“Más triste, más sola y más enfadada”. Esta frase, que recuerda a aquella portada de Terelu, podría ser de cualquiera de nosotros para referirnos a cómo nos tiene la situación actual, pero es también la que eligió Candela Peña para describir a la protagonista de ‘Hierro’ en esta segunda temporada. La serie de Movistar que os recomendamos hace dos años nos encandiló por varios motivos, pero quizás el principal era su protagonista: la jueza de Candela Peña podría estar investigando en El Hierro o en Coria del Río, que nos seguiría interesando por su actitud y su intuición. Pero es que además El Hierro es protagonista también de la serie y no solo circunstancia. Y es que además está el mano a mano con Díaz, ese co-protagonista interpretado magistralmente por Darío Grandinetti.
Todo eso volvemos a tenerlo en esta segunda temporada, y especialmente la serie se sale con el último punto que comentábamos: hay dos conversaciones entre Grandinetti y Peña que son una delicia (una a la mitad, otra muy cerca del final) y que sintetizan las diferencias entre sus personajes y, a su vez, qué es lo que les une y lo que hace que este amor/odio tenga sentido. “La vida, a veces, se vuelve muy cabrona” dice la jueza en otro momento crucial, y en eso estaría de acuerdo su némesis Díaz.
Y de nuevo tampoco decepcionan los secundarios: quizás el personaje de Iris Díaz queda más desdibujado, pero Kimberley Tell brilla más si cabe aquí, y es increíble lo que hacen las más pequeñas, Helena Sempere y Naira Lleó. Incluso la figura del “Big Bad” vuelve a ser un acierto, aunque sea complicado suplir a aquella Antonia San Juan pasada de vueltas. Aquí se ha optado por un ‘Superman II’: a falta de un sustituto, tres. Tenemos a Matías Varela como el empresario por el que comienza la trama de la temporada, al hijo de Samir (Enrique Alcides) recordando a Evan Peters en ‘Cult’, y desde luego al que se lleva la palma: Clara, el personaje interpretado por Celia Castro, a quien compramos desde su primera aparición en pantalla. A todo esto hay que sumar la cuidadísima ambientación y fotografía de la serie y una trama que, aunque es más dispersa que en la anterior, funciona cuando llegamos al desenlace (un puntazo ese paralelismo entre la lucha y la Bajada de la primera temporada).
En definitiva, los hermanos Coira (Jorge en dirección, Pepe en guión) vuelven a entregar un producto muy mimado que no inventa nada y aún así destaca y se hace con el cariño del público; no en vano, es la serie original más vista de Movistar. A pesar de ello, ya se ha confirmado que ésta será la última temporada: sus creadores no quieren saltar el tiburón y que aquella pequeña isla acumule más cadáveres que la laguna de ‘El Internado’. Lo cual tiene sentido en una serie que, sin renunciar al entretenimiento, prefiere el realismo al efectismo, la humanidad a lo procedimental. Prueba de ello es uno de los mejores momentos de esta segunda tanda, esa escena del coche coronada por un “¡yo qué sé, es la primera vez que me intentan matar!” que resume a la perfección el espíritu de ‘Hierro’ y los motivos por los que se va por la puerta grande. 7,5