracia en su homenaje a los Beatles o a Fools Garden, pero tiene cierto aura de «canción solo apta para fans», sobre todo después de toda una retahíla de canciones sobre «haters» y autoestima como ‘Shadow’ («If you don’t like me you can suck my ****») y ‘Honey’. En esta habla de su estatus de «leyenda cuando la buscas en Google», pero para serlo hay que ponerse siempre por debajo de la canción, y cuidar un poco más la universalidad de tu mensaje.

Clasificación: 6,3/10
Lo mejor: ‘Resentment’, ‘BFF’, ‘Cowboy Blues’, ‘Kinky’, ‘High Road’
Te gustará si te gustan: lo mismo Taylor Swift, Lady Gaga y Katy Perry
Escúchalo: ‘Resentment’ en Youtube

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