‘Todavía estoy vivo’, por Roberto Saviano y Asaf Hanuka
Roberto Saviano, sentenciado a muerte por la Camorra, a la que denunció con nombres y apellidos en su primer libro ‘Gomorra’, vive desde 2006 bajo protección, llevando una vida clandestina sin una residencia fija. Esta situación tan extrema es el punto de partida de ‘Todavía estoy vivo’. En este libro, el lector con debilidad por las situaciones límite reales podrá conocer de primera mano cómo ha transcurrido el día a día del escritor durante los últimos 15 años: vehículos blindados, identidades falsas para viajar y la única compañía de unos escoltas con los que apenas llega a intimar.
La capacidad de Asaf Hanuka para dibujar el universo escapista de Saviano por una parte, y por la otra la pericia para mostrar cómo el protagonista sobrelleva la depresión entre libros y pantallas digitales, alejado de su familia, es espléndida. Con un simbolismo excesivo pero sin abusar del color, escarba en el dolor que implica luchar por la verdad y la justicia. Sin miedo a morir, Saviano junto a otros autores como Salman Rushdie, «todavía sigue vivo». 8.
‘El princesito’, por Carlos Giménez
Con 81 años y siendo uno de los autores activos más importantes de la historieta española, principalmente por la serie ‘Paracuellos’ y ‘Barrio’, el madrileño Carlos Giménez vuelve a la carga con una adaptación de ‘El principito’ de Antoine de Saint-Exupéry. Una aventura arriesgada, pues estamos ante uno de los relatos más admirados de la literatura francesa. Abandonando todo tinte autobiográfico, de lo que es un referente incuestionable, el autor prefiere adentrarse en la piel de un infante.
Como en la obra original, Giménez critica el mundo de los adultos desde un punto de vista infantil, conservando esa ternura que los niños atesoran a lo largo y ancho de todos sus trabajos. Lástima que abordar demasiados temas de actualidad como la política, los negocios, el clero y el ejército, dispersen la idea general de denuncia. Un pequeño tropiezo que no deja un mal sabor de boca después de la reciente y muy recomendable trilogía del crepúsculo – ‘Crisálida’, ‘Canción de Navidad’ y ‘Es hoy’- dedicada al final de la vida. Además, es necesario comentar que en ‘El princesito’ se agradece la utilización de color: el uso habitual de Giménez del blanco y negro habría deslucido más que un reguetón mojigato. 7.
‘Hierba’, por Keum Suk Gendry-Kim
La coreana Keum Suk Gendry-Kim llega a nuestro país con el aval que supone la infinidad de premios que ha recibido y el favor de la crítica especializada. Trae bajo el brazo una obra basada en hechos históricos reales en la misma esfera que ‘Persépolis’ o ‘Maus’, con el inconveniente de que su éxito llega aquí tarde, pues se editó originalmente en 2017.
De actualidad gracias a su salida en 2020 en el mercado norteamericano, ‘Hierba’ destapa cómo el ejercito japonés, durante la II Guerra Mundial, tejió un entramado de esclavas sexuales coreanas obligadas a complacer a las milicias niponas, bajo el sobrenombre nauseabundo de «mujer de consuelo».
La protagonista de ‘Hierba’ Lee Ok-Sun, hospedada en una residencia de ancianos, habla a modo de entrevista con Keum Suk sobre cómo fue forzada desde niña por el brazo armado japonés una vez trasladada a China. Este recurso de confesión íntima nos conecta irremediablemente con otros modelos, como el caso de Paco Roca con ‘Los surcos del azar‘ o la trilogía de Emmanuel Guibert sobre los recuerdos de Alan Ingram Cope.
¿Es por tanto el resultado de la coreana más flojo que el de sus colegas occidentales? Para nada. No hay factor sorpresa pero la claridad narrativa, la composición espontánea de viñetas que pasan de 6 por página a dibujos negros en densidad a doble cara, o el estilo propio del dibujo sin perder de vista por el rabillo del ojo al lector de manga, constituyen un perfil tan sobrio como la propia supervivencia en el infierno de Lee Ok-Sun. 8,2.
‘Nuevas mujeres raras’, por Nazario
Nazario (1944), como Carlos Giménez, representa la historia viva de la ilustración en nuestro país. Una pena que uno se prodigue -como reseñamos más arriba- más que el otro en cuanto a nuevas publicaciones. Reproches a la gandulería aparte, hay que agradecer que la reedición de ‘Mujeres raras’ (1987) convertida en ‘Nuevas mujeres raras’ se haga con una versión ampliada sin escatimar en gastos.
Para el que no conozca la obra de Nazario, esta es la llave para entrar en su universo personal por la puerta de atrás. Y digo de atrás porque estamos ante una órbita, la de los años 70 y 80, alejada de los estándares conservadores de las generaciones mayores de aquellos años. Aquí encontramos un mundo paralelo de transgresión que aún a día de hoy mantiene intacta la frescura, tras casi 40 años de idas y venidas de nuevas generaciones, engullendo todas a su paso desde la Baby Boomer hasta la Generación Z.
‘Nuevas mujeres raras’ se compone de relatos cortos coloreados con posterioridad a su creación, gracias al abaratamiento de la impresión, como bien relata su autor en el prólogo. Al abarcar casi dos décadas, contiene una muestra global de la evolución tanto del dibujo como de la narrativa de Nazario. Todos los asuntos que toca, como el morbo, el misterio o el descaro de mujeres de distintos estratos sociales, los observa con esa agudeza visual del voyeur, que ha planeado toda su obra. 9.