Måneskin y Jessie Ware sacuden Mad Cool con su revolución sexual

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Måneskin y Jessie Ware sacuden Mad Cool con su revolución sexual

El plato fuerte de la jornada del viernes en Mad Cool era Måneskin, o al menos, así parecía indicarlo su estatus de cabezas de cartel. Lo cierto es que el escenario principal a la hora de la banda romana, lucía considerablemente más vacío que los dos días anteriores con Dua Lipa y Pearl Jam. De momento el viernes ha sido el día de menor asistencia: 49.000 personas. Aunque eso no quita que la gente -mayoritariamente chicas jóvenes- que ocupaban las primeras filas llevaran guardándose sitio para ver a sus ídolos desde muy temprano.

Los ganadores de Eurovisión 2021 hicieron gala de su magnetismo en el escenario. Su deliberada pose de rockeros de la vieja escuela y de salvadores del género puede resultar bastante irritante para los no conversos: el rock habrá disminuido en popularidad en las últimas generaciones, pero no necesita que nadie lo salve. Desde luego, no Måneskin. Pero es justo reconocer que la calidad de sonido fue alta y la energía de la banda encaja perfectamente en un entorno de festival como Mad Cool.

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‘ZITTI E BUONI’, la canción que cambió sus vidas y los coronó como ganadores del famoso festival europeo, llegó pronto. Siguieron con ‘Honey’, un tema que en palabras de Damiano David, está inspirado en España. El vocalista posee un carisma innegable: tiene buena voz, se mueve por el escenario como pez en el agua y está constantemente empeñado en seducir al público con una mezcla de sensualidad y macarrismo muy efectiva. Lo mismo puede decirse de los demás miembros, en su manera de tocar los instrumentos, sus gestos, etc. Una de las claves del furor que genera Måneskin es, sin duda, esa energía sexual.

La banda tocó todos sus mayores éxitos, entre ellos ‘Supermodel’ y, por supuesto, su viral versión de ‘Beggin’’, la cual Damiano presentó diciendo que él no cantaría demasiado para dejar que lo hiciera el público, pero por algún motivo, la acabó cantando él casi al completo. Con ‘I Wanna Be Your Slave’ hicieron que el público bajara hasta el suelo para después saltar en cuanto rompieran las guitarras, todo un clásico. El clímax llegó en el momento en el que subieron al escenario varias decenas de fans mientras la banda tocaba ‘Kool Kids’. Sus seguidores los veneraban como dioses mientras ellos se empapaban del descontrolado fervor de sus fieles.

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Justo antes de la banda italiana, la cabeza de cartel moral de esta jornada salió al escenario. Jessie Ware tituló su sensual club nocturno inspirado en los 70, «The Pearl», como bien indicaba el cartel con luces de neón que colgaba sobre las elegantes cortinas en el fondo. La cantante británica ofreció un espectáculo frenético acompañada de coristas, bailarines y el amor de un público entregadísimo. Lo de Ware fue, de principio a fin, una auténtica fiesta que consolidó definitivamente su condición de diva absoluta.

Comenzó con un ‘That! Feels Good!’ que servía para calentar motores. Después en ‘Pearls’ mostraba su grandeza como vocalista en una canción muy exigente en este ámbito que solventó de maravilla mientras bailaba con su equipo. También presentó ‘Lift You Up’, su reciente single en colaboración con su querida Romy.

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En uno de los segmentos claves del set, encadenó la energía vogue de ‘Freak Me Now’ con un remix de ‘Running’ seguido de ‘Hot and Heavy’, también readaptada para su versión en directo. Tampoco faltó su ya mítico látigo brillante para ‘What’s Your Pleasure’. El gran momento de la noche llegó casi a final del set con ‘Beautiful People’, en la que Ware enseñó al público a bailar una coreografía repetidas veces. Fue un momento de unión precioso y divertidísimo.

Para cerrar, Ware lució su vozarrón con una magnífica versión de ‘Believe’ de Cher y cerró de forma apoteósica con ‘Free Yourself’, convertida ya en una de las canciones más importantes de su carrera.

Daniel Cruz

Otro de los conciertos más destacados del día fue el de Alvvays. La banda liderada por Molly Rankin no decepcionó exhibiendo las canciones de su más reciente y extraordinario álbum, ‘Blue Rev’, al que dedicaron la mayor parte del set. Desde las primeras notas de ‘Pharmacist’ ya tenían al público en el bolsillo, y así continuó durante el resto de temas como ‘Very Online Guy’ (que la cantó Rankin agachada en los pedales), ‘Many Mirrors’, ‘After the Earthquake’ o la encargada de cerrar el concierto, ‘Easy On Your Own?’.

Como siempre a esas horas de la tarde, el calor sofocante luchaba por convertirse en el protagonista, pero los canadienses son expertos en crear atmósferas tan oníricas que hacen que uno se olvide de cualquier condición adversa. Pese a que ‘Blue Rev’ fue el claro protagonista, no se olvidaron de celebrar canciones más antiguas de su repertorio como ‘In Undertow’, ‘Dreams Tonite’ y, por supuesto, ese temazo que es ‘Archie, Marry Me’. Lo único negativo que puede decirse de su show es que tan solo 45 minutos de Alvvays no son suficientes. Allí todos queríamos más.

Daniel Cruz

Por la tarde, en los dos escenarios principales tuvimos ocasión de ver a dos bandas muy diferentes. Por un lado, Sleaford Mods, cuya presencia en un espacio tan grande sorprende y se siente como un claro error. El espectáculo del dúo inglés era de lo más simple: Jason Williamson rapeaba mientras gesticulaba con sus extrañas poses y sus exagerados “AAaah”, mientras Andrew Fern le daba al botón de “play” y “stop” al principio y final de cada canción en el ordenador. El resto del tiempo bailaba como podía, grababa a su compañero y probablemente se preguntaba cuándo se acababa ya todo esto. La banda tiene buenas canciones y Williamson se esfuerza por transmitirlas, pero el concierto agota pronto por su monotonía y por lo poco cuidado del set. No es de extrañar que a medida que avanzaba, hubiera más y más abandonos.

Por otro, Black Pumas sí que estuvieron a la altura de merecer un escenario principal. Embelesaron al público con su estilo soul retro en un espectáculo tan guitarrero como sofisticado. Eric Burton tiene una voz exquisita y cálida, y es una presencia poderosa: se bajó varias veces al foso, le dio un beso en la mejilla a una fan, hablaba (o intentaba hablar) en español, bailaba moviendo los pies de formas imposibles, alentaba al público a cantar con él… No paró ni un segundo. El resultado fue uno de los conciertos más agradables de la jornada.

Javier Bragado

La agenda festivalera es muy apretada, así que justo antes de Black Pumas, tuvimos tan solo unos 25 minutos para pasarnos por la carpa The Loop, dedicada a la electrónica, para ver a Jayda G. Había mucha gente, pero aun así, espacio suficiente para bailar cómodamente. La DJ y productora canadiense empezó muy arriba desde el principio y firmó -al menos lo que pudimos ver- un set cañero y muy divertido. ¡Qué bien hubiera estado esto para cerrar!

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