Lorde se ha pegado un batacazo importante con ‘Solar Power‘, el primer avance del álbum que publica el 20 de agosto. El tema ha salido ya del top 100 de singles de Estados Unidos, está a punto de hacerlo de la tabla británica pues acaba de caer del número 66 al 87, y en la lista española nunca ha llegado a entrar, ni siquiera en su primera semana. Se puede pensar que Lorde es una artista de álbumes más que de singles pero el alcance comercial de ‘Solar Power’ es a todas luces decepcionante.
Al margen de la repercusión de ‘Solar Power’ esta nueva era de Lorde está siendo un poco extraña… también debido a las cartas que la cantante está enviando a sus seguidores regularmente a través de su buzón oficial. Dichas cartas ayudan a enriquecer el universo que está creando Lorde en esta nueva etapa de su carrera, llena de luz solar, felicidad y despreocupación, pero depende de quien las lea provocan una sensación incómoda o quizá directamente envidia. En ellas, Lorde describe su privilegiada vida como si fuera una autora de novelas que vive durante los felices años 20, pero distanciándose a su vez de ella, como si le pillara por sorpresa.
Un ejemplo es el texto que ha publicado en las últimas horas: en él, la neozelandesa explica dos momentos de «choque cultural» que ha vivido recientemente tras mudarse de Nueva Zelanda a Estados Unidos. En el primero «entra en un hotel de lo más lujoso» y llama a su mánager emocionada para preguntarle si no se ha equivocado de hotel porque «parece demasiado caro»; y el otro tiene lugar durante un rodaje al aire libre, donde «todo el mundo sudaba e iba en tejanos y parecía gente normal, y yo llevaba un bolero top de Prada». Lorde viene a querer decir que se siente «como una friqui» vestida con prendas caras y no como una persona de a pie como la mayoría de la población porque «la vida de las estrellas del pop es ridícula y extravagante y está muy centrada en el aspecto físico».
En otro texto, la autora de ‘Melodrama‘ nos habla de su preocupación del día: qué cocinar. Se cambia el bañador «por una prenda ligera, un camisón vintage de Dior, quizás», es decir, lo primero que ha encontrado en el armario así sin pensárselo mucho. Empieza a «preparar pequeños platitos con aceitunas Castelvetrano y con hinojo en escabeche y con sardinas y con este queso de oveja llamado Devoción, ¿no es este un gran nombre para un queso?» De repente la gente aglomerada en la piscina «pone música mientras disfruta una copa de mezcal». ¿Desde cuándo Lorde vive en ‘El gran Gatsby’? ¿Hay entradas? ¡Yo también quiero!
Lorde es una gran escritora, pero si su intención con estas cartas es acercarse a sus fans, y de hecho lo es, ¿no consigue el efecto contrario cuando parece que viva literalmente en otro planeta? ¿Por qué le parece interesante hablarnos sobre sus «jardines que explotan con flores y abejas» y sobre la «gente rica que toma el sol» que la rodea? El problema ni siquiera es que Lorde escriba sobre lo rica y afortunada que es, sino la culpabilidad subyacente por serlo que desprenden sus cartas. La condescendencia de que nos hace un favor «iluminando» nuestra vida con sus historias. Este meme, colgado en el foro de Lorde, no puede expresarlo mejor…
— Ainhoa Marzol (@ainhoamarzol) July 13, 2021