Flos Mariae, el grupo de pop ultracatólico de Barcelona que ha coqueteado con la música industrial, el electroclash o con el k-pop para asombro de media España y admiración (irónica o no) del youtuber y divulgador musical Jaime Altozano, ha anunciado su disolución. Un desacuerdo entre dos mitades de la formación ha llevado a esta decisión.
Cuatro de las siete hermanas Bellido Durán han explicado la decisión en un vídeo subido a su propio canal de Youtube, «4 Hermanas Bellido Durán», en el que indican que las «otras componentes tomaron unas decisiones erróneas y rompieron el grupo», por lo que «no nos quedó otra alternativa que romper nuestra promesa y dejar» la formación. La promesa a la que se refieren es la de continuar con la banda después de que su madre falleciera a consecuencia de un cáncer, ya que Flos Mariae nació a partir de una promesa que estas realizaron a la Virgen María: si su madre sanaba, ellas creaban el grupo. La matriarca se curó, pero poco tiempo después recayó y murió, no sin antes pedir a sus hijas que continuaran con la banda a pesar de su ausencia.
En el mismo vídeo, las chicas confirman que Flos Mariae «se ha roto para siempre» y que, aunque el resto de componentes siga utilizando el canal oficial de Flos Mariae para subir contenido, la banda «ya no es lo que era». Las cuatro hermanas señalan que no guardan rencor al resto y que las han «perdonado» a pesar de haberse «equivocado en sus decisiones», pero que «con lo que han hecho, esto ya no tiene arreglo», y recuerdan que «Flos Mariae era algo maravilloso que hacíamos con mucho cariño».
El adiós de Flos Mariae queda bien reflejado en el vídeo de dicho comunicado, en el que las chicas hablan desde el interior de un coche para romper totalmente la ilusión creada por sus delirantes videoclips. Flos Mariae dejan un repertorio de melodías desafinadas, letras cristianas imposibles y ritmos electrónicos siniestros que ha fascinado a muchos por su sinceridad y falta absoluta de pretensiones y por su total desinterés por las reglas convencionales. Lo más parecido a un caso ‘The Room’ que ha conocido nuestro país, pero en versión pop.