JARV IS… / Beyond the Pale

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JARV IS… / Beyond the Pale

El título ‘Beyond the Pale’ está repleto de connotaciones tras su aparente sencillez. «The Pale» –traducido como «La Empalizada»– era como se conocía a la barrera que aislaba de los fieros nativos irlandeses a una Dublín regida por los ingleses en torno al año 1400. Entendido así, el nombre del nuevo disco de Jarvis Cocker puede leerse como «más allá de la barrera», de los límites de la comodidad, de lo segura y tranquila que se sobreentiende la vida de un hombre maduro como el que fuera frontman de Pulp. «Pale» significa también «pálido», «palidez», lo cual puede inferirse como «más allá de la piel», que podemos interpretar como una mirada espiritual a sus semejantes. O, siendo malpensados, puede tener una connotación de intimidad puramente sexual. Lo grande de Cocker y su nueva obra es que todo eso, como si de un funambulista poético se tratara, es válido a la hora de asimilar el disco de debut de JARV IS…

Desde su propio nombre, se hace evidente que JARV IS… es un grupo erigido en torno a la figura de Cocker. Pero lo cierto es que no sería preciso que figurara como su tercer disco en solitario post-Pulp, del mismo modo que ‘Room 29‘ era tan suyo como de Chilly Gonzales o que Relaxed Muscle era un proyecto compartido con Jason Buckle, con el que en verdad lleva colaborando muchos más años de los que duraron Pulp en activo (antes de su lucrativo regreso para actuar en directo, claro). Este músico, también oriundo de Sheffield y miembro de proyectos de segunda fila como All Seeing I o Fat Truckers, ya tuvo su papelito en ‘Jarvis‘ y ahora es miembro fundamental de este nuevo proyecto de Jarvis, produciendo con él mano a mano. Como también lo son las voces, teclados y cuerdas que aportan la reconocida arpista pop Serafina Steer y Emma Smith, y el bajo experto de Andrew McGuinney, contrastado miembro de The James Taylor Quartet (completa el combo Adam Betts a la batería). ‘Beyond the Pale’ es un disco coral que además se ha forjado a base de actuar en directo durante los últimos años y que de hecho se creó originalmente para actuar en el festival de Sigúr Ros en Islandia, a finales de 2017. Así, varias de sus composiciones han nacido de jam sessions interpretadas en diversos escenarios –incluyendo el Primavera Sound de 2019, donde tocaron por primera vez el tema que cierra el disco, ‘Children of the Echo’– y entre los que destaca un evento en el interior de una cueva ancestral en Derbyshire hace un par de años.

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Esa imagen, la de una fiesta musical en una cueva, es una pieza clave en la inspiración de este álbum, y no en vano hoy mismo se estrena un vídeo en directo del grupo interpretado «desde el centro de la Tierra». Según explicita en las notas del disco que facilita su sello, Cocker vivió algo cercano a una catarsis emocional durante una visita cultural junto a su hijo –para eludir el aburrimiento, en realidad– a una caverna situada en las afueras de su Sheffield natal. Era el dibujo de una cabeza de caballo pintada por un hombre del paleolítico, único vestigio pictórico que resistía en el yacimiento. «Ese esbozo en la pared de la pequeña cámara me emocionó», dice, explicando que quedó conmovido por la imagen de un ancestro creando uno de las primeras muestras de arte humano, logrando comunicarse con él muchos miles de años después. Es la inspiración fundamental para el single principal del disco, ‘Must I Evolve?‘, en el que, jugueteando con el darwinismo, se plantea una paradoja que puede tener una lectura vital y creativa: «¿Debo evolucionar? ¿Debo cambiar? ¿Debo desarrollarme? ¿Puedo quedarme como estoy?», se cuestiona. «Sí, sí, sí» o «no, no, no», le responde una voz como un eco. Sin embargo, esas preguntas se vuelven de repente prosaicas cuando el repaso a la Teoría de la Evolución se contrapone a un viaje lisérgico durante una rave celebrada en el interior de una cueva –en realidad, cuenta, fue en el año 89, en un túnel de emergencia de la autopista de circunvalación de Londres–, que acaba con él «arrastrando los nudillos mientras suena Frankie Knuckles» y «transpirando como un caballo después de una carrera al alba» tras bailar junto a su objeto de deseo.

