Bomba Estéreo presentaban el pasado año ‘Deja’, su sexto álbum de estudio si no tenemos en cuenta el disco de remixes que contenía la revisitación de ‘To My Love’ que tan lejos les ha llevado. Tras pasar por algún que otro festival español durante este verano, los colombianos se atrevían con el WiZink Center de Madrid y con el Sant Jordi Club en Barcelona. La cita de Madrid ocurrió anoche con el cartel de “Entradas Agotadas” colgado desde hace algunas semanas y la de Barcelona ocurrirá mañana 3 de diciembre.
Con un olor a flores frescas que invade todas las primeras filas y con una puntualidad asombrosa, el show de Madrid arrancaba con un largo instrumental que daba paso a la aparición de Li Saumet regando de pétalos de rosa todo el escenario. Un preámbulo que dejaba claro lo que íbamos a vivir en las casi dos horas de show, donde los visuales y las luces tenían un protagonismo absoluto, ya que el vestuario de Li -que cambia en tres ocasiones- brilla en la oscuridad, teniendo varias tonalidades que hacen juego con la gran cantidad de plantas que inundan la escena.
‘Ahora’, ‘Algo está cambiando’, ‘Tierra’ y ‘Somos dos’ fueron algunas de las canciones que sonaron en un primer bloque en el que las pantallas combinaban imágenes de una serpiente deslizándose entre flores con otras que mostraban a Li vestida con diferentes vestuarios tradicionales del folclore de Colombia. Pero gastaron el primer cartucho de la noche antes de lo esperado. ‘To My Love’ sonó más electrónico que nunca en directo -al menos más que las dos veces anteriores que ya les había visto-.
También hubo un pequeño guiño a los nostálgicos del mestizaje, con la interpretación de ‘Me duele’, su reciente colaboración con el mítico Manu Chao. Y por supuesto no faltaron ‘Fiesta’ y ‘Fuego’ para terminar de prender la noche tras cantar ‘Soy yo’ precedida de la historia de cómo Li siempre se sintió diferente y rara desde pequeña por cómo la miraban.
En su último disco el grupo profundiza en la conexión que siempre ha sentido con la naturaleza y se muestra preocupado con el cambio climático, pero de todo ese concepto lo único que vimos en el directo fueron las canciones que lo conforman. Quizás la ausencia de Simón Mejía fuera el fruto de la ausencia de discursos que busquen la conciencia social, ya que aparentemente, a juzgar por sus redes sociales, es el más activo en este sentido. Lo que no faltaron fueron las proclamas a la libertad individual, a la conexión con nuestro planeta y la invitación a que “todo el mundo sea lo que ellos quieran ser sin que les importe lo que digan los demás”.
Cuando parecía que no iba a ocurrir, sin complejo alguno, interpretaron ‘Ojitos lindos‘, su reciente colaboración con el que posiblemente sea el artista más grande del mundo actualmente, Bad Bunny. Una canción que despierta la necesidad de que alcemos nuestros móviles para grabarla, más que ninguna otra hasta el momento. Y no iba a ocurrir más, porque tras finalizarla, un buen número de asistentes decidió que ya había escuchado todo lo que tenía que escuchar anoche, pese a que faltaba la canción que cerraba el concierto: ‘El alma y el cuerpo’.
En resumen, el concierto de Bomba Estéreo fue una invitación a la celebración de la vida, a la exaltación del individualismo en el mejor de los sentidos -si es que eso es posible- y a dejarse llevar, conectando con nuestra naturaleza, si es que aún sabemos lo que es eso.