Taylor Swift acaba de publicar nuevo disco, ‘The Tortured Poets Department‘, en una versión original y en otra expandida llamada ‘The Anthology’ que se alarga hasta las 31 pistas. El disco está volviendo a batir récords y sus cifras iniciales apuntan a los dos millones de «copias» vendidas en su primera semana de lanzamiento. Taylor está que lo tira.
Excepto porque, esta vez, no parece tener a la crítica tanto de su lado como antes. Las primeras reseñas de ‘The Tortured Poets Department’ han sido enormemente positivas y han planteado que el disco es un «clásico instantáneo» y una nueva «obra maestra» de Swift.
Después, el resto de medios ha ido empujando la opinión hacia el otro lado: NME ha dicho que ‘The Tortured Poets Department’ es un «raro traspiés» en su discografía; Pitchfork ha puntuado el álbum con un 6,6 y ‘The Anthology’ con un 6; Rolling Stone ha publicado una columna que desdice la crítica inicial; Stereogum lo ha valorado regular señalando que el «mito» de Taylor se está empezando a comer las «canciones»; The Needle Drop -el canal de Youtube de Anthony Fantano- ha publicado una reseña abiertamente negativa donde particularmente se ceba con la calidad de las letras.
En este escenario, Taylor Swift ha sorprendido al mundo compartiendo algunas críticas positivas de ‘The Tortured Poets Department’ en X. Y no ha olvidado citar a los autores de los textos. Swift ha retuiteado críticas de periódicos especializados en ofrecer información musical, como Billboard, también de otros que abarcan cultura en general, como Variety, o incluso de medios generalistas como The Times o The Independent que también han aplaudido el álbum. Hay quien sospecha que Swift ha compartido la crítica de Rolling Stone porque su autor, Rob Sheffield, y ella, son colegas, pero el periodista que ha firmado el texto de UPROXX ha declarado que el reconocimiento de Swift le ha «pillado por sorpresa». No se lo esperaba. Él ni siquiera tiene un «tick» azul en su perfil.
El motivo de Taylor Swift para compartir críticas positivas de su disco parece evidente: la cantante está intentando contrarrestar el aluvión de opiniones negativas sobre ‘The Tortured Poets Department’ que se han ido sucediendo en los últimos días. No parece casualidad que sus retuits coincidieran con la publicación de la reseña de Pitchfork, el medio musical especializado más influyente del mundo incluso a día de hoy, después del drama de hace unos meses. Ella no se contenta con tener al público mainstream de su parte, también quiere que el público indie la apoye.
Por un lado, resulta curioso que Swift busque -o eso parece- la aprobación de la prensa hacia un disco que se espera alcance los dos millones de unidades. Si alguien no depende de una crítica musical para ayudarle a vender una copia, es Taylor Swift. Desde otro punto de vista, es la propia Swift quien está validando la crítica musical compartiendo algunos de los textos que comentan positivamente su obra. Hay quien se preguntará si sería más honesto compartir también las reseñas negativas, ¿pero quién haría tal cosa? Y además, quizá Swift es consciente de que la fuerza «swiftie» se puede llevar a más de un periodista por delante.
Mucho se ha hablado del valor de la crítica musical después de la polémica de los despidos masivos de Pitchfork de hace unos meses. Algunos artistas han sido especialmente críticos con la crítica -valga la redundancia- cuestionando su valor. Últimamente, Charli XCX ha planteado dudas sobre la «necesidad» de que la crítica musical exista en absoluto, a raíz de un cambio de opinión de la periodista Laura Snapes acerca de su EP de 2017, ‘Vroom Vroom‘. Snapes decía «arrepentirse» de suspender el EP en Pitchfork asegurando que la perspectiva del tiempo le ha ayudado a entender la propuesta. «Las críticas son una tontería, en mi opinión», escribía Charli. «Si los movimientos en la cultura y la opinión popular son las dos cosas que hacen que un periodista haga retrospectiva y revalúe su opinión, ¿qué sentido tiene escribir críticas en primer lugar?»
Otros artistas han expresado opiniones parecidas a las de Charli en el pasado. Para Halsey y Ariana Grande los periodistas musicales solo son blogueros que siguen viviendo con sus padres. Lizzo ha planteado que una persona que no sabe tocar un instrumento no debería poder firmar una reseña musical. Charli ha llevado una camiseta con la frase «nadie le hace estatuas a los críticos». Todas ellas han validado inadvertidamente -o no- la función de la crítica musical poniéndola en su foco de atención. No se levantan estatuas de críticos, pero sí se llevan camisetas. Quiero pensar que estos artistas saben perfectamente que, al «picarse» con la prensa musical, le están dando un valor.
