It’s raining bras! El videoclip ‘Guess’ se suma a la lista de lluvias extrañas en la ficción que podría encabezar la mítica secuencia de la lluvia de ranas de ‘Magnolia’ (1999). Sobre las cabezas de Charli XCX y Billie Eilish caen sujes y bragas como en una gota fría valenciana, como un dios volcando contenedores de Humana. De hecho, como se explica al final, «toda la ropa interior que no ha sido usada [sic], será donada a una organización benéfica para mujeres que han sobrevivido a la violencia de género».

La metáfora parece clara. Desde que el 7 de septiembre de 1968 varias manifestantes contra el concurso de Miss América se quitaron sus sostenes y los tiraron al “cubo de basura de la libertad” (no, no los quemaron como si fueran unas Goebbels feministas), desde ese día, desprenderse de la ropa interior si eres mujer, sobre todo del “opresor” sujetador, lleva implícita una carga reivindicativa, es un símbolo popular de empoderamiento.

‘Guess’ mezcla la alegoría feminista con la actividad puramente lúbrica. Un éxtasis festivo interrumpido por la aparición estelar de la Eilish montada en una retroexcavadora a modo de relectura irónica del conocido estereotipo lésbico. La fiesta termina con las dos cantantes subidas a una montaña de ropa que parece un probador del Primark un sábado por la tarde, una pila de bragas para revolcarse en ellas, tanto literal como metafóricamente.