Moses Sumney / græ

-

- Publicidad -

Moses Sumney / græ

Moses Sumney lanzó la primera parte de ‘græ’ el pasado 21 de febrero, exclusivamente en formato digital, y anunció que la segunda mitad vería la luz el 15 de mayo. ¿Por qué una estrategia de publicación tan extraña? En una entrevista a Rolling Stone, Moses revelaba que era una prueba. Si su obra iba a ser de pop experimental, el lanzamiento también tenía que serlo. Sumney quería que nos acostumbráramos a sus primeras canciones antes de entregarnos el resto. “Lo que no anticipé fue el parón global de la economía justo en medio de los dos lanzamientos”, bromeaba. ¿Ha dado resultado la estrategia? No del todo. ‘græ – Part 1’ es un disco magnífico. Pero saber que aún faltaba la mitad afectó mi percepción de la obra; se antojaba incompleta.

Y es que el corpus completo de ‘græ’ es formidable. ‘Aromanticism‘, el primer disco de Sumney, era un bello ejercicio de soul-pop, espiritual y suave. Aquí Moses desborda por todos los lados: en ambición, concepto, melodía y producción. Algo harto de que lo encasillen en el R&B por mera pereza intelectual, Sumney quiere demostrar que su visión va mucho más allá. Para ello, estira el pop, el folk y el soul lo máximo posible. En declaraciones a Pitchfork comentaba que “retarme a mí mismo artísticamente y retar a mis oyentes me importa más que ser rico o famoso”. Afortunadamente, lo hace más en concepto que en música. En ‘græ’ no hay nada que ahuyente: su envoltura no puede entrar mejor. La voz prodigiosa de Moses, apenas sin tratamiento (al menos, aparentemente), es una herramienta flexible que tanto se arrastra como toma el control en un instante. Es, sin duda, lo más importante del disco, aunque letras y melodías no quedan atrás. Para dar aún más lustre a su trabajo, Sumney ha contado con colaboradores de lujo, como Daniel Lopatin (Oneohtrix Point Never), que co-produce muchos de los temas, el combo Adult Jazz, Thundercat, Jill Scott, Jame Blake…

- Publicidad -

‘græ’ tampoco es un “disco conceptual”, aunque sí pivote sobre un par de ideas. Una es la soledad, la imposibilidad de unirse románticamente a alguien (tema que ya aparecía en ‘Aromanticism’). Otra es la lucha constante contra lo binario, los roles marcados, las restricciones de género: de ahí el “grae” -gris -del título. No en vano, la imponente imagen de Moses juega ya con los prejuicios. Esta dualidad se refleja en la separación del disco en las dos partes antes mentadas. El ‘grae 1’ es el Moses más carnal. El ‘grae 2’ es el espiritual, al menos en sonido. Las temáticas se van repitiendo, aunque enfocadas de diferentes maneras.

‘grae1’ abre con ‘Insula’, un brumoso “spoken word” cuyas palabras, en marzo, sonaban extrañamente proféticas: “Isolation comes from «insula», which means island”. Enseguida, el bajo, las cuerdas sintetizadas y, sobre todo, el fantástico falsete de Moses de ‘Cut Me’ irrumpen balsámicos y sexis. Los vientos leves dan la réplica a Moses deliciosamente y se arrastran hasta un pequeño in crescendo en esta oda al masoquismo, en que Sumney reta homenaje vocal a Aretha. ‘In Bloom’ sigue la senda bucólica entre cuerdas que remiten al soul setentero más atmosférico, mientras se desparrama y se recoge con una bonita coda de guitarra y bajo, cortesía de Thundercat.

- Publicidad -

Este inicio tan espumoso se rompe con ‘Virile’, la pieza más R&B del conjunto, una canción rotunda que empieza con fabuloso arranque de cuerdas al que sigue un delirio algo psicodélico. La voz de Moses irrumpe desatada y su falsete brilla otra vez. La virulencia del estribillo, con un ritmo casi marcial, contrasta con la delicadeza del puente y su lustre de banda sonora lujuriosa. La letra es una crítica a los tópicos asociados a la virilidad, contemplada esta como un mandamiento que asfixia. ‘Conveyor’ actúa prácticamente de continuación de la anterior, con su contraste entre la fiereza dulce y la pureza soul, entre arreglos orquestales oníricos y golpes de sintetizadores amenazantes.

