Maika Makovski: «Que solo reinen dos tipos de música es de una pobreza preocupante»

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Maika Makovski: «Que solo reinen dos tipos de música es de una pobreza preocupante»

Spoiler: el regreso de ‘La Hora Musa‘ sigue en el aire. Volverá, pero no de momento. Su presentadora, Maika Makovski, que antes de ponerse al frente de este programa de música en directo de La2 ya era una artista de renombre por su cuenta, ha publicado este año ‘MKMK‘, un nuevo disco en el que la amiga y otrora colaboradora de John Parish (productor de PJ Harvey) sigue explorando su gusto por la música rock de raíz americana… hasta el punto de haberse ido a Arizona a grabarlo. Segundo spoiler: no ha sido la mejor de las ideas. Charlamos con Maika sobre ‘MKMK’, Tucson, su trabajo con Asier Etxeandia, esa curiosa portada… y sobre ‘La Hora Musa’. Tercer spoiler: también sobre el fenómeno Måneskin. Maika presentará ‘MKMK’ este viernes 17 de septiembre en el Tomavistas Extra de Madrid junto a Rufus T Firefly.

¿Has podido presentar tu disco como querías?
Todavía no he podido. Ha ido todo un poco escalonado. Íbamos a sacar el disco el año pasado y decidimos seguir adelante con los conciertos que seguían en pie, así que antes de que saliera el disco ya lo habíamos tocado, pero yo tenía una serie de ideas de vestuario, de escenografía y de luces que no estábamos pudiendo llevar a cabo. Ahora estamos llegando a esa visión.

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El disco tiene mucha energía, está pensado para el directo aunque la producción también está muy cuidada.
Cuando lo estaba escribiendo me imaginaba a mi banda al lado y al público en frente escuchando la música de esa manera que ya no se ve. Sin embargo, la vida siempre se encarga de darte sorpresas y este caso no ha sido una excepción. Ahora el directo se vive diferente, sentado y con mascarillas, pero la experiencia es potente también. La energía que llega de fuera es muy bestia. La gente tiene tantas ganas de música, de vivir en general, que eso se termina transmitiendo.

¿Qué destacas de haber viajado a Arizona para grabar el disco?
Por un lado destaco haber podido reconectar con Howe Gelb, a quien conocí hace mucho tiempo… Y, por el otro, haberme dado cuenta de que, quizá, no necesitaba irme tan lejos para grabar el disco (ríe).

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¿De verdad? ¿A qué te refieres?
Yo siempre he hecho lo que he creído que es mejor para la música y muchas veces he acertado. Por ejemplo, no me arrepiento en absoluto de haberme ido a Inglaterra a grabar con John Parish. Pero viajar tan lejos tiene una doble cara: por un lado es poco ecológico y, por el otro, la diferencia horaria hace que te pases el día grogui intentando hacer la mitad de lo que harías si estuvieras descansada. También te das cuenta de que la única diferencia que existe entre los buenos músicos de Estados Unidos y los de España es que los de Estados Unidos no dudan de sí mismos.

¿Te refieres a que, cuando haces una música inspirada en la americana siendo española, te preocupa no sonar auténtica?
Yo no tengo esas preocupaciones pero lo veo mucho en los músicos con los que he tocado alguna vez, que dudan de su nivel. Sin embargo, la idea del error en la música es muy relativa y, en realidad, los músicos españoles no tienen nada que envidiarles a los americanos ni a nivel técnico, ni en sabiduría, ni en cultura musical. Así que, cuando viajé a Tucson me di cuenta de que no me hacía falta irme a buscar músicos fuera. Yo no hago música «de género» como tal y muchas veces es más importante conocer al artista con el que tocas que conocer determinado género al dedillo.

En Arizona me di cuenta de que no me hacia falta irme a buscar músicos fuera

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Cuéntame cómo es Tucson, qué hacías en tu día a día.
Es una ciudad muy relajada en la que se nota la proximidad con México. En Tucson hay una convivencia de mexicanos y estadounidenses muy natural y amigable. El lema de la ciudad es «be kind», está escrito por todas partes, y la gente es muy hospitalaria. Por otro lado, es una ciudad que está en el desierto, tiene un paisaje árido y disperso, excepto el centro, que es un poco Dubái. En mi día a día intentaba ver todo lo que podía fuera del estudio. Por las mañanas, en alguna ocasión iba a desayunar a un sitio que se llama Five Points. No hay nada que me guste más en el mundo que un desayuno y, si es americano, más todavía. También me pasaba el día quitándome cucarachas de encima porque estaba el estudio infestado.

