Esta semana ha vuelto a ser noticia ‘Merlí’ porque RTVE se la ha comprado. No la va a tratar tan bien como a ‘Killing Eve‘, seleccionada con un par de temporadas de retraso para el prime-time de La 1, sino que simplemente se podrá ver a demanda en Playz, el canal digital de la cadena pública, pero algo es algo: seguro que así prueba a más gente que no es el culebrón tipo ‘Poblenou’ que algunos de los que no vivimos en Catalunya imaginábamos.
La serie de TV3 después adoptada por laSexta ha vuelto a copar titulares porque además la noticia coincide con el Orgullo, pues ‘Merlí’ ha hecho bastante por la visibilidad LGTB+ a través de un par de los personajes del instituto en que se centra la trama. ‘Merlí’ es tan chula que Miss Caffeina le han dedicado un temazo y alguien con un perfil tan sui generis como Mala Rodríguez se ha declarado fan por el componente filosófico de su guión. El protagonista principal, el propio Merlí (Francesc Orella), es un revolucionario profesor de filosofía con un concepto bastante vanguardista de la libertad de cátedra, que inspira a una serie de alumnos adolescentes con las hormonas a flor de piel, recordando a Robin Williams en su papel de ‘El club de los poetas muertos’.
El valor de la enseñanza y de la educación pública son el fondo de una serie tierna, divertida, muy entretenida y no excesivamente lacrimógena, que se devora con una velocidad que ya quisieran muchas internacionales. Hay arquetipos muy manidos entre los adolescentes, alguno de los cuales igual te suena de un vídeo de Tame Impala producido por Canada. Tenemos al chico en una cueva enajenado, a la chica gordita que ni siquiera lo está tanto, al pijo… pero todos tienen su encanto: el director del instituto hasta el gorro de Merlí (Pau Durà), esa madre que se pasa la vida en el AMPA y no da ni palo al agua en el Cosmo Caixa (Marta Marco), L’Eugeni y su bar de country (Pere Ponce), La Coralina preguntando, ácida, «¿ya somos independientes?» (Pepa López), el pérfido padre del Pol Rubio que es el único que habla en castellano (Boris Ruiz)… no es que sean brillantes, sino que, como sucedía en otra enorme serie «coming of age», ‘Verano Azul’, son tan importantes como los considerados protagonistas de la serie. 9.
Tras un final que recuerda -por estilo, no es un «spoiler»- al de ‘A dos metros bajo tierra’, se ha estrenado en los últimos meses un «spin off» de ‘Merlí’ apellidado «Sapere Aude» que continúa exprimiendo el fenómeno. Y digo fenómeno porque el Pol Rubio, cuyo culo en la ducha es lo primero que vemos en esta nueva serie, tiene hasta un libro en el mercado llamado ‘Yo, Pol Rubio‘, que lógicamente no ha escrito el actor Carlos Cuevas sino el creador y guionista de la serie, Héctor Lozano. Abierta la franquicia… ¿para cuándo los supermercados Pol Rubio?
El mayor atractivo de «Sapere Aude» se supone que es la incorporación de María Pujalte, y así es claro en los primeros instantes, diluyéndose después la trama hacia lo que podríamos llamar la «elitización» de ‘Merlí’: nuevos personajes como el de Rai y su casoplón y el de Minerva y su beca parecen recién salidos de ‘Élite’. La serie fomenta así su componente sexy y aspiracional, flojeando en tramas sociales como la de la adicción al alcohol de Pujalte, que no puede estar más caricaturizada (aunque su hija Laura tiene sus puntos). También parece un complemento el rescate del personaje del Bruno, que no en vano no va a aparecer en la siguiente temporada para decepción del actor David Solans, quizá porque sabemos demasiado sobre su destino como para que sus partes tengan algo de «punch».
Lo que sí vuelve a tener a su favor ‘Merlí Sapere Aude’, volviendo al origen de la serie, a su encanto más primigenio, es el juego entre alumno y profesor: lo que puede significar para nuestro desarrollo un buen maestro que nos motiva y nos busca las cosquillas, a veces sirviéndose tan sólo de una rodaja de fuet. Ahora en la universidad, la serie continúa emocionando, resultando divertida y edificante, subrayando la importancia de la educación y la relevancia de aquel humilde profesor que, sin que nadie se lo pidiera, dio un giro para bien a tu vida cuando más necesitabas una guía ajena a tu núcleo familiar. 7,9.