También salpican esta primera parte extraños cortes-puentes que hacen las veces de proclamas. En ‘jill/jack’, la voz de Jill Scott enumera qué se supone que es ser masculino. En ‘Also Also Also And And And’ Taiye Selasi y Ezra Miller reclaman su derecho a la multiplicidad, a no ser reducidos a un solo aspecto. Quizás este es el tramo más confuso, ya que estos lapsos no aportan musicalmente mucho, más allá de verbalizar las inquietudes de Moses. La ambición también estropea un poco ‘Gagarin’, al que le sobra el exceso de distorsión en la voz. Afortunadamente aparece la tierna ‘Colouour’ al rescate sobre un mar de saxos y con Moses acariciando como Stevie Wonder.

- Publicidad -

Este tramo algo embrollado desemboca en un final deslumbrante, en que emergen las dos canciones más hermosas de esta primera parte, ‘Neither/Nor’ y ‘Polly’. La defensa de lo gris, de la indefinición, se refleja de manera espléndida en ‘Neither/Nor’. Sobre cuerdas y un ligero aire aflamencado, el falsete de Moses se mece hasta que explota: “I’m not at peace with dying alone”. ‘Polly’ es la canción más pop, folk redonda y hermosa del disco. En ‘Polly’ el objeto de amor es una persona poliamorosa, Moses parece asumir el papel tradicional y se duele de ser sólo “uno más” para Polly: “¿Adoras bailar conmigo?/¿O simplemente adoras bailar?”. Una nueva vuelta de tuerca al masoquismo sentimental.

Y si el final de la primera parte es emocionante, el arranque de la segunda rebosa aun más sentimiento. Una preciosidad que recuerda en ambición (y dulzura) al Sufjan Stevens de ‘Michigan’ o ‘Illinois’. Sus desarrollos son menos concretos y una bruma soñadora cubre el conjunto. Empieza con ‘Two Dogs’, maravilloso pop de cámara, moroso y onírico, de estructura deshilachada. El pop-soul confesional, casi religioso, prosigue en ‘Bystander’, prácticamente colgado sobre un leve colchón de sintetizadores, mientras Moses advierte al amante: “Don’t waste your candor / On bystanders / They’ll watch you waste away” (“no malgastes tu candor / en los transeúntes / ellos observarán cómo te consumes”). Y es emocionantísimo escuchar cómo la canción se alza hasta lo celestial, con el falsete de Sumney a punto de romperse entre arpas y coros angelicales. Este bloque inapelable lo cierra ‘Me in 20 Years’, una oda nostálgica y espectral de góspel y bandazos sintéticos, donde vuelve a hablar de su soledad, pero ahora presentada desde un punto de vista más arrebatador. Moses echa el freno antes de que nos ahoguemos en un mar de lágrimas en la muy bossa ‘Keeps Me Alive’. En ‘Lucky Me’, con colaboración de James Blake, contiene el dolor sobre un bajo sintetizado y unos pequeños coros. ‘Bless Me’ también es un tema muy folkie/psicodélico/ soul, lo más “Beatle” e indie de todo el disco, con estribillo cantado a varias voces, un poco a lo ‘Hey Jude’, que se alarga en ‘Before You Go’, la coda que pone el broche final.

‘græ’ es la lucha enconada de Moses Sumney por definirse desdefiniéndose a través de unas canciones formidables; canciones que llegan mucho más allá de las ideas que contienen y abren un increíble abanico de emociones. Quizás una pequeña poda hubiera hecho de él un disco perfecto. Pero pocos peros más se le pueden poner. Una absoluta delicia “bigger than life”.

Calificación: 8,3/10
Lo mejor: ‘Cut Me’, ‘Virile’, ‘Neither/Nor’, ‘Polly’,’Two Dogs’, ‘Bystander’, ‘Me in 20 Years’
Te gustará si te gusta: Sufjan Stevens, Bon Iver, FKA Twigs, Solange
Escúchalo: ‘Polly’ en Youtube.

Lo más visto

No te pierdas