La historia de Milli Vanilli es la historia de un engaño, pero es mucho más que eso. Sus integrantes o, mejor dicho, las caras visibles del grupo, Rob Pilatus y Fab Morvan, que aparecían en las portadas y los vídeos mientras otros -Charles Shaw, John Davis, Brad Howell y otros- cantaban las canciones, pagaron el pato de una idea que no fue suya. El productor alemán Frank Farian había triunfado en Europa con Boney M. y quería traer el concepto de banda con modelos al frente a Estados Unidos. Pero el éxito le cegó y decidió mantener en secreto que las caras visibles de Milli Vanilli no cantaban, hasta que la cosa empezó a oler a chamusquina.
Cantaban con acento americano en las canciones, pero hablaban con un pronunciado acento alemán en las entrevistas. Y hacían playback. El éxito de ‘Girl You Know It’s True’ y de su disco de debut, que vendió siete millones de copias, confirmó que al productor loco Frank Farian la idea de mantener en secreto la identidad de los vocalistas de Milli Vanilli se le había ido de las manos. La gota de colmó el vaso fue la victoria de Milli Vanilli del Grammy a Artista revelación en 1990. Farian terminó confirmando las sospechas en una entrevista de radio acabando para siempre con la carrera de sus dos aliados.
Millones de discos vendidos y un Grammy después, que fue retirado, la única vez en la historia de los Grammy que semejante cosa ha ocurrido, Milli Vanilli pasó de ser una de las bandas de moda, al ostracismo. La caída de Milli Vanilli fue tan impactante como la subida: Rob Pilatus no soportó la presión y se suicidó. Pero las canciones de Milli Vanilli no han sido olvidadas y ahora el público conoce su historia por fin en toda su dimensión. Fab Morvan se está encargando de que se sepa lo que pasó realmente. Hablamos con él vía Zoom sobre la historia de Milli Vanilli, su biopic, y su próximo concierto en el Mallorca Live Festival.
¿Qué tipo de show traes a Mallorca Live Festival?
No sé si lo sabes pero yo llevo 25 años actuando, nunca he parado. Nunca me he retirado del escenario. No he tocado mucho en España o Italia, pero en Alemania he tocado en festivales de los 80 y 90, fiestas privadas, eventos deportivos… La música nunca me ha abandonado. Y tanto Rob como yo siempre seremos Milli Vanilli. Tengo ganas de tocar en Mallorca porque es un lugar especial para mí. Toqué en Mallorca hace unos pocos años, antes de la covid, me invitó una amiga, di un show sorpresa debajo de una catedral. Me encantó la experiencia.
¿Tocas con banda?
Sin banda, estaré totalmente solo en el escenario. Cantaré esas canciones de la manera que sea, solo o acompañado.
¿Qué opinas de la película ‘Milli Vanilli: Girl You Know it’s True‘? ¿Cuál ha sido tu contribución a la cinta?
Soy el co-productor, y mi contribución a la película es mi historia. El director habló con todo el mundo, así que la historia se ha contado sola. Es una historia de explotación, poder, avaricia, de dos muchachos que no sabían lo que hacían, de los entresijos de la industria musical. Cuando te metes en la industria crees que todo el mundo es tu amigo, pero no, es un negocio. Cuando un artista no les vale le tiran a la basura. Te usan y no te das cuenta. Crees que eres parte de la familia. Las cosas van bien hasta que dejan de hacerlo. Para mí fue un proceso de aprendizaje: nadie sabía que Milli Vanilli tendría tantísimo éxito. Sacamos un single y pensamos que la cosa acabaría ahí, pero no, el éxito vino, la fama vino, y la fama nos sedujo. Rob era adoptado, yo venía de una familia de padres divorciados, el amor que recibíamos del público era increíble y no queríamos perderlo. Así que seguimos… Rob y Fab cometieron un error delante de todo el mundo. Cuando la gente comete errores lo hace en la privacidad de su casa, a nadie le importa, pero nosotros estábamos expuestos. Y aunque se supone que los jueces deben investigar todos los aspectos de una historia, eso no fue lo que pasó. Se nos culpó a nosotros de absolutamente todo.
