En estos 11 años en que no hemos tenido disco de Doves, el concepto de banda popular británica «diferente» ha evolucionado. Entiéndase como «diferente» aquella que no tiene las aspiraciones comerciales de Coldplay pero tampoco le hace ascos a actuar para cuanta más gente mejor en Mallorca y Benicàssim. Hemos conocido a alt-J, que han publicado hasta 3 álbumes en este lapso, nos ha dado tiempo a terminar de enamorarnos de Wild Beasts y a desenamorarnos cuando se separaron; ha desarrollado su carrera gente como Foals y Everything Everything, cada uno en su estilo… y Doves casi se nos había olvidado que habían existido. Como traumatizados por el Mercury Prize otorgado a Elbow en 2008, su álbum de 2009 era el último hasta ahora.
‘The Universal Want’, producido por Dan Austin igual que el anterior, más que buscar el nuevo himno que levante a una generación contra la moda imperante como lo fue ‘Pounding’ -recordemos por un momento qué música estaba realmente de moda en los 2000-, es una reflexión sobre la vida adulta. Un alarde de serenidad desde el punto de vista compositivo, mientras en el plano lírico el grupo nos invita a tomar las riendas de nuestra vida (‘Carousels’) y se lamenta de la «insatisfacción» en la mediana edad (‘Broken Eyes’).
En este álbum de 10 pistas pero casi 50 minutos de duración, Doves han cuidado especialmente los desarrollos. Si la gracia del mencionado clásico ‘Pounding’ eran los teclados que emergían, vitales, en el suspiro final, aquí se recurre habitualmente al mismo truco, lo cual no quiere decir que el disco esconda poca sorpresa. ‘Broken Eyes’ recurre a las cuerdas y ‘Cathedrals of the Mind’ a una comunión de efectos y sintetizadores; el corte titular se lleva la palma incorporando una sección nada menos que de acid en sus últimos segundos. Las voces tratadas de ‘I Will Not Hide’ y los teclados a lo Kraftwerk de ‘Mother Silverlake’ son el escudo de Doves contra la autocomplacencia.
Y les sale bien. El sonido Doves continúa siendo exquisito, atemporal y ajustado a la temática, en canciones que pueden ser mínimamente pop como los primeros Radiohead (‘Prisoners’), mínimamente crepusculares (‘Cycle of Hurt’) y mínimamente rarunas (‘For Tomorrow’). El mensaje en cambio es mucho menos sofisticado, cuando ‘Prisoners’ habla sin mayor complicación de ser «prisioneros de nuestros tiempos» y los textos son tan básicos como «no soy malo, solo quiero que me quieran» (‘Mother Silverlake’) y «no puedo evitarlo si no me siento satisfecho» (‘Broken Eyes’).
En contraste con la complejidad de la música, las letras se aferran a la simpleza del pop, pero sin consentir que las canciones sean tan inmediatas como en sus primeros dos discos. Celebramos la base rítmica de ‘Carousels’, el trabajo en las guitarras de ‘I Will Not Hide’ y ese momento en que en ‘Cathedrals of the Mind’ parece que va a salir un drum&bass; echamos únicamente de menos un nuevo ‘There Goes the Fear’.
Calificación: 7,1/10
Lo mejor: ‘Universal Want’, ‘Prisoners’, ‘Carousels’
Te gustará si te gusta: Radiohead, Elbow, Foals, Primal Scream
Youtube: vídeo de ‘Prisoners’