Decía la nota de prensa con la que se anunciaba ‘Patience’ que la inspiración del décimo álbum de estudio de Sondre Lerche venía, en buena medida, de su nueva afición por correr y la música ambient que escuchaba durante sus ya rutinarias sesiones deportivas. En otro momento de su carrera hubiera sonado delirante imaginar al noruego emulando a Brian Eno, pero lo cierto es que, teniendo en cuenta el sonido synthpop arraigado en la darkwave de los 80 de ‘Pleasure’, su anterior trabajo de composiciones originales, ahora no parecería tan descabellado. Finalmente, como revelaban sus tres adelantos, nada (o casi) tiene eso que ver con este nuevo álbum. Lerche ha aclarado que a lo que se refería era, en realidad, a que sus canciones conformaran un espacio sensorial casi tangible al que transportarse y en el que quedarse. Y, escuchándolo, eso tiene perfecto sentido.
Con ‘Patience’, Sondre reconoce haber cerrado una trilogía conformada junto con el citado ‘Pleasure’ y su predecesor ‘Please‘, aunque nunca fue planeada como tal. Simplemente, iba escribiendo canciones que se iban agrupando casi a su voluntad, cohesionándose a medida que se alineaban unas con otras. De hecho, varias de estas canciones tienen más de cinco años y tratan los temas que movían por entonces a Sondre (su divorcio, explicitado en el disco de 2014, emerge de nuevo), pero no han sido publicadas hasta que han encontrado su forma y familia adecuadas. Y, pese a que cada uno de estos tres discos tenga una entidad y un sonido distintivos, ‘Patience’ parece una consecuencia directa de sus dos antecesores.
Se trata de un disco fascinante que, siguiendo la voluntad de su autor, invita a quedarse (diría incluso que colgado) en el espacio que genera su curiosa mezcla de melancolía, diversión, amargura y esperanza transformadas en sonido (o viceversa). De alguna manera, ‘Patience’ se construye sobre elementos que han definido la ecléctica e inquieta carrera de Lerche: ecos de los 60 y los 70, folk, electrónica, jazz, canción brasileña, música orquestal, funk, crooning, tecnopop… Sólo su lado más rockero, el de ‘Phantom Punch‘, queda al margen. Una diversidad que, no pocas veces, nos traslada a la de otro geniecillo nórdico, Jens Lekman.
Y lo hace de una manera cohesiva y madura, apoyado en el entendimiento con sus socios musicales desde hace años (Kato Ådland y Matias Tellez), con los que dispone una cuidada producción que alterna con gran acierto exuberancia y minimalismo, construyendo un auténtico carrusel que nos arrastra de manera inadvertida y siempre placentera. Podemos ir de la euforia luminosa del descomunal número glam-pop ‘You Are Not Who I Thought I Was’, el electropop saltarín de ‘That’s All There Is‘ o la gloria acústica con hechuras clásicas a lo Rufus Wainwright de ‘I Can’t See Myself Without You’ (que incluye lo que parece un guiño a ‘Loser’ de Beck), a la tristeza insondable vestida con suntuosos pero medidos arreglos en ‘I Love You Because It’s True’, ‘Are We Alone Now?’ o ‘Why Would I Let You Go‘.
Resulta especialmente fascinante cómo consigue alinear y hacer convivir armónicamente cierta experimentación contemporánea –la de ‘Patience’ o ‘Don’t Waste Your Time’, en las que se erige en una suerte de Sean Nicholas Savage sin (o con menos) disonancias, entre Gainsbourg y los últimos Arctic Monkeys– con un bien entendido clasicismo. El de Henry Mancini, en el maravilloso corte que cierra el trabajo, ‘My Love Is Hard to Explain’, un vals en el que conviven Nat King Cole, sintetizadores y sutiles metales; el de Jobim, en una ‘Why Did I Write the Book of Love’ que evoca el tropicalismo, aunque no sin cierta ironía aportada por unos arreglos deliberadamente kitsch; o el de Nat King Cole, en la fascinante ‘Put the Camera Down’ en la que ha contado con arreglos de nada menos que Van Dyke Parks (al parecer, ha establecido una amistad con el venerable músico) y Tim Fain (colaborador habitual de Phillip Glass) que han sido retorcidos de forma fascinante con una audaz postproducción.
Dice Lerche que, de alguna manera, entendía que no debía retrasar la salida de ‘Patience’ a pesar de las complicadas circunstancias actuales. Que algo le decía que este disco era especialmente relevante para este momento, más que ningún otro. Realmente no sé explicar por qué –quizá esa es la magia especial de los grandes discos, que no se puede trasladar únicamente con palabras–, pero tiene completo sentido para mí, que me encuentro atrapado en el adictivo bucle que este disco genera. Quizá sea porque su cuidado envoltorio sonoro potencia las emociones que transmite, incluso aunque sean algo intangibles, como la paradoja existencial de observarse a uno mismo desde otro espacio-tiempo paralelo en el single principal; o el corte titular, que habla de la creación musical y de la curiosa relación con el público, con un descacharrante spoken-word en el que narra cuando una mujer le aconsejó presentarse a ‘La Voz’ en USA… ignorando que él mismo ha sido juez del concurso en su país.
Pero la mayor parte de ‘Patience’ sobrecoge por lo que Sondre ha dado en llamar «sinceridad radical», siendo más literal de lo que haya sido nunca antes en su carrera. Y confiesa, con cierto cinismo pero también con una madurez envidiable y una poesía en muchos momentos desarmante, los errores que le han hecho apartar de su lado a personas perfectas para él. Las infidelidades, los reproches, las contradicciones… quizá sean solo un reflejo de su incapacidad de amar como es debido, como si estuviera destinado inexorablemente a la soledad. Uno de los momentos más espeluznantes del disco es el verso final de ‘Are We Alone Now’, que bien podría entenderse como las dificultades de una pareja con hijos para conseguir algo de intimidad. Pero, como una bomba de relojería, canta «Es una bendición, ser traído a este mundo en soledad / amar a alguien / y morir solo». Y duele, porque es verdad.
Calificación: 8,4/10
Lo mejor: ‘You Are Not Who I Thought I Was’, ‘Are We Alone Now’, ‘That’s All There Is’, ‘Why Would I Let You Go’, ‘Don’t Waste Your Time’
Te gustará si te gustan: Jens Lekman, Rufus Wainwright, Sean Nicholas Savage, Prefab Sprout.
Youtube: vídeo de ‘You Are Not Who I Thought I Was’