No nos ha fallado en el último momento, cual Kanye West. Fiona Apple ha publicado a las 6 de la mañana -medianoche en Nueva York- ‘Fetch the Bolt Cutters’, su primer disco en 8 años, tras haber avanzado algunas de sus claves en una extensa entrevista con The New Yorker. Su título es una frase de Gillian Anderson en ‘The Fall’.
Se trata de 13 canciones que se extienden hasta los 52 minutos, siendo por tanto un álbum menos conciso que el anterior ‘The Idler Wheel…‘, pero similar a él en algunas cosas: la importancia de las líneas de pianos y las percusiones, y el desarrollo de los juegos de voces que escuchamos en ‘Hot Knife’. El tema que cerraba el álbum anterior parece decisivo en ‘Relay’, ‘Newspaper’, ‘Cosmonauts’ y ‘For Her’, en ocasiones volviendo a llevarnos al sonido tune-yards o a ‘Medúlla’ de Björk. ‘Fetch the Bolt Cutters’ se abre con dos cortes bastante inmediatos, el anhelante ‘I Want You To Love Me’ y el agitado ‘Shameika’ y de hecho es este último el que se ha confiado a los «New Music Friday» de las plataformas de streaming. Después, el disco se adentra en territorios más obtusos, de nuevo entre coqueteos con el jazz, aunque sin renunciar a los estribillos repetidísimos (‘Heavy Balloon’) ni a los ganchos instrumentales (‘Rack of His’).
Conocido por todos es el amor que profesa Fiona Apple por los perros, pues canceló una gira sudamericana cuando su perra Janet enfermó; y en la mencionada ‘Shameika’ la escuchamos cantar que «su perra, su hombre y su música es su santa trinidad». En el corte titular, se oyen ladridos durante un buen rato y -en serio- hay varios perros acreditados en el disco. Se supone que los restos de su perra han sido utilizados como percusión en la grabación (o al menos la caja que los contenía), lo que sin duda marcará la promoción del álbum y circulará de boca en boca. Menos se comentará entre el público casual que dicho tema contiene una referencia muy evidente a ‘Running Up That Hill’, la mejor canción de Kate Bush.
Pero ante todo ‘Fetch the Bolt Cutters’ es otro recorrido por las pasiones íntimas de Fiona Apple, quien vuelve a abrirse en canal frente a su audiencia, convirtiendo su inestabilidad en su arte, como presume la loca portada del álbum, que además subraya su carácter casero para bien (gran parte de la grabación se ha hecho en casa, aunque no se note especialmente). Al margen de las detalladas canciones de amor y de momentos de inseguridad como el que escuchamos en ‘Rack of His’ («me han usado tantas veces que he aprendido a usarme yo misma del mismo modo / intento tocar, intento escribir / no sé hacerlo bien pero no importa»); Apple recuerda cómo la vida en el instituto nos marca (‘Shameika’) y presenta nuevos himnos de autoafirmación, como si aún fuera aquella post-adolescente. En ‘Under the Table’ repite una y otra vez que por mucho que lo intentes no conseguirás que se calle.
Por otro lado, como ya se había comentado, su relación con otras mujeres es el foco de varias canciones: en ‘Newspaper’ habla con otra mujer con la que ha compartido pareja amorosa sin que el tema hable precisamente sobre celos; en ‘Ladies’ -un medio tiempo tipo Lou Reed- afirma que «nadie puede sustituir a nadie, por lo que sería una vergüenza hacer una competición» en aparente referencia a la sororidad y ‘For Her’ habla del #MeToo inspirándose en el impacto del caso Brett Kavanaugh, sin andarse con medias tintas: «me violaste en la misma cama donde nació tu hija».
Obviamente los créditos en un disco como este quedan en segundo plano porque aquí todo va sobre Fiona, pero por si alguien se lo pregunta, ‘Fetch the Bolt Cutters’ ha sido producido por gente de su entorno como Amy Aileen Wood, Sebastian Steinberg y David Garza, y curiosamente los chicos aparecen como co-autores en un solo tema, justo el que se llama ‘Ladies’.