10 libros recomendados para llevar en el capazo este verano 2024

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10 libros recomendados para llevar en el capazo este verano 2024

Tengo algunas preguntas para usted (Rebecca Makkai)
Tras la repercusión de la notable ‘Los optimistas’ (Sexto Piso), Rebecca Makkai se ha convertido en una de las voces más prometedoras de la actual literatura estadounidense. Su nueva novela no ha hecho sino confirmar las expectativas. ‘Tengo algunas preguntas para usted’ (Sexto Piso) es una extraordinaria novela negra, un relato sustentado por una poderosa intriga que tira del interés del lector como el más adictivo de los whodunit. Pero, además, Makkai es capaz de trascender los límites del género y proponer una experiencia narrativa mucho más compleja, que va más allá de la simple resolución del, por lo demás, entretenidísimo misterio.

Por un lado, el hecho de que la novela tenga dos líneas temporales (presente y pasado, en un internado de élite), permite a la autora –como ya hizo en ‘Los optimistas’-, desplegar todo su talento para la reconstrucción de una época, en este caso el ambiente estudiantil pijo de New Hampshire en los 90. Por otro, el que la protagonista sea una exitosa podcaster de true crime le da pie a elaborar una serie de interesantes reflexiones sobre la obsesión por ese género criminal, la relectura del pasado con las gafas del #MeToo y el poder destructor de las redes sociales. 8,5.

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Chamanes eléctricos en la fiesta del sol (Mónica Ojeda)
Huir de la violencia. Ese es el deseo que empuja a las dos amigas protagonistas de ‘Chamanes eléctricos en la fiesta del sol’ (Random House) para asistir al Ruido Solar, un macrofestival de música electrónica que durante ocho días reúne a miles de jóvenes para celebrar el Inti Raymi, la fiesta del sol, en la ladera del Chimborazo, el volcán más alto de Ecuador y el punto más cercano al Sol del mundo. Escapar de la violencia de Guayaquil, una ciudad dominada por las narcobandas, y desaparecer en un paisaje sonoro y lisérgico al ritmo de su banda favorita: Chamanes eléctricos.

A partir de esta premisa argumental, Mónica Ojeda propone un alucinante y alucinado viaje mental, emocional y musical (hay una playlist publicada por la propia autora con canciones de Bomba Estéreo o Rita Indiana), lleno de psicodelia y lirismo, narrado por distintas voces (‘El ruido y la furia’ es una de las influencias estilísticas de Ojeda), que sirve como búsqueda introspectiva, celebración de la vida y acto de rendición al placer dionisiaco del baile, a dejarse abrasar por ese “fuego” que cantaba Li Saumet. 8,2.

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Los alemanes (Sergio del Molino)
Conocido por su influyente ensayo ‘La España vacía’ (destacar también ‘Lugares fuera de sitio’, otra maravilla) y sus columnas para El País, Sergio del Molino ha publicado este año la ficción ‘Los alemanes’, con la que ha ganado el Premio Alfaguara. La novela parte de un hecho poco conocido: la llegada a España durante la Primera Guerra Mundial de unos seiscientos alemanes provenientes de la colonia de Camerún.

‘Los alemanes’ narra la historia de los descendientes de uno de esos “alemanes del Camerún”, un próspero empresario afincado en Zaragoza. Planteada como un drama familiar, la novela está estructurada a través de las distintas voces en primera persona de estos herederos. Una multiplicidad de puntos de vista que le sirve al autor para ir poco a poco desvelando la realidad del clan y construyendo una sugestiva intriga que crece a medida que vamos conociendo los hechos del pasado. Nazis, neonazis y cazanazis aparecen por las páginas junto a empresarios sin escrúpulos, políticos de todo tipo, refinadas melómanas (la novela incluye un código QR con un enlace a la música que acompaña el relato) y viejos roqueros de la escena musical zaragozana de los ochenta. 7,5.

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Una liturgia común (Joan Didion)
El interés por Joan Didion entre los lectores en castellano no deja de crecer. Ignorada durante mucho tiempo en España, donde apenas había publicado algo suyo, el éxito de ‘El año del pensamiento mágico’ (2006), la repercusión de la campaña de Céline de 2015 o el impacto del remake de ‘Ha nacido una estrella’, generaron una expectación, una fiebre didionesca, que se ha visto colmada con la publicación en Random House de gran parte de su obra periodística y literaria.

