Gambas, setas, árbitros, Voldemort… No es una pintura surrealista, es el concurso de disfraces de Sonorama Ribera, que vuelve a celebrarse por vigesimoséptimo año en Aranda de Duero. La jornada del miércoles, al ser la inaugural y situarse a mitad de semana, no suele recibir tanto público como las demás. A la hora de comer, Aranda de Duero sigue transmitiendo tranquilidad, lo cual cambiará a partir de hoy.
Si la organización del festival siempre había sido de admirar, este año se ha superado. En esta ocasión, todo es más grande. La zona de baño se ha convertido en un pabellón y el recinto gastronómico está cruzando la carretera, eliminando colas y permitiendo que todo el mundo pueda sentarse en los merenderos. Hay tantas opciones de comida que agobia un pelín. En cuanto a las barras de bebida, lo tienen todo. Barra rápida de calimocho, barra exclusiva para cervecerxs, barras generales… Hay de sobra. Por si fuera poco, hay 500 puntos violeta en el recinto.
En cuestión de accesibilidad, Sonorama también es puntero, tanto con la inclusión de intérpretes de lengua de signos como con la proyección de las letras en los escenarios principales. No hay nadie que se merezca más tener sus letras en una pantalla gigante que La Bien Querida, que salió al escenario Ribera del Duero con un resplandeciente vestido azul y preparada para tocar los corazones del público. «Muchas gracias por estar aquí el miércoles», dijo Ana, para no volver a hablar en el resto del show. Lo dijo todo con la música. ‘La Perra Del Hortelano’ y ‘¿Qué?’ fueron favoritas del público, hasta que cantó ‘Esto Que Tengo Contigo’ y ‘Poderes Extraños’, que terminaron de conquistar a los presentes. El videoclip de esta última fue dirigido por Juanma Carrillo, cuya muerte fue tristemente confirmada ayer por Elefant Records. El concierto llegó a su punto más alto con ‘Los Jardines De Marzo’ y ‘La Fuerza’, que despertó las lágrimas de un asistente. Y no me extraña.
En un cambio de tono total, la rave flamenca de Califato 3/4 se apoderó del Sonorama con una presentación llena de diversión, reivindicación y, a ratos, desconcierto. ‘Crîtto de lâ Nabahâ’ fue una introducción perfecta que consiguió alzar las numerosas banderas andaluzas que se escondían entre el público. Manuel Chaparro es el capataz del grupo y anoche también parecía el predicador. Durante ‘Çambra der Huebê Çanto’, a la vez que declaraba la belleza incontestable de Andalucía también denunciaba que los números no mienten: «Andalucía tiene la mayor tasa de paro de España y el mayor porcentaje de exclusión social». Cada palabra que soltaba, la sentía en sus adentros.
Califato es caos con duende. En otro episodio reivindicativo, Chaparro se quitó la camiseta revelando unas cuerdas atadas en el cuerpo que le tapaban los pezones. «Hoy en día, quitarse la camiseta en público es privilegio de hombres», declaró orgulloso. De vez en cuando desaparecía del escenario y era sustituido por la cantaora María José Luna, que traía paz al show. Chaparro también tiene talento para la comedia. Ayer no fue ‘Buleríâ del aire acondiçionao’, sino ‘Buleríâ del abanico prestao’, porque «no podemos poner el aire acondicionado». También declaró que se podía hacer «de todo» en la vida: «Si te fumas un porro un día no pasa nada, si te metes una raya un día no pasa nada, si te bebes una botella de Ribera un día no pasa nada», dijo solo para rematar con un «Yo, que puedo, me voy a ir a fumar un porro» antes de dejar el escenario brevemente.
Nunca antes el flamenco había invocado un pogo, pero Califato 3/4 lo hace diferente. Después de haber escuchado rap, folklore andaluz y electrónica, quedaba la rave final. Personas siendo levantadas en el público a modo de virgen, Chaparro con un capirote, unas épicas trompetas… Prácticamente, la Semana Santa de Sevilla, pero en Aranda de Duero. Y si todos fuesen muy puestos de alucinógenos, claro.