La particular habilidad lírica de Jarvis para envolver de trascendencia un calentón –»Tú y yo nos marchamos y fundamos una nueva civilización», canta en ‘Save the Whale’– y, seguidamente, dotarlo de un giro cómico –»Pero, ¿cuánto vamos a cobrar por derechos de admisión?», remacha– que siempre le caracterizó (especialmente en la última etapa de Pulp, con el excelente ‘This Is Hardcore’) vertebra ‘Beyond the Pale’. Repletos de frases tan lapidarias como cómicas y sexys a un tiempo («No quiero bailar con el diablo, pero ¿te importa si (al menos) sigo el ritmo con el pie?» es una de muchas), es una delicia detenerse en unos textos que también abundan en las contradicciones de la madurez: querer divertirse y formar parte de eso que tan naturalmente envuelve a los jóvenes sin parecer patético –como plasma ‘Am I Missing Something?’–, rememorar vívidamente viejos romances que la otra persona no recuerda –’Swanky Models’ era también una tienda popular en el Londres de finales de los 80 y primeros 90; simpática y misteriosamente, ninguna de sus propietarias en la época vivió un affair con Jarvis, que le hubiera permitido conocer el espacio y su esencia tan bien como describe en la letra– o montarse una fiesta en la soledad del hogar escuchando viejos discos mientras su amada está por ahí con otro, quizá adentrándose a la fuerza en las mieles/hieles del poliamor.

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Eso es exactamente lo que cuenta el single más adictivo y rotundo del disco, ‘House Music All Night Long‘, aunque en realidad prediga con sorprendente precisión, al estilo Los Simpsons, las sensaciones y emociones que muchos hemos vivido durante el pasado confinamiento por la Covid-19. No está inspirada en la llamada distancia social, precisamente, puesto que ya fue interpretada en vivo hace más de un año, pero versos como «Fiebre del Sábado Noche en una cabaña / de la Nación House / Esto es «Una nación bajo un mismo techo» / ¿O no es verdad? / Maldigo esta claustrofobia /porque debería estar desnudándote / en el claro de un bosque / con el viento en tu cara / Y todo el mundo allí / escuchando música house toda la noche» casi duelen. Marca también el canon musical de ‘Beyond the Pale’, con una melodía de connotaciones melancólicas al más puro estilo de ‘Something Changed’ pero dotado de un impulso bailable que la convierte en un himno para pistas de club, creciéndose entre coros femeninos y aparentes guiños a Talk Talk (¿o no alude ese riff de teclado a ‘Such a Shame’?).

Mientras, Jarvis se erige en el papel a medio camino de sereno maestro de ceremonias y crooner seductor que domina y al que tan buenos réditos ha sacado y saca. Un papel de predicador del hedonismo y la sexualidad que se ve potenciado por el carácter epidérmico de la música de JARV IS…, que trasluce que su génesis está en los escenarios. Así lo evocan los crescendos y decrescendos de una vibrante ‘Must I Evolve?’ en la que conviven ecos de dub con palmas españoletas. O los arrebatos de psicodelia y free jazz de ‘Sometimes I’m Like Pharoah’, que juega con el nombre del maestro Sanders, pero en realidad ironiza sobre lo perverso de las típicas estatuas humanas en los centros turísticos de las ciudades. O ‘Children of the Echo’, una idea que acuñó Jarvis en un artículo sobre John Lennon, esgrimiendo cómo muchos (él incluido) somos un altavoz de los Beatles (y los 60) aunque no los vivimos en realidad; «pasemos página», concluía.

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Pero, a la vez, el tiempo ha dado a Cocker una serenidad que bien podríamos asemejar a la del tardío Leonard Cohen en la seducción solemne de ‘Swanky Modes’ y ‘Save the Whale’. Algo que también es mérito de los muy acertados contrapuntos vocales de Serafina y Emma, que rememoran a los que The Webb Sisters o Perla Batalla dieron al genio canadiense en distintas etapas de su carrera. En este caso, además, resulta especialmente estimulante en tanto que a menudo «dialogan» con Cocker en las canciones, dándole respuestas como si fueran su partenaire femenino o contradiciéndole como voces de la conciencia, dejando momentos hilarantes como los «yesyesyesyes»/»nononono» de ‘Must I Evolve?’ o ese «No shit, Sherlock» de ‘Swanky Modes’. Lo seguro es que con ellas, Buckle y compañía, Jarvis ha encontrado al fin un grupo de artistas que le llevan a rozar con los dedos –incluso por momentos a palpar con lascivia– la grandeza que alcanzó con Pulp 25 años atrás, y que se le había resistido en sus proyectos posteriores. Hasta ahora.

JARV IS… están confirmados como cabezas de cartel en la edición 2021 del festival madrileño Tomavistas, junto a Suede, León Benavente, Jessy Lanza y muchos más.

Calificación: 8,3/10
Lo mejor: ‘House Music All Night Long’, ‘Must I Evolve?’, ‘Am I Missing Something?’, ‘Save the Whale’
Te gustará si te gusta: los Pulp de ‘This Is Hardcore’, Leonard Cohen, la no-wave y el house de los 80.
Youtube: vídeo de ‘Save the Whale’

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