Ben Watt es un gran compositor e intérprete de pop adulto pero, por a o por b, su obra en solitario no llegaba a alcanzar la maestría de la de Tracey Thorn. Sirva este ‘Storm Damage’ para recortar distancia. Porque es el trabajo más inspirado, fácil y emocionante de Watt.
A priori, no parece que exista mucha diferencia con su anterior disco. Sin embargo, las hay; sutiles pero fundamentales. Anímicamente, Ben ha remontado. Sigue con su tendencia a la melancolía, pero aquí se muestra más enérgico y tenaz. Su bonita voz esta vez se muestra más fiera, pero sin perder nunca la compostura. Lo acústico se retrotrae en beneficio de la electrónica, que tiene una presencia discreta pero determinante. Esta nueva disposición de ánimo vital (duda y autoafirmación se suceden a lo largo de los minutos) se refleja en las canciones, redondas y efectivas, poseedoras de un enorme nervio interno. Y externo, porque la secuencia de temas se desliza de manera fluida, dotando al álbum de gran coherencia y ritmo. Es curioso que ‘Storm Damage’ parezca más breve que ‘Fever Dream’… ¡cuando en realidad es un minuto más largo!
El abrupto inicio de ‘Balanced on a Wire’, la primera canción, llena de sobresalto; casi parece un error de grabación. Ben ve a sus hijos adolescentes marchando de casa y reflexiona sobre cómo se sentía él a su edad. Todo esto sobre un tenso contrabajo y la electrónica que Everything But the Girl usaron tan majestuosamente en ‘Walking Wounded’. En ‘Retreat to Find’ recupera la vena más jazz, salpicada por inflexiones propias de los Radiohead de ‘OK Computer’. ‘Figures in the Landscape’ entusiasma dando muestras de un rock recio pero elegante, coronado por un potente estribillo.
Ben Watt prácticamente se hace todo el disco solo, a excepción de la base rítmica. Esta vez, las colaboraciones se limitan a una sola, pero fabulosa: Alan Sparhawk de Low aparece tocando la guitarra en ‘Irene’, la gran joya del álbum. Emocionantísima y, probablemente, lo mejor que ha hecho jamás Ben en solitario. En ella Watt habla sobre una chica que desaparece de su horizonte tras haber sido habitual de su club durante mucho tiempo. A partir de esta imagen, construye una preciosa canción sobre el paso del tiempo y la gente que este se lleva con él. Pura nostalgia sobre unos fantásticos punteos electrónicos y guitarrísticos, fabulosa en su puente instrumental final.
Mucho más clásicas son ‘Sunlight Follows the Night’, en la estela de la gran canción pop a la Carole King y la balada a piano ‘Hand’, en que Ben expresa la angustia ante la futura vejez: “I wonder who’ll be there / When the light starts to fail / Who will carry my bags / When I’m weary and frail”. Algo tópica, pero la interpretación y el sentimiento de Watt la salva de la indiferencia. ‘You’ve Changed’ es la pieza más EBTG del conjunto y una sentida reflexión de cómo cambian las relaciones y las personas. Los coros parecen remedar la voz de Tracey Thorn y el tema queda como un bonito homenaje a su relación, en que Watt parece querer decir: “ambos somos muy diferentes de cómo éramos antes, nuestra relación ha cambiado, pero el amor sobrevive”.
Sí, Ben Watt también ha evolucionado. De manera sutil, se reafirma cada vez más en su papel de narrador de las vicisitudes de la edad adulta, de los que ya arrastran más pasado que futuro y que, sin embargo, siguen tirando hacia adelante. Con incertidumbre pero también con amor y determinación.
Calificación: 7,6/10
Lo mejor: ‘Balanced on a Wire’, ‘Retreat to Find’, ‘Figures in the Landscape’, ‘Irene’,
‘You’ve Changed, I’ve Changed’
Te gustará si te gusta: Everything but the Girl y Tracey Thorn (obvio), Robert Wyatt, Carole King