Love of Lesbian: «La autocensura es lo peor que le puede pasar a la creación»

Santi, Julián y Oriol hablan de 'V.E.H.N.', la autocensura, Miguel Bosé, la adicción a las redes, Bunbury...

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Love of Lesbian: «La autocensura es lo peor que le puede pasar a la creación»

En estos días de entrevistas por Zoom, me alegra poder reunirme con Love of Lesbian en un estudio de Barcelona para hablar cara a cara sobre su recién publicado nuevo disco, ‘V.E.H.N. (Viaje épico hacia la nada)’. El grupo viene de tocar para casi 5.000 personas en el Palau Sant Jordi, en un concierto histórico realizado a modo de experimento social mientras continúa la pandemia y, sumándole a este concierto la salida de su disco, tiene bastante que contar. Santi Balmes, Julián Saldarriaga y Uri Bonet (faltan Jordi Roig y Ricky Falkner) me reciben después de haberme sometido a la PCR de rigor y la entrevista coge ritmo en cuanto Santi vuelve al estudio después de salir a la calle para fumarse un cigarro.

¿Qué os pasaba por la cabeza antes del concierto masivo?
Julián: «Cuando nos llegó la propuesta nos asustó un poco, conocíamos el experimento previo de la Sala Apolo y sabíamos que había salido bien, pero teníamos miedo de dar ese paso de 500 a 5.000. No queríamos ser conejillos de indias, le dimos muchas vueltas… El primer día de primeras fue un «no», porque íbamos a empezar la gira, estábamos a punto de sacar el disco e íbamos a dinamitar la estrategia que estábamos planeando, porque el disco iba a salir primero en marzo, después se aplazó a octubre y después a abril. Pero al final vimos que estaba todo muy bien atado en todos los aspectos, y entonces nos comprometimos a hacerlo lo mejor posible. Al final el disco habla de ser valiente y dar pasos y entendimos que, mejor que quedarse en casa a esperar que alguien solucione el problema, es ser parte de la solución. Estábamos siendo coherentes con la temática del disco: no quedarse estancado en el miedo y ser parte del cambio».

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¿Cómo recordáis los minutos antes y después?
Uri: «Fueron días muy intensos. Llegamos dos días antes al Palau, hacía año y medio que no tocábamos y que no veíamos a los músicos, y lo que hubiéramos hecho normalmente en dos o tres semanas lo tuvimos que hacer en dos tardes en el Sant Jordi. Pasamos de 0 a 300 en muy poco tiempo».
Julián: «Nos sorprendió que el público llegó con mucho tiempo, de fondo sonaba ‘Revolver’ de los Beatles y la gente cantaba las canciones como si fuera un grupo telonero. Se notaba la electricidad que había. Se emitían unos vídeos de la comunidad científica y la gente los jaleaba como si fueran estrellas del rock. Al día después estábamos en las nubes».

Santi: «El disco es una crítica -y también una autocrítica- a una sociedad que está en un punto enfermizo»

(Santi vuelve de fumarse un cigarro) Santi, no sé si quieres añadir algo con respecto al concierto.
Santi: «Tengo que asimilarlo aún, el embudo está a medio vaciar. Yo no proceso las cosas al instante, necesito un tiempo. En muchos casos, hacer canciones es mi manera de hacer una sinopsis emocional de lo sucedido. El concierto trascendía a nosotros, era tanta la responsabilidad y era tanta la sensación de que era un momento histórico que realmente no estábamos preparados… Yo, sobre todo, estaba preocupado por que la gente no se quitara las mascarillas y eso no diera pie a una foto capciosa, que en tiempos de las redes sociales, eso te puede hundir. El público se comportó de manera excepcional».

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Habéis dicho que ‘V.E.H.N.’ es vuestro disco «más de protesta», pero en realidad es bastante reflexivo y personal. ¿Contra qué protestáis exactamente?
Santi: «Contra el ruido de fondo que intoxica tu manera de pensar, o que refuerza ciertas ideas… A veces has creado unos criterios de búsqueda de según que temas o personas de los que ya no sales, y solo consigues reafirmarte en tus ideas, en tus odios y en tus «haterismos» y en extremar todo eso. El disco es una crítica -y también una autocrítica- a una sociedad que está en un punto enfermizo, que se engancha a series pero hace un tuit y ya se piensa que esta haciendo la revolución».
Julián: «Cuando eres pequeño tienes la idea de que la gente mayor es la que tiene la capacidad de liderar el mundo, pero luego te das cuenta de que eso no es verdad. Hay muchos incompetentes en posiciones de poder. También da rabia cuando piensas diferente, vistes diferente… y eso se critica o se señala con muy mala baba, desde el anonimato de las redes. «V.E.H.N.» no es un disco protesta pero sí habla sobre sacudirte las malas pulgas que te genera un ambiente como el de ahora, tanto aquí como afuera».
Santi: «A veces se busca más el golpe de efecto que (una buena) gestión, sobre todo la derecha más vociferante que le da al populismo, y que solo busca contentar a los suyos con movidas muy extrañas que solo enrarecen el ambiente y que a la práctica no nos llevan a atajar los problemas. Es todo ruido. Nosotros podemos hablar de lo que nos indigna, pero nuestro territorio es el emocional, y ahí es donde nos sentimos fuertes, y eso es transversal y trasciende cualquier ideología».

