Casi la mitad de nuestro país entrará el lunes en fase 2. La otra mitad, en fase 1. En ninguna de las fases de desescalada en la crisis del coronavirus el cruising ha sido una opción precisamente recomendable. El sexo ha sido el gran desconocido de esta pandemia para casi todo el mundo: el único cruising posible de la primavera ha sido el que nos ofrece Alex Espinoza, un libro sobre la historia del mismo que ha sido publicado por la editorial Dos Bigotes, la misma que hace un par de temporadas editaba ‘Bitch, She’s Madonna‘.
El mayor exponente de esta práctica sexual de cara al público generalista, con permiso de la homofóbica película de Al Pacino ‘A la caza’ (1980), fue la detención de George Michael en unos baños de Los Ángeles en 1998, de la que el cantante logró milagrosamente salir airoso gracias a un videoclip. Aquella noticia tan relevante para el conjunto de la sociedad se las arregló para llegar hasta el último rincón del mundo sin que el uso de internet fuera generalizado, si bien ‘Outside’ terminaría convertido en una hábil sublimación de la conocida «técnica del guante vuelto». El autor Alex Espinoza recuerda aquel episodio en un pequeño capítulo de este libro, dedicando el grueso a su historia, remontándose a las primeras civilizaciones, a las primeras obras de arte que muestran esta práctica en el mundo antiguo, y llegando a la realidad actual en países como Uganda.
‘Cruising’ no es un libro que nos hable sobre la proliferación de parejas abiertas, la normalización de los clubs de sexo para heterosexuales -tratada en el taquillazo ‘Kiki, el amor se hace’ de Paco León- o el dogging. Este es un libro abiertamente queer, sobre un autor homosexual latino que además sufre una discapacidad, que busca ahondar en las razones de esta práctica a través de su historia. Citando fuentes en una amplísima bibliografía, Espinoza reflexiona sobre este lugar al que empujan la represión, la culpa religiosa y el remordimiento; pero también sobre cómo el sexo esporádico representa un alivio y una manera de contribuir a la formación de una comunidad como forma de supervivencia, sin necesidad de hablar. El autor profundiza en la relación entre «la vergüenza y la culpa» con el «cruising», y concluye que es «nuestra postura desafiante ante un ideal patriarcal y machista que ha conformado gran parte de nuestra existencia».
Pese a que el ensayo se permite algunas licencias, como esa ligereza con la que se concluye que «ya nadie oculta su estado serológico, lo cual es bueno» (no hay más que ver la idea que tienen periodistas de primera línea de nuestro país sobre la diferencia entre sida, VIH y cuánto tiempo llevan con nosotros); y pese a que se echa en falta un poco más de desarrollo sobre la era de las apps de ligoteo y lo que pueden representar; ‘Cruising’ es un fascinante recorrido por una realidad que ha permanecido oculta en la sociedad, por mucho que esta se empeñara en vetarla y/o mirar hacia otro lado. De las prácticas greco-romanas a las libretas de direcciones de Estados Unidos en los años 60 (aquellos carteles «pasar dos veces por el mismo punto en 6 horas es cruising»), sin olvidar el código Hankie y las «molly houses» del siglo XVIII. 7. Disponible en Amazon y en tu librería de barrio favorita.