Los Planetas volvieron a tener uno de los conciertos más llenos, como han ido consiguiendo en cada fecha de ‘Super 8’. Tras verles en tres ocasiones, puedo decir que fue el concierto en el que mejor se les ha escuchado. Una de las razones seguro que es el maravilloso equipo de sonido de Sonorama. La otra razón se llama Eric. «Nos acompaña Eric Jiménez en la batería», contó J antes de la ovación general del público. El mítico batería volvió a unirse a la formación para su cita en Aranda. No está claro si repetirá alguna fecha, pero todos esperamos que sí. Sin haber tocado originalmente en el disco, se nota su pegada tan única. Mucho que ver con la Semana Santa de la que hablaba en Califato 3/4.
La percusión sonaba como un puñetazo a cada golpe y las guitarras, como cuchillos. Tanto, que en canciones como ‘10.000’ a J se le volvió a dejar de escuchar. Cuando parecía que no quedaba tiempo para más, unos anillos olímpicos aparecieron en las pantallas, obra de Javier Aramburu. «Segundo Premio» fue iniciada con Eric en solitario, con un halo de luz apuntándole fijamente. Uno de los mejores momentos de la noche.
Después de que Recycled J se conviertiese en el rey de los escenarios más pequeños, dedicados a la música del público más joven (Bejo, Samuraï, Aiko el grupo, Juancho Marqués…), y de que La Habitación Roja perdiese una gran porción del público nada más empezar, El Columpio Asesino dio el último concierto de su historia en Sonorama. La banda pamplonesa tiene una gran historia con el festival, como Cristina comentó durante su rueda de prensa, y dado que están en plena gira de despedida, ayer llegó a su fin. Para este punto de la noche, el pequeño retraso que había marcado ligeramente los escenarios principales se había convertido ya en una gran bola de nieve, por lo que la banda comenzó media hora más tarde de lo previsto.
Además del gran olor a popper, lo que más destacaba era la actitud de Cristina. Es demasiado cool. «Vamos a aprovechar la energía del primer día», soltó en un momento dado. El Columpio Asesino suena como lo que es, una banda que tras 25 años de carrera ha alcanzado su momento más pleno. No pueden estar más cómodos en el escenario. Su influencia en el panorama nacional actual es innegable y como testamento eterno de ello está ‘Toro’, versionada por infinidad de artistas. Aunque esta incluyó unos emotivos fuegos artificiales que despidieron al grupo por todo lo alto, el público parecía estar algo dormido. Seguramente, El Columpio merecía más.
La jornada inaugural terminó con la juerga funk y disco de Carlangas y Los Cubatas (álter ego de Mundo Prestigio). Qué gusto ver al ex de Novedades Carminha en el escenario principal. Creo que él tampoco se esperaba tocar ahí, a juzgar por todo el espacio libre que dejaron. No están acostumbrados a tanto suelo a su disposición, y no porque no se lo merezcan. Ya estamos hablando de unas horas muy poco practicables, a eso de las 3 de la mañana, así que Carlangas tenía que sacar la maquinaria pesada. La broma se acabó con ‘Ya No Te Veo’, que levantó al público instantáneamente y puso el broche de oro con un brutal solo de saxo.
Las outros instrumentales de Los Cubatas son oro. Son más que una banda acompañante. Son parte del show tanto como el propio Carlangas. Estos hacen que todas las canciones, tanto las de Novedades como las de Carlangas en solitario, tengan otra vida. ‘Cabeza loca’ y ‘Regalao’ suenan más a una colaboración de Novedades con Mundo Prestigio que a lo que se escucha en la versión de estudio, y esto solo puede ser bueno. El amor del público a Novedades Carminha sigue presente cada vez que suena una de estas canciones y ‘Cariñito’, revivida gracias a Delaporte, es una prueba clara de ello. Pese a estar cerca de las 4 de la mañana, se cantó como si fueran las diez de la noche. Carlangas estuvo todo el concierto preguntando si había alguien ahí o no, y finalmente soltó un: «Así sí, joder». Justo lo que pensé yo al ver lo que había montado Sonorama Ribera un año más, siendo todo un ejemplo para el resto de festivales. Así sí.