Julián: «Nuestra generación de bandas y las que han venido después intenta no meterse en fregados para caer bien a todo el mundo»

En ‘Eterna revolución’ mencionáis «Barbaria», el «blanqueamiento del racismo», etc. Este tema es muy importante dentro de vuestro discurso.
Santi: «‘Eterna revolución’ pretende llamar la atención a lo fácil que cala el discurso de señalar a los enemigos. Da la sensación de que hay parte de la sociedad que necesita odiar algo y que necesita odiar algo en concreto, no les puedes decir que la situación es más compleja de lo que creen…»

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¿Visteis ‘Lo de Bosé‘?
Santi: «Es complicado… Yo acepto lo que dice y ya está pero no le doy ninguna importancia. El problema está en sobredimensionar la cosa. Que Miguel Bosé sea mediático no significa que sea experto en todo. A veces intentas ver nexos en común pero es todo vacuo… ¡24 horas hablando de Bosé! Y al día siguiente estamos con otro trending topic. Es todo un absurdo que sirve para rellenar vacíos estúpidos».
Julián: «Tampoco es nuevo, a Soziedad Alkoholika les han vetado en varios sitios, Loquillo también se ha quejado… Es difícil en la actualidad tener una opinión contraria y no salir indemne. Yo procuro no ser equidistante pero, por otro lado, parece que ese perfil «bienqueda», tan odioso, es al final el que te permite desarrollar su trabajo libremente. Cuando te dicen, como músico, que no te metas en política yo pienso: ¿cómo seria decirle eso a Bob Marley o a Bob Dylan? Nuestra generación de bandas y las que han venido después intenta no meterse en fregados para caer bien a todo el mundo».
Santi: «No digo que haya que coartarse, nosotros haríamos las cosas de la misma manera (en cualquier otra circunstancia) porque no nos gusta el mal gusto, pero a veces te censuras cuando te salen las mejores metáforas para burlar eso. Algo que seguramente el trovador también hacía en la edad media… La autocensura es lo peor que le puede pasar al mundo de la creación. Tampoco hace falta estar opinando continuamente sobre todo. Hay gente que da la sensación que hace menos novelas de las que debería estar haciendo porque pasa demasiado tiempo en Twitter. Y debería ser lo contrario, permanecer aislado el mayor tiempo posible de las redes porque lo único que hacen es enfermarte».

En ‘Crisálida’ decís que la especie humana se debería extinguir. Os iba a preguntar si sois pesimistas con respecto al futuro de la humanidad, pero me parece que no mucho.
Julián: «Los seres humanos nos tenemos en demasiado buen concepto y el mundo no va a desaparecer cuando nosotros muramos. Somos una especie más, por mucho que temamos el fin del mundo por el cambio climático, si desaparecemos la vida a seguir».

¿Habéis visto ‘Cosmos’?
Julián: «Sí, esa serie lo deja todo muy claro».

Decís que habéis entrado a grabar mas limpios mentalmente, que habéis madurado. ¿En qué sentido?
Julián: «La madurez no es un tanto que nos podamos apuntar nosotros, pero con el tiempo hemos aprendido a pulir errores. Por ejemplo, antes pensábamos que, cuanto más pistas metíamos en una canción, mejor iba a ser, pero luego te das cuenta de que no es así. Con este disco hemos intentado no suplir esas carencias con mas música, mas detalles, y eso nos ha permitido ir más a la síntesis, que es un ejercicio más complicado, de desaprender».
Santi: «Es un ejercicio de discriminación muy sano. Es como escribir, te pasas días editando, escribes una página que te encanta y la tienes que eliminar porque no encaja con el resto del libro… A veces te conviertes en una especie de exterminador de ti mismo».

Santi: «Los seres humanos nos coartamos porque vivimos como autómatas, mucho más de lo que pensamos»

¿De dónde viene la necesidad de ser mas «contundentes» en este disco? ¿Os habéis cansado de hacer disco conceptuales?
Santi: Bueno… no creo que sean conceptuales, creo que son discos que tienen una temática, unas palabras y unos conceptos obsesivos que se corresponden con las preocupaciones que hemos tenido en los últimos años. Eso se termina englobando en lo conceptual. Que tampoco pasaría nada si lo fueran, que a veces parece que los discos conceptuales están un poco denostados porque parecen muy ampulosos…»
Uri: «Lo que sí es cierto es que hacemos obras completas. Quizá no son conceptuales pero sí tienen sentido como unidad».