Este año es el turno de ‘Una liturgia común’. Escrita en los 70, la tercera novela de Didion es una de sus más reconocidas obras de ficción. Mezcla de intriga política (está situada en un país ficticio de Centroamérica), drama personal, crónica de una amistad femenina y retrato de la alta sociedad norteamericana, ‘Una liturgia común’ destaca por un estilo directo y elíptico, compuesto por frases cortas y secas como un martini; unos diálogos rápidos y llenos de ironía, tan afilados como los de una Fran Lebowitz; un vocabulario riquísimo y un humor lleno de finura y melancolía. Un gustazo, vaya. 8,8.

El aroma de los imperios (Karl Schlögel)
Uno de los ensayos más curiosos y aplaudidos del año. Todo el mundo conoce el perfume Chanel nº5 y su relevancia cultural (el “pijama” con el que dormía Marilyn Monroe), pero seguro que pocos saben que este icono del lujo y la elegancia occidental tiene su origen en los paisajes árticos de la tundra rusa. Y aún más, el famoso perfume de Coco Chanel tiene un equivalente soviético: Moscú Rojo. Las dos fragancias parten de una misma fórmula, un perfume creado en 1913 en Moscú para conmemorar el 300º aniversario de la dinastía Romanov.

Partiendo de esta revelación, el historiador alemán Karl Schlögel recorre la historia de los dos perfumes creados en mundos antagónicos y explora su significación cultural. Dos líneas aromáticas y narrativas que revelan otra conexión oculta más: la de Coco Chanel con Polina Zhemchuzhina, esposa del ministro de exteriores Viacheslav Molotov y directora del trust estatal de perfumería de la URSS. Las dos fueron mujeres de origen humilde, trabajadoras incansables y con un olfato privilegiado para detectar contactos que les facilitaran ascender socialmente. Y las dos tuvieron problemas con sus gobiernos por sus conexiones con el enemigo: Chanel con los nazis y Zhemchuzhina con los estadounidenses durante la Guerra Fría. 7,5.

La memoria de los animales (Claire Fuller)
Así, de primeras, leer una ficción distópica sobre una pandemia apetece tanto como ir a un concierto de Bertín Osborne. Pero, claro, si quien te lo cuenta es alguien como Claire Fuller (‘Tierra inestable’, ‘Naranjas amargas’), da igual el tema. La escritora británica te podría hacer una novela sobre un señor durmiendo la siesta y seguro que te engancha.

‘La memoria de los animales’ (Impedimenta) presenta un mundo sumido en una hecatombe vírica. La protagonista y narradora, una bióloga marina, se ofrece voluntaria para un ensayo clínico relacionado con una vacuna experimental. El descubrimiento de un dispositivo con el que es posible revisitar el pasado, el Revisitador, inventado por uno de sus compañeros de la prueba, pone en marcha un absorbente relato que avanza por los territorios de la ciencia ficción especulativa, el thriller distópico, el alegato animalista y el drama intimista. La crónica del asfixiante día a día de los voluntarios se mezcla con una imaginativa narración epistolar y con unos viajes al pasado que le permiten a la autora reflexionar sobre la memoria, los recuerdos y los refugios que buscamos para soportar el presente. 7,9.

El castillo de los escritores (Uwe Neumahr)
Si te gusta la Historia y el chismorreo, no te pierdas este libro. “El símbolo de Núremberg era un bostezo”, escribió Rebecca West. La novelista británica había viajado como corresponsal a los juicios de Núremberg en busca de grandes noticias y aventuras. Pero la única aventura que encontró fue sexual, con uno de los jueces. El resto fue incomodidad y aburrimiento. Es algo en lo que coinciden todos los escritores que acudieron como corresponsales a Núremberg en 1946: el juicio no fue como una película de Hollywood, como ‘Vencedores o vencidos’ (1961), sino un proceso largo y enormemente tedioso. Casi un año de interminables sesiones llenas de tecnicismos y largas tandas de preguntas, muchas veces incomprensibles a causa de los problemas de la novedosa tecnología de la traducción simultánea.

Erika Mann, John Dos Passos, Martha Gellhorn, Victoria Ocampo… son algunos de los periodistas y escritores que aparecen por las páginas de ‘El castillo de los escritores’ (Taurus). El título hace referencia a la gran mansión de estilo historicista confiscada a la familia Faber-Castell (la de los lápices) donde estaba situado el press camp. Uwe Neumahr combina biografía, historia judicial y crónica social para ofrecer un jugoso retrato, plagado de anécdotas, sobre la trastienda periodística del célebre proceso a los líderes nazis. 7,5.