Leo muchas historias de gente que “pasaba por allí” en el estudio y de repente terminan trabajando en un disco. Ha sido el caso de Howe Gelb, aunque su colaboración es más bien puntual.
A Howe le conocí cuando yo tenía 19 años, yo fui su telonera e hice un concierto horrible, no se me afinaba la guitarra y estaba hipertímida. Al término del concierto me fui entre bambalinas y le pedí un abrazo y me lo dio, un poco flipando. Con el tiempo nos volvimos a ver en alguna ocasión porque tenemos a John Parish en común, pero sucedió pocas veces. En Tucson, un día estábamos grabando y él vio que había una española en el estudio de Craig Schumacher (productor de Calexico e ingeniero de ‘MKMK’) y, como él tiene mucha relación con España, se metió en el estudio a fisgonear y se encontró conmigo. Nos dimos un abrazo como el de 17 años atrás, más adelante nos fuimos a tomar algo y terminó grabando 3 temas del disco. Ahora nos hemos hecho amigos de verdad.

Craig Schumacher ha producido el álbum…
No, al final el disco lo he producido yo, Craig ha sido el ingeniero.

En nuestra reseña de ‘MKMK’ indicamos que Craig había producido el disco (NDE: el texto original ha sido editado con la información correcta). ¿Ha habido algún malentendido con esta información?
Soy poco incisiva en las cosas que hago yo porque no me gustan los artistas que recalcan todo el tiempo sus méritos, no me parece que tenga valor para nadie que lo lea, pero es un trabajo que he hecho yo y es cierto que, quizá, hay una tendencia a pensar que una artista (femenina) no puede desempeñar esta labor.

Lo preguntaba también por si ha habido algún error en la nota de prensa…
Seguramente no lo pone. Es cierto que, en un momento determinado, se habló de que Craig fuera el productor del disco pero, a medio trabajo, me dijo que la producción la estaba haciendo yo, y que él estaba contento con salir en los créditos como arquitecto sonoro.

Hace unos días, Guille Mostaza comentó en Twitter decepcionado que no aparecía acreditado en una serie de canciones en Spotify que él había producido. Algunos artistas le han contactado para resolver el problema.
Hay mucha gente que no sabe ni lo que es un productor…

¿Tú cómo definirías la labor de un productor en comparación con la de un ingeniero?
Un productor es esa persona que te ayuda a afinar en tu visión. Cuando llevas una canción al estudio, el productor puede vestirla de arriba a abajo o ayudarte a llevar a cabo tu visión. Te ayuda a resolver los problemas dentro de una canción.

En el disco tienen cierto peso los sintetizadores. ¿Hay una época musical concreta a la que hayas decidido apelar?
El disco bebe mucho de los 70, es mi década preferida. En esa década se dieron un montón de ramas musicales que estaban funcionando a la vez, como la música disco o el punk, estaba empezando la new wave y el rock tenía mucho músculo y estaba en muy buena forma. Todos estos estilos musicales me gustan especialmente y el disco contiene elementos asociados a ese momento histórico, aunque las letras tienen más que ver con el momento histórico actual.

¿Cómo fue trabajar con Asier Etxeandia como director del vídeo de ‘Love You Till I Die’? ¿Fue duro, divertido o más bien colegueo?
Fue muy divertido, un placer de principio a fin. A Asier nunca le acabaré de decir lo agradecida que estoy con él. Cuando le propuse trabajar conmigo le comenté que ya no tenía presupuesto para rodar más vídeos pero que nos quedaban dos más por hacer. Yo le propuse una idea de video pequeño, pero el que iba a ser el videoclip más sencillo del mundo se acabó convirtiendo en el rodaje de un cortometraje. El vídeo cuenta con el equipo de especialistas de ‘Sky Rojo‘, con la dirección de La Caña Brothers, con un equipo de maquilladores y estilistas increíbles, actores… A mí me desbordaba todo pero nos los pasamos muy bien.

¿Qué has querido expresar con la portada?
La portada habría sido otra si no hubiera sido por la borrasca Filomena. Estábamos haciendo todas las cábalas para que yo saliera colgada de un paracaídas encima de un árbol, pero al final salimos a cazar imágenes, nos fuimos al Parque del Oeste y yo llevaba unos pantalones que no quedaban bien en las fotos, me los quité y por eso salgo en bragas en la portada. No buscábamos algo hiperconceptual.

‘We Live in a Boat’ tiene un sonido muy tabernero, con percusiones muy marcadas y robustas. Entiendo que, con este disco, te apetecía divertirte más allá de tocarlo en directo.
Es una canción que habla del aislamiento, de estar en el centro de la capital y sentir que estás sola en un barco en alta mar. ‘We Live in a Boat’ es el tronco del disco porque recoge un sentimiento un poco chungueras y lo lleva hacia un sitio más luminoso, de «no me da la gana revolverme en mi propia miseria y seguir estando triste, voy a utilizar la música como antídoto». Porque, como dices, a la vez tiene un sonido muy vital.

Hay dos tipos de música reinando ahora mismo, que son el reggaetón y el trap: es de una pobreza estilística preocupante

Haces «yodeling» en ‘Places Where We Used to Sit’ y en ‘Tonight’. O una «especie de». ¿Cómo se dio? ¿Tienes referentes de este estilo vocal?
(Sorprendida) ¿Hago yodeling?