¿’Viento de oeste’ y ‘El paso’ están relacionadas? La primera parece hablar de una crisis de inspiración, y la segunda de un reencuentro con esta.
Santi: «‘Viento de oeste’ es un recordatorio de lo que tiene que ser esto de la creación, que es un proceso espontáneo y que, en una vida marcada por la rutina, puede ser poco creativo. A menudo tienes que buscar diferentes maneras de afrontar el proceso compositivo, no ir siempre por los mismos caminos. «Tocar» en inglés es «play», en francés es «jouer»: tiene un significado más lúdico. A partir de esta información hay que buscar nuevos caminos. (En cuanto a la frase «algo en ti grita cambia de vida») ¿Qué pasaría si empezara a hablar con este anciano que está solo para que este me explicara una historia? Los seres humanos nos coartamos porque vivimos como autómatas, mucho más de lo que pensamos. A veces pienso: cómo molaría dejarte llevar durante un año entero, como una especie de animal… Te cambiaría la vida. ¿A cuánta gente conocerías? Y ‘El paso’ es un ejercicio de «auto-tranquilidad», un recordatorio de que vamos bien, de que después de toda la matraca emocional que nos hemos pegado, hemos llegado a nuestro destino».

El disco vuelve a hacer uso del humor. Siendo tan personal, ¿era especialmente importante para vosotros matizar las letras con ese humor?
Santi: «Es como esa ama que, en una noche de bondage, puede darte con el tacón y luego jugar con una pluma contigo… Todo está permitido. Al final, ese humor pasa por dominar cientos aspectos del lenguaje para manejar varias sensaciones a la vez y no estar cagando mármol todo el rato, que es odioso. Lo mismo que estar todo el rato en un circo permanente. Creo que hemos encontrado un equilibrio bastante divertido».

¿Qué ha inspirado ‘El mundo‘? Es muy tradicional.
Santi: «Es una reivindicación de la realidad 4D, 5D o 6D, o como quieras llamarlo, que nos envuelve, y en la cual pasamos cada vez menos tiempo. Nos pasamos el día mirando Netflix en un mundo ficticio. ‘El mundo’ se me ocurrió mirando un árbol en mi casa, iba más fumado que una rata y pensé: ¿y si son los árboles los que crean el viento? Hoy escuchaba en la radio a alguien que decía que la gente joven ya no mira ni un partido de fútbol entero. Les llega todo como por osmosis y a nosotros también nos está pasando».
Julián: «Tengo compasión por los niños que han nacido con los móviles. Nosotros como generación bisagra aún sabemos lo que es no usarlos».
Santi: «Mi cosa conspiranoica miguelboseniana es que creo que va a haber denuncias por ceguera dentro de 20 años».

Santi: «No entiendo que se dé tanto bombo a la opinión de una persona que no tiene nada que ver con su profesión»

Bunbury ha sido noticia por dar coba a las teorías conspiranoicas sobre la covid. Vosotros habéis sido críticos con las «fake news». ¿Ha habido algún tipo de conflicto a la hora de incluir la colaboración en el disco?
Santi: «No. Nosotros somos especialistas en filtrar las informaciones que nos llegan para centrarnos en las razones por las que admiramos a esa persona».
Julián: «También sucede que la gente tiene graves problemas de comprensión lectora, porque Enrique lo que denuncia es la falta de libertad en el hecho de ponerte una mascarilla. Él no niega que el virus exista, sino que no soporta tener que llevar la mascarilla. Si lo piensas es un incordio, es una coacción a la libertad porque no respiras bien ni se te entiende bien cuando hablas».
Santi: «Lo que no entiendo es que se dé tanto bombo a la opinión de una persona que no tiene nada que ver con su profesión. Yo si quiero saber sobre casas le preguntaré a un arquitecto y si quiero saber de cine le preguntaré a (Paolo) Sorrentino».

Me extraña que os sorprenda porque al final Bunbury no deja de ser un referente, y por tanto representa la opinión de mucha gente.
Julián: «Él no se ha erigido como representante de nada».
Uri: (Enrique) es responsable de sus opiniones».
Julián: «Es como cuando a Dylan le auparon como icono de lucha contra Vietnam o por el pacifismo y él se apartó, o cuando cogió la guitarra eléctrica y la gente se enfadé porque él supuestamente era representante de lo folk».

¿Cómo surge la colaboración con El Columpio Asesino?
Santi: «Por coleguismo de encontrarnos por festis durante mucho tiempo. Cris es puro candor y empatía pero a la vez tiene esa cosa de macarra que es maravillosa».
Julián: «Nos encanta la sinceridad de la banda, su poco miedo a aparentar algo que no son, sus letras no esconden nada. Veíamos que ‘Catalunya Bondage’ necesitaba un extra de lo que tienen ellos, esa cosa «cool» dejada, que parece que no quieren hacer las cosas».
Santi: «Álvaro solo canta lo de «gente muy fea me rodea en semicirculos». Cuando salió este cacho pensamos que esto lo tenía que hacer «El Columpio».

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