Ritual (Sandrine Destombes)
El caso de los pies amputados del mar Salish (Canadá) –el descubrimiento en 2007 de una veintena de pies en las costas de esa región de la Columbia Británica- se ha convertido en un clásico moderno del misterio. Inspirada por este hecho, la francesa Sandrine Destombes, autora del best seller ‘El doble secreto de la familia Lessage’ (Reservoir Books, 2018), ha escrito un entretenidísimo thriller policiaco de los de leer en la tumbona entre baño y baño, una mezcla de Fred Vargas y la saga ‘Saw’ que funciona muy bien como pura diversión macabra.

El punto de partida de ‘Ritual’ (Reservoir Books) atrapa al lector por los tobillos: siete pies cortados y atados entre sí aparecen flotando en el Sena, cerca de la sede central de la Policía Judicial francesa. En uno de ellos está grabada la palabra “Ganador”. A partir de ahí, se pone en funcionamiento una inquietante intriga policiaca, narrada sin apenas descripciones de escenarios y personajes (cada lector se las tiene que apañar con su imaginación), que se lee con la velocidad con la que te comes un helado. Capítulos cortos, ritmo ágil y un uso muy eficaz de las elipsis y la dosificación de la información. 7.

Las cosas que perdimos en el fuego (Mariana Enriquez, Lucas Nine)
La publicación en 2016 del libro de relatos ‘Las cosas que perdimos en el fuego’ (Anagrama) cayó en el género de terror como el álbum de Low ‘Things We Lost in the Fire’ en el slowcore: lo sacudió hasta las entrañas (el título del libro es un homenaje al disco). Luego vendría la monumental ‘Nuestra parte de noche’, donde Mariana Enríquez (de quien también se reeditó el libro de viajes ‘Alguien camina sobre tu tumba’ y acaba de publicar otro de relatos, ‘Un lugar soleado para gente sombría’) abría el género en canal.

Si las hermosas y oscuras canciones de Low podían servir como perfecta banda sonora para los inquietantes cuentos de Enriquez, las ilustraciones de Lucas Nine lo son como traslación gráfica. El cómic ‘Las cosas que perdimos en el fuego’ (Salamandra) adapta, con la colaboración de la propia autora, cuatro relatos del libro: ‘El chico sucio’, ‘Pablito clavó un clavito: una evocación del Petiso Orejudo’, ‘El patio del vecino’ y ‘Bajo el agua negra’. Por medio de una eficaz combinación de dibujos de estilo expresionista y fotografías documentales, Lucas Nine logra una muy sugestiva relectura visual de los terroríficos relatos de Mariana. 7.

Naturaleza muerta (Emilio Bueso)
Hablando de Mariana Enriquez… La escritora argentina es una de las prescriptoras de ‘Naturaleza muerta’ (Ediciones B), la nueva novela de Emilio Bueso. Autor de referencia para los fans del terror y la ciencia ficción, la publicación de esta obra por un sello generalista (hasta ahora había publicado en editoriales más especializadas como Gigamesh o Valdemar), va a permitir a un escritor muy de nicho como Bueso abrirse a nuevos lectores. La novela lo tiene todo para interesar a públicos más amplios: una mezcla muy bien modulada de intriga criminal y horror cósmico, con gotas (frías) de costumbrismo y retrato social, situada en algún lugar de las zonas pantanosas del litoral levantino. Cañas y barro con Lovecraft.

‘Naturaleza muerta’ está contada en primera persona por una ingeniera agrónoma que ha huido de Madrid para teletrabajar, cultivar la huerta y “sanarse” en una casa de campo, un personaje muy bien construido que carga con todo el peso narrativo de la novela. Bueso juega de forma muy hábil con el punto de vista subjetivo de la protagonista, con la fiabilidad de esa mirada, para ir incorporando poco a poco elementos fantásticos sin que la historia pierda nunca pie con la realidad. Un ritmo tan ágil como una rata de la albufera, una galería de personajes secundarios muy atractivos y bien perfilados, y una atmósfera pegajosa y onírica completan esta estupenda lectura de verano. 7,5.

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