A Taylor Swift le interesa la crítica musical porque esta la ha ayudado a desarrollarse como artista. En 2015 declaró a la revista GQ que una crítica sobre la falta de cohesión en ‘Red’ la llevó a desarrollar ‘1989’ como un álbum completamente cohesivo. Cuando su discográfica intentó meter violines en ‘Shake It Off’ para acercarla a un público más clásico, se negó: «No lo vais a hacer. Vamos a elegir solo un camino». Explicó: «Leí una crítica sobre ‘Red’ que decía que no tenía coherencia musical, así que es lo que busqué con ‘1989’. Un paraguas que abarcase todas las canciones para que todas perteneciesen al mismo disco». Preguntada sobre el momento en que perdió el Grammy a Álbum del Año por ‘Red’, contra ‘Random Access Memories’ de Daft Punk, bromeó, en referencia a Kanye West: «Puedes subirte ahí y quitarle el micro al que ha ganado, o puedes pensar que quizá tengan razón, y no has hecho el disco de tu vida, porque no has hecho discos realmente cohesivos».
Así que estaría bien que Taylor respondiera a la pregunta planteada por Charli XCX más arriba. Como no está concediendo entrevistas toca volver a recordar que la crítica musical es un género del periodismo -no de la academia musical- que cumple con las funciones de informar y entretener, que no existe para hacer favores a los artistas, que ningún periodista debe una crítica positiva a un músico, y que, del otro lado, es el público que lee la prensa musical el que también le otorga un valor confiando en su criterio y en el añadido que aporta a sus vidas. Porque los lectores también quieren leer sus propias opiniones reflejadas en un texto bien escrito y argumentado. O, desde otro punto de vista, enfrentarse a reseñas que desafían su propio criterio y opinión y les hace replantearse cosas. Cambiar de opinión es sano, y más sano es aceptar que estos cambios se dan.
Si por mí fuera, respondería a Charlotte Aitchinson poniendo de ejemplo a Ed Sheeran, otro artista mainstream que ha cuestionado la valía de la crítica musical. Otro artista al que, por tanto, la crítica le importa aunque haga ver lo contrario. Si el mainstream dice que la música de Sheeran es la mejor que el pop puede ofrecer porque sus discos venden millones y millones de copias, mientras Sheeran se hace de oro firmando algunas de las rimas más sonrojantes que has leído en tu vida, estoy convencido de que, como mínimo, un periodista puede disputar esa tendencia y firmar una opinión contraria. Como mínimo, está en su derecho de demostrar que existe una opinión alternativa, igual de válida. ¿Se supone que nos tenemos que tragar que ‘Justice‘ de Justin Bieber es un buen disco porque ha vendido una millonada, y no podemos decir lo contrario? Del otro lado es normalmente la prensa musical la que expone a muchos artistas del underground a un público mayor, cumpliendo con la función de un medio de comunicación.
Y aun así la valoración de ‘Justice’ -Dios me libre, la verdad- o de los discos de Ed Sheeran, Ariana o Charli están sujetas a los cambios de tendencias o a los de los propios gustos subjetivos, porque por naturaleza las opiniones personales no son inamovibles ni invariables. Todo lo contrario. Ni exclusivas de Pitchfork, por cierto: Charli ha pasado por alto que las críticas de ‘Vroom Vroom’ fueron positivas -que no espectaculares- en general. De la variedad y diversidad de valoraciones que produce una obra, musical, cinematográfica, literaria o del género que sea, debe ser posible extraer una opinión «general» que tienda hacia un lado o hacia el otro. Es esta tendencia, y no el arrepentimiento de Laura Snapes, la que explica que el consenso en torno a ‘Vroom Vroom’ siga siendo positivo tantos años después. Que Snapes suspendiera el disco no invalida el resto de críticas que lo aplaudieron. En retrospectiva, Snapes ha entendido que estaba equivocada. Y, aun así, su opinión negativa inicial sería siendo válida si este arrepentimiento no se hubiera dado y ella siguiera suscribiendo esa opinión.
No hace falta recordar que también discos que hoy consideramos clásicos, como ‘Abbey Road‘ de los Beatles, afrontaron en un primer momento críticas variadas y desiguales, sujetas por supuesto a la opinión subjetiva de cada autor. ¡Si hasta las obras de Shakespeare recibían críticas negativas en su momento! Pero, como contestaba un usuario X a Charli: «Todos los que se regodean en el «mea culpa» de Laura Snapes sobre Charli no están teniendo en cuenta que el sentido último de la crítica es que inicia una conversación en la que (quien firma la crítica) se abre a la posibilidad de estar equivocado». En el futuro entenderemos si ‘The Tortured Poets Department’ merecía tantos palos o, al contrario, vender tantas copias. Como suele pasar, seguramente la «verdad» entre un 0 y un 10, se encuentre en medio.