La prensa no se quiso perder de qué manera Concha Velasco dio el testigo de la presentación de ‘Cine de Barrio’ a Alaska, y no han faltado medios que nos informen sobre las palabras más significativas de Concha, despidiéndose de los fans a los 80 años y después de 10 al frente del programa: «Yo la cabeza la tengo muy bien puesta y sé que hay que dejar las cosas en su momento, y sé que este es el momento». Alaska también estaba a la altura: «Como seguidora del espacio, y como fan devota tuya, esto es un regalo, y lo sabes. Muchas gracias, dejas el listón muy alto».
Pero más interesante que estas declaraciones, es leer entre líneas sobre lo que allí se dijo, qué película se escogió para dar este testigo y qué pistas nos puede dar sobre el futuro del ciclo. Mientras las películas de semanas anteriores habían sido ‘Un rayo de luz’, ‘Las chicas de la Cruz Roja’, ‘Hermana, ¿pero qué has hecho?’ y ‘La tonta del bote’ (también ‘La reina del Chantecler’ de Sara Montiel), este sábado nos desplazábamos a 1973. ‘Las señoritas de mala compañía’ nos mostraba a Concha Velasco trabajando en un burdel de pueblo disfrazado de pensión un par de años antes de la muerte de Franco y el destape. El cambio respecto a la película de la semana anterior de Marisol era radical.
No es la primera vez que se programa algo así en Cine de Barrio, pero ‘Las señoritas de mala compañía’ fue seguro que deliberadamente un puente entre Concha Velasco y Alaska en varios sentidos. El programa se mostró atrevido despidiendo a Concha Velasco con un montaje especial sobre todas las veces que había hecho de “pilingui” (sic). La actriz, que ha protagonizado numerosas obras de corte feminista como la serie de televisión ‘Yo, una mujer’, y ha declarado en varias ocasiones que para ella su profesión es igual o más importante que sus hijos, se jactó frente a 1 millón de espectadores de ello y además presumió de haberse pedido ella misma el papel de Dominga en dicha película.
En el montaje aparecían líneas suyas como «pareceré una zorra, pero soy moderna» de ‘Los gallos de la madrugada’ (una de esas pelis que han podido verse antes en el ciclo) y otras perlas empoderadoras sacadas de cintas como ‘Yo soy Fulana de Tal’. A su término, Concha Velasco dejó unas palabras que misteriosamente han pasado desapercibidas, pero sobre las que merece la pena volver porque son para enmarcar: «He sido puti, se me da bien, lo hago con conocimiento de causa». Esto es lo que yo llamo cerrar un ciclo de tu vida por la puerta grande.
En cuanto a Alaska, se presentó al director de la cinta, José Antonio Nieves Conde, recordado por ‘Surcos’ (1951), como un afiliado a la Falange al que le gustaba tocar las narices al régimen, recordando que tuvo que terminar lidiando con la censura porque se le consideraba un artista «difícil». ‘Las señoritas de mala compañía’, sin ser una obra capital en lo cinematográfico, se mueve por territorios contradictorios de los que le encantan a Olvido Gara, en general crucificada por su amistad y colaboraciones con Federico Jiménez Losantos.
Por un lado, la película muestra una dulcificación de la prostitución lamentable; por otro, se atreve a mostrar fetiches sexuales ante un público que igual los desconocía: José Luis López Vázquez y Esperanza Roy están bastante graciosos vestidos de marinerito y bombera, entre otros. Por un lado, ofrece una cara amable de la iglesia; por otro, el lado más rancio de la doble moral franquista queda totalmente expuesto en su hipocresía. En una escena escuchamos al cura del pueblo apelar a la verdadera “moral cristiana y al amor al prójimo”, y alguien le responde: “habla usted como un primo mío que era un poco rojillo”. Si esta va a ser la línea que seguir frente a la audiencia, es fácil imaginarse a Alaska frotándose las manos.