¿Cómo es posible que el concepto de banda con modelos al frente funcionara con Boney M, pero lo de Milli Vanilli acabara en escándalo? ¿Por qué no fue público desde el principio?
Frank Farian construyó la banda de esta manera. Farian facilitaba los músicos, los estudios, los videoclips, era el ego de todo, movía todos los hilos como quería. Era un genio con una visión. Le funcionó con Boney M y pensó hacerlo de nuevo pero de diferente manera. Pero no se daba cuenta de que utilizaba a seres humanos. Era tan poderoso que la gente le tenía miedo. Nosotros confiábamos en él y creíamos en todo lo que nos decía. Cuando nos propuso no cantar en las grabaciones, al principio no queríamos hacerlo, pero nos ofreció algo de dinero, así que aceptamos. Y nuestra idea era devolverle el dinero grabando una canción y ya está. Y que el proyecto no pasara de eso. No sabíamos que la canción tendría tanto éxito, y eso lo cambió todo. Farian orquestó todo. Su plan eran buscar otros cantantes después de nosotros. Y lo que pasó fue que nos robó la oportunidad de cantar nosotros en el disco y tuvimos que pagar nosotros el precio. Con el documental tenemos la oportunidad de contar por fin lo que pasó desde nuestro punto de vista.
Y debo aclarar una cosa: llevo 25 años actuado, nadie puede dudar de que tengo talento para esto. Vengo a callar bocas. Estoy haciendo mis deberes y voy a sorprender a la gente.
¿Estás trabajando en nueva música?
Así es, ayer terminamos de masterizar un tema, estamos firmando el contrato con una discográfica multinacional, y en mayo saldrá algo, habrá una gran sorpresa.
¿Crees que la gente entiende por fin lo que pasó realmente con Milli Vanilli?
Así lo creo. Pero yo soy una persona fuerte. Yo tenía un sueño, que era ser cantante. La gente me ha visto actuar. Si miras los vídeos de YouTube las canciones de Milli Vanilli se siguen escuchando, las visualizaciones de ‘Girl I’m Gonna Miss You’ están en torno a los 200 millones. Si lo comparas con otros artistas de los noventa, son muy elevados. Creo que el trabajo que he estado haciendo todos estos años está dando sus frutos. La gente se está dando cuenta de que Milli Vanilli no solo éramos nosotros, sino que era una máquina y detrás de ella había mucha gente involucrada, llevando los negocios.
Es verdad que los streamings de Milli Vanilli no están nada mal.
Soy compositor y productor, sé lo que es una buena canción, y canto en un escenario cada semana. Cuando canto ‘Girl I’m Gonna Miss You’ la gente se la sabe, aunque sea lenta. Los acordes góspel de la canción son mágicos. Esas canciones se han convertido en clásicos, en canciones inmortales. A la gente le conmueven. Supongo que se escribieron con amor. Al margen de cómo Frank Farian tratara a la gente involucrada, en las canciones se nota su pasión por la música. Era un personaje complicado, pero las canciones las escribía con amor. Las canciones de Boney M también se siguen escuchando hoy. Él no fabricaba canciones, las hacía de manera artesanal. Se pasaba horas escribiendo. En la película se ve que era un maniático. Pero tenía talento.
Pero no estaba pensando muy claramente concibiendo un grupo como Milli Vanilli creado en torno a un engaño.
No es que no pensara claramente, ¡ese tío estaba como una cabra! Imagínate qué podía estar pensando: “Lo hice con Boney M, voy a volver a hacerlo, pero esta vez mejor”. Esa locura le permitía tratarnos a todos como piezas de un puzzle. Ahí entramos nosotros. Pero la música de Milli Vanilli y la moda siguen presentes. La gente se olvida de la polémica porque la energía de Milli Vanilli era muy poderosa, y gracias a la música se ha convertido en una cosa mágica. Estoy contento de haber formado parte de Mili Vanilli, de haber pasado por la tormenta y de seguir aquí.