¿No es yodeling?
El yodel es subir y bajar mucho de una manera muy rápida.

Es una cosa más country.
Yo diría que sí.

Te iba a preguntar si tienes algún referente vocal en este estilo, pero ya imagino que no.
¡Qué va! (ríe) Me podría poner a bucear en el yodel y seguro que me partiría de risa. En busca de las estrellas del yodel.

¿Qué te pareció la victoria de Måneskin en Eurovisión? Están arrasando en streaming, ¿se puede decir que el rock ha vuelto?
He visto un par de cosas de ellos, me alegro que sea música de guitarras pero no porque yo quiera que haya una hegemonía de la música de guitarras sino porque me parece muy sano que haya más tipos de música. El problema es que hay dos tipos de música reinando ahora mismo, que son el reggaetón y el trap, y esta circunstancia es de una pobreza estilística preocupante. Yo no quiero que deje de haber reggaetón ni trap porque refleja la manera de expresarse de un segmento de la población y de una generación y me parece de puta madre, lo que quiero es que haya más variedad. La música tiene una riqueza y una variedad increíble, y me pregunto por qué esto no está reflejado en los medios. El éxito de Måneskin pone en un sitio importante un tipo de música que no está reinando ahora mismo.

Además, Måneskin cantan en italiano.
Es bien curioso. Es una rareza que no sabes cómo lo ha petado y ni siquiera si las discográficas se atreverían a replicarla. España tiene unos códigos distintos. No sé si se debe a que hubo una dictadura durante muchos años, durante la cual no entró una determinada música, y se forjaron las reglas como se forjaron, pero las cosas que me han formado a mí (son otras). A mí me resulta chocante, por un lado, no entender lo que está pasando a mi alrededor y, por el otro, sentir que no se entiende lo que yo estoy proponiendo.

En España, el rock vive una saludable cultura de salas, pero luego te pasas por el top 100 de Promusicae y el 90% son canciones de reggaetón.
Y los medios están poniendo de su parte al 100% para que esto sea así. Por otro lado, no es el folclore patrio y, como no hayas tenido una biografía un poco extraña o unas aficiones que te hayan llevado por ahí, vas a tener muchas lagunas en lo que a la historia del rock se refiere. No me parece descabellado que exista gente de 40 años que no haya escuchado a Elvis.

¿Crees que los medios miman al reggaetón y al rock no tanto?
No sé si lo miman pero sí lo fomentan porque es la música que ponen y, llegados a ese punto, no sabes si es antes el huevo o la gallina, si la gente escucha eso porque realmente quiere escucharlo o porque se lo dan día y noche, y sin ninguna alternativa. La música tiene un componente muy social, los chavales escuchan música juntos y esas canciones significan cosas porque están juntos. Si se crearan momentos alrededor de otro tipo de música también serían válidos.

Yo no soy periodista, eso lo tengo muy claro: en ‘La Hora Musa’ las entrevistas las hago desde el amor por la música

En febrero declaraste, en un medio mallorquín, que no sabías lo que iba a pasar con ‘La Hora Musa’. Estamos en septiembre, ¿se sabe algo ahora?
No se sabe. Hasta que no esté claro si los artistas internacionales que dicen que van a venir en 2022 vayan a venir de verdad, no se sabrá lo que pasa con ‘La Hora Musa’. Para La2 es un programa que tiene que respetar ese formato de artista nacional y artista internacional, y este último par de años no ha venido nadie a tocar por la situación actual. Están por la labor pero aún no sabemos.

¿Cuál es tu mejor recuerdo profesional del programa como presentadora y también como música?
Recuerdo la ilusión que me hizo estar en el plató con Franz Ferdinand, verlos tocar tan de cerca y verlos tan contentos de estar ahí. Quizá ese también es mi mejor recuerdo como músico, ver que mis compañeros se van del programa tan contentos con cómo los han tratado y con cómo han sonado en directo. Yo he vivido situaciones rocambolescas en este sentido… A veces vas a un plató a tocar y no te puedes lucir porque vas con una guitarra acústica o te colocan en un plató súper feo, y en ‘La Hora Musa’ los grupos que vienen lo hacen para presentar su propuesta en su mejor luz, y eso me da mucha alegría.

¿Cuál ha sido su entrevista más difícil? ¿Te has planteado hacer entrevistas más periodísticas y afiladas, menos informales o amables?
La entrevista con los Hellacopters fue difícil, el cantante no quería hablar y algunos integrantes de la banda ya no están entre nosotros. Yo no me sentí muy cómoda porque no soy periodista, es algo que tengo muy claro. Yo tengo un respeto por vosotros muy grande, pero yo soy músico y hablo con mis colegas de profesión desde ese punto, intento que me cuenten quiénes son, entender qué tipo de músico viene y guiarle para que lo cuente él o ella. No pretendo sacar sus trapos sucios, solo intento que la gente los conozca por puro amor a la música.

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