Luz Casal es la reina y salvadora del Sonorama Ribera

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Luz Casal es la reina y salvadora del Sonorama Ribera

La cara B de Sonorama Ribera es el propio Aranda de Duero. Ayer regresaron las guerras de agua repentinas, la música de los bares, los cachis de calimocho (y de croquetas), los conciertos callejeros y la incógnita de la sorpresa en la Plaza del Trigo. En el caso de ayer, Niños Mutantes. El día del Sonorama es tan esencial como la programación nocturna, porque es algo único en cualquier festival nacional. Luz Casal entiende esto, y quizás por eso salió anoche al escenario con una enorme pistola de agua.

Descrita por Javier Ajenjo, director de Sonorama Ribera, como «una de las reinas de la música de este país», Luz Casal llegó a Aranda de Duero después de haber dormido en un sleeperbus durante toda la noche y preparada para ir directa a una rueda de prensa. «Aunque haya dormido en una litera, estar en este festival es una ocasión especial», contó antes de destacar su aspecto favorito del Sonorama: la gran amplitud de su oferta musical.

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Después de una carrera en la que ha hecho de todo, Casal siempre defenderá la variedad de géneros, y así lo demostró en su set, que fue desde el pop al rock clásico y la balada, e incluyó un delicioso momento de jam instrumental a modo de presentación de la banda. Esta parte entró mejor que un Ribera del Duero. Cada integrante tomó el spotlight y se lució con su respectivo instrumento. ‘Day Tripper’, ‘Smells Like Teen Spirit’ o ‘Bésame Mucho’ fueron algunas de las canciones que sonaron. «Lo siento para el que es reducido en sus gustos», adelantó Casal en la rueda de prensa. Dejó todavía más clara la idea con una acertada metáfora: «Tomo café todas las mañanas, pero no durante el resto del día».´

Diego Santamaría

La organización programó el concierto de Luz Casal para que no coincidiese con ninguno, de forma que nadie se lo perdiese. Llenazo. Desde ‘Hechizado’, el carisma y la vena disfrutona de Luz Casal brillaron tanto como su vestido. Los músicos estaban colocados a ambos lados del escenario, de forma que ella atraía todas las miradas. Imperial en sus poses y cercana en sus palabras, Casal no tardó en desplegar su primera balada. ‘Sentir’ hizo que el público no pudiese evitar aplaudir a mitad de tema. ¿Qué aplaudían? Su maravillosa voz, la facilidad que transmite con cada nota, la belleza del acompañamiento musical… A saber. Esta fue su primera gran ovación.

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Dedicó ‘No Me Importa Nada’ a algunas de las mujeres más importantes de su vida, proyectadas en la pantalla, como Agatha Christie, Ella Fitzgerald o… La Mala Rodríguez. No tardó en arreglar este momento de desconcierto con un precioso homenaje: «En el centro está la más importante de todas, la mujer que me parió». El recital alcanzó uno de sus puntos más emocionantes con ‘Un nuevo día brillará’. «Quiero escucharos cantar», dijo, y el público cumplió con creces, repitiendo varias veces el estribillo. «¡A ver si les llega a los responsables y ponen ferrocarril en Aranda de Duero!», gritó Casal enunciando una de las campañas principales del festival.

Los últimos temas fueron dedicados a la juerga: ‘Rufino’, ‘Loca’ y ‘Un pedazo de cielo’ se sucedieron como si nada antes de bajar totalmente la velocidad con ‘Piensa en mí’, con la que el Sonorama se paró por un momento. La ovación final fue tremenda, a la altura de un tremendo concierto. Hasta el momento, lo mejor del festival. Si no hubiera sido por Luz Casal, ayer habría sido, de lejos, el día más flojo, porque la artista gallega ha estado por encima de absolutamente todos.

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Aliron Studio

Rayden, en uno de sus últimos conciertos bajo este nombre y en un alarde de confianza desmedida, aseguró que ‘Multiverso’ iba a ser «el mejor momento del Sonorama». No lo fue. Sin embargo, los conciertos de Valeria Castro y Burning sí que resultaron muy disfrutables. La joven artista canaria dio la sorpresa llenando completamente uno de los escenarios pequeños, consiguiendo juntar más gente que algunos de los conciertos principales.

De hecho, Niños Mutantes tocaron a la vez que ella y, en cuestión de números, no pudieron competir. Además, la música de los granadinos se colaba en la tranquila atmósfera que había construido Castro, siendo un concierto que se disfruta mucho más en absoluto silencio. Después de la segunda canción, la artista de 25 años ya tenía al público gritando «¡Escenario principal!». Su delicada voz brilló en temas como ‘la raíz’ y ‘abril y mayo’, levantando ovación tras ovación. «La piel de gallina», dijo en un momento dado.

En Burning, el público no estuvo tan a tope, lo cual es difícil de creer dado el tipo de música que es. Después de 50 años, Johnny Cifuentes es el único que queda de la formación original de la banda, y era el que mejor se lo estaba pasando. Este tiene la actitud de lo que es. Una estrella del rock de las de antes, que hace rock ‘n’ roll clásico sin ninguna pretensión más y cuyas letras han envejecido terriblemente. Creo que Cifuentes es medio consciente de esto, pero no del todo. En ‘No es extraño que tú estés loca por mí’ incluyó un nuevo estribillo en el que admite que tampoco es extraño que él esté loco por ella. A la vez, sigue manteniendo esta línea: «De rodillas ante mí, es como te gusta a ti». La España de la Transición era otra movida.

Diego Santamaría

Después del espectáculo de Luz Casal, el hip hop se apoderó del Sonorama. Natos y Waor tuvieron uno de los conciertos más multitudinarios, juntando tanto a raveros como a raperos, y siendo un testamento de, una vez más, la amplísima oferta del festival. SFDK, por otro lado, celebraron 30 años como dúo con un show de rap clásico, muy de la old school. En cuanto a química, Zatu y Sánchez transmitían más que los de ‘Sudores fríos’. También hay que darle méritos al público, que, anoche, estuvieron a tope con absolutamente todo lo que les pusiesen por delante. Con los sevillanos, los brazos no pararon de subir y bajar y ellos lo notaron. «Ya veo que os gusta la leña», soltó Zatu.

Para el final de la jornada, los escenarios principales, una vez más, acumularon casi media hora de retraso. Esto quiere decir que OBK empezó casi a las 4 de la madrugada, cuando estaban programados a las 3:20. Bueno, programado. Tras la marcha de Miguel Ángel Arjona, solo queda Jordi Sánchez partiendo la pana. Si me quedé hasta tan tarde, fue porque, como escribió mi compañero Sebas, son «historia viva del pop español». Lo que me encontré fue una horterada tremenda. ‘Tú sigue así’ fue un buen inicio y la voz de Sánchez se mantiene muy bien, pero no tardaron en surgir las dudas. En 2024, la música ya suena desfasada de por sí. Luego llegó ‘Oculta realidad’, una copia no deseada de ‘Sweet Dreams’, y acepté que el techo de la noche ya había pasado hace mucho. Eso sí, también descubrí que el público del Sonorama es el mejor que hay, porque ahí estaban dándolo todo con OBK, como si estuvieran en la mismísima ruta del bacalao. Gracias Luz Casal, porque has salvado la segunda jornada de Sonorama.

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