Estoy leyendo ‘The Song Machine‘, un libro de 2015 sobre la industria musical, y sale Milli Vanilli mencionado. Se comenta que en Estados Unidos el intérprete tiene más peso que en Europa, donde se pone más en valor las canciones. ¿Crees que Frank Farian entendía esta diferencia en el mercado?
La industria evoluciona. Cuando Milli Vanilli salió, la presentación de la música estaba cambiando, la era de los compositores y de las grandes voces estaba terminando. Empezaban a estar de moda las boy bands. Una cosa que Farian entendió es que, como productor europeo, para triunfar en Estados Unidos, necesitaba voces americanas, y por eso fichó a los otros chicos. Y la asistente de ellos, que era una mujer, cuando nos vio a nosotros, y vio que teníamos buen aspecto, entendió que el proyecto tendría éxito si estábamos nosotros al frente.
«Frank Farian utilizaba a los seres humanos, pero tenía talento y escribía canciones con amor»
¿Crees que fue injusto que os retiraran el Grammy? ¿No podían entender el concepto del grupo?
Sabían que no cantábamos. Había un acuerdo. Si te subes a ese escenario y no cantas es que lo saben. Pero había toda una producción detrás. Había detrás mucha gente poderosa que conoce gente poderosa. Todos hablaban entre ellos. Es un tema de poder y de avaricia. Vendimos muchos discos después de ganar el Grammy. Algunos querían su parte del pastel. A nosotros nos pintaron como a los malos de la película pero los malos eran los que cooperaban por detrás. A nosotros nos usaron. Rob se quitó la vida por culpa de todo lo que pasó. Yo he tenido que hacer terapia, leer mucho, adquirir mucha inteligencia emocional. Y hoy me siento bien.
La musica de los ochenta está de moda, pero con el new jack swing no ha habido tanto revival. Sonó mucho aquel tema de Bruno Mars y Cardi B, ‘Finesse’, pero ya. ¿A qué crees que se debe?
Bajo mi punto de vista, Bruno Mars y Cardi B son gente muy talentosa. Bruno Mars es un productor increíble. Si vas a hacer new jack swing, tienes que hacerlo bien, y ellos lo hicieron bien. Pero es un sonido complicado y la gente no se atreve a tocarlo. Necesitas al productor adecuado para que haya un balance entre lo viejo y lo nuevo. Si el artista lo hace y lo hace bien, el resto sigue. Con mi música, intento que suene a mí mismo. Sé lo que es el amor, sé lo que es la dependencia, y eso está en mi música. Cuando el sello nos despidió nos sentimos abandonados. He pasado por todas las emociones, así que, cuando escribo una canción, no es prefabricada, es como un trabajo de carpintería.
¿Qué recuerdas con cariño de estar en la industria? ¿Conociste a artistas que admirabas?
Recuerdo ver a Prince, es el artista que más he admirado. Y un día fuimos a casa de Michael Jackson y él estaba jugando al escondite. Quería que jugáramos con él y nos pareció bastante raro. Estábamos con sus padres. Tenía dos perritos y se llamaban Milli y Vanilli.
Has dicho que no hay diferencia entre Milli Vanilli y los artistas de hoy que cantan con autotune. ¿Realmente crees que es así? ¿No son situaciones diferentes?
Nosotros no cantábamos y los cantantes que usan autotune lo hacen con una máquina. No veo la diferencia: si usas autotune para cantar y no puedes reproducir eso encima de un escenario, es lo mismo. Nosotros usábamos voces de otras personas y los artistas de hoy usan un software. Lo puedes usar como sabor, pero si dependes totalmente del autotune… Si usas demasiado autotune en tu voz, estás bloqueando las vibraciones, que es lo que llega al oyente. Si escuchas a los Beatles todavía los sentimos, porque cantan de manera natural. Tienes que ser natural y, entonces, llegarás lejos.