‘El ferrocarril subterráneo’ (Literatura Random House, 2017), premio Pulitzer y National Book Award (sexta vez en la historia que un escritor los consigue con la misma novela), hizo de Colson Whitehead una estrella de las letras americanas. El libro se convirtió en un inesperado best seller (gracias también a prescriptores célebres como Obama y Oprah) y sus derechos fueron comprados por Amazon para adaptarla en forma de serie (la está rodando Barry Jenkins, el director de ‘Moonlight’ y ‘El blues de Beale Street’).
Con ‘Los chicos de la Nickel’ (publicada hace dos meses también por Literatura Random House) la historia parece repetirse: otro Pulitzer, otro exitazo de ventas y ¿otra adaptación? No sería raro. Cuenta el escritor neoyorquino que esta novela surgió como reacción ante la elección de Trump como presidente y a la sucesión de casos de abusos de policías contra afroamericanos que fueron alimentando el actual movimiento Black Lives Matter. De hecho, Whitehead no pensaba en escribirla (o no todavía), pero las circunstancias históricas le “obligaron”.
Pero que nadie busque oportunismo aquí. La respuesta de Whitehead a la realidad que llamaba a su puerta es todo menos evidente y populista. Al contrario, es sutil, comprometida y cuidadosamente elaborada. El autor se inspiró en una noticia que salió a la luz en 2014: el descubrimiento de más de 80 cadáveres de niños, la mayoría afroamericanos, enterrados en el jardín del reformatorio Dozier, en Florida. La institución, creada en 1900 y gestionada por el gobierno, cerró sus puertas en 2011 después de que se encontraran las primeras evidencias de casos de malos tratos. Lo que los investigadores descubrieron cuando profundizaron fue un infierno: 111 años de torturas, violaciones y asesinatos en nombre de la disciplina y la reinserción social.
‘Los chicos de la Nickel’ narra un caso muy habitual en la historia de EEUU: la del ciudadano que se encuentra con la policía en el sitio y momento equivocados y con el color de piel “incorrecto”. Ambientada en su mayor parte en la década de los sesenta, en pleno movimiento por los derechos civiles, la novela está protagonizada por dos “chicos de la Nickel”. Uno idealista, que confía en la capacidad del ser humano para cambiar el mundo plantándole cara a las injusticias; y otro pragmático, que cree que es más fácil sobrevivir a base de astucia que creyendo en la existencia de una justicia poética (o divina o kármica o practicada por un Atticus Finch) que terminará por castigar a los malvados.
En esa dialéctica entre la esperanza y el realismo se sustenta esta fabulosa novela, escrita con una prosa tan clara, precisa y elegante como un discurso de Martin Luther King. Una historia de iniciación y denuncia, de lucha y huida, que recrea con maestría el pasado para explicar con lucidez el presente. Y por si eso fuera poco, ‘Los chicos de la Nickel’ tiene uno de los finales más extraordinarios de la literatura reciente. 8,7. Disponible en Amazon o en tu librería de barrio favorita.