«Lo que más me preocupa ahora es que llueva torrencialmente. Si llueve poco, será molesto, pero mira cómo aguantan en Glastonbury. Pero si se desata una tormenta…». Almudena Heredero, la responsable de Primavera Sound Madrid que algunos recordaréis porque visitaba nuestro podcast hace un par de meses, no se atrevió a terminar esta frase en su reportaje de esta semana con El País. «Prefiere ver cómo se abre el cielo y reina el sol», aseguraba el texto del periodista Carlos Marcos.
Lamentablemente, no reina mucho el sol en Madrid y la jornada de jueves de Primavera Sound, en la que tenían que actuar Blur, Halsey y New Order, entre otras decenas que ahora mismo prefiero no chequear, ha tenido que ser suspendida.
Hay 2 razones de peso para llevarse por delante el trabajo de cientos de personas durante meses: el pronóstico meteorológico en la madrugada del jueves al viernes incluía fuertes tormentas en un recinto situado a 30 kilómetros de la capital, y la pre-producción del evento no iba al ritmo esperado, debido a las lluvias de los últimos días. No es fácil montar un festival entre charcos. En el Warm Up de Murcia lo saben bien porque también tuvieron que cancelar una jornada: parece que va a caer en mayo y junio todo el agua que no ha caído en todo el otoño, ni en el invierno.
Entre las alertas sobre la (no) unidad de la izquierda y la APP TIEMPO, lo de este miércoles fue una angustia, pero al menos ayer el Primavera Sound pudo celebrarse (casi) con normalidad.
La apertura del Cívitas Metropolitano se retrasó e impidió a La Paloma actuar en la jornada inaugural. Jake Bugg y Confidence Man tuvieron que hacerlo con un tiempo adverso, en un escenario situado en realidad fuera del Estadio, en una explanada con capacidad para varios miles de personas.
El dúo Confidence Man, que inspira su sonido en los beats techno y house de los años 90, parece hasta pensado para levantar a un público que acaba de recibir la peor noticia posible sobre un festival. No faltan las míticas coreografías en pareja de los australianos, Janet Planet actúa con tetas pico estilo Gaultier y Sugar Bones aguanta estoicamente sin camiseta. Para el cierre con ‘Holiday’, se ve a gente bailando entre paraguas, chubasqueros y ropa ligeramente empapada. Ayer llovió en Madrid, pero no se llegó a producir una tormenta desagradable. Hubo pocos abandonos. Miles de personas aguardaron al concierto de Pet Shop Boys.
Programados entre 21.50 y 23.26 (sic), Pet Shop Boys no pudieron cumplir semejante precisión con la que estaba cayendo. Salieron a eso de las 22.09 pero lo bueno es que arrasaron. Resarciéndose por completo del debilucho hilillo de sonido que presentaron en el Teatro Eslava de la ciudad la noche anterior, esta vez sí nos dieron todo lo que esperábamos de ellos. Y no tanto por la producción del show -por ejemplo, unas farolas que ayer solo podían recordar a ‘Cantando bajo la lluvia’, sobre todo en ‘Where the Streets Have No Name’- sino porque su técnico de este tour le saca más partido a los espacios grandes que a los pequeños.
Así, podemos elogiar las proyecciones urbanas de ‘Domino Dancing’, los neones tipo DJ de ‘Heart’ o la incorporación de ‘Go West’ que tanto echamos de menos el día anterior. Pero lo que de verdad importó es que pudimos oír y disfrutar al volumen que queríamos de la delicadeza de ‘Rent’, de la fiesta que contienen ‘Alright’ o el trance de ‘Vocal’, que luce como su canción más adecuada del siglo XXI para un show de «greatest hits». Que pudimos saborear la última frase de ‘Being Boring’ como cierre para todo el set.
No había caído ni una gota de agua en todo el concierto. Neil Tennant había retado: «¿ha parado de llover? ¡porque vamos a seguir igualmente!». Se supone que el concierto en el Teatro Eslava tenía que ser el icónico, el de «yo estuve allí», el que contarás a tus nietos. Yo diría que fue más bien el de ayer.
Y ahí hay que elogiar el calor del público que aguantó una jornada difícil, en todos los sentidos. La organización, que está viendo cómo se tambalea la primera edición de Primavera Sound Madrid, pudo consolarse al menos de que este concierto en exteriores saliera adelante este miércoles. No las teníamos todos con nosotros. Y un acierto, además, la necesidad de registro para la asistencia a esta jornada gratuita. No es lo mismo un show con apertura a todo el mundo que la obligatoriedad de registrarse. Con este detalle (y un poquito con la lluvia también) se aseguró que el público estuviera mínimamente interesado en el concierto, y el ambiente fuera estupendo. Sebas E. Alonso.
Como sabéis, el abono Primavera Sound también garantiza el acceso a multitud de conciertos En La Ciudad y la sala La Paqui fue poco a poco llenándose a partir de la medianoche. No había demasiada gente en un principio, pero para cuando Yves Tumor salió a las 00:20, el espacio entre asistentes cada vez se hacía más y más pequeño. Con un aforo mucho más ajustado de lo que podría esperarse, el artista emergió en el escenario vestido de blanco con unas gafas de sol y comenzó su set con ‘God Is a Circle’. El sonido del inicio no fue demasiado nítido, aunque fue progresivamente encontrándose, y ya para la segunda canción, ‘Echolalia’, el cantante y su banda se mostraron plenamente convincentes en el escenario.
Repasaron principalmente los temas de ‘Praise a God Who Chews but Who Does Not Consume; Or Simply Hot Between Words‘, su último álbum. Entre ráfagas de luces epilépticas, arrebatadores pasajes de guitarra eléctrica y el innegable carisma de Yves Tumor sobre el escenario, el público se movía con energía. Cuando llegó ‘Lovely Sewer’, invitó a la cantante Kidä a unirse a él, y ambos se bajaron al foso, abriéndose un hueco entre los asistentes, que grababan perplejos con sus teléfonos móviles.
Además de sus canciones más recientes, también se acordó de ‘Jackie’ o ‘Gospel for a New Century’. Hacia el final de su actuación, Tumor y su banda abandonaron el escenario unos instantes antes de regresar para el bis. Un gran solo de batería ocupó buena parte de este. Cuando terminó, el cantante anunció que les quedaban dos canciones, pero tras ‘Ebony Eye’ las luces se encendieron y empezó a sonar una playlist de la sala. Se les había acabado el tiempo y se quedaron sin cantar uno de sus mejores y más queridos temas, ‘Kerosene’.
A la 1:50, el productor y cantante LSDXOXO prometía toda una fiesta con su electrónica queer. Solo en el escenario con una mesa de mezclas, el artista dedicó la primera parte de su set a cantar sobre sus bases pregrabadas, y la segunda, ya detrás de su equipo, a ofrecer un potente set techno. Fue de menos a más, siendo la parte puramente electrónica la más disfrutable. No faltaron sus temas más importantes como ‘Sick Bitch’, con el que abrió su show, ni su más reciente single ‘Double Tap’. El artista en todo momento estuvo divertido, disfrutando de entregar su arte y animando a bailar al público. Fernando García.