Primavera Sound no tiene suficiente con el centenar de conciertos programados en el Fórum y las decenas de actuaciones repartidas en salas de Barcelona de manera paralela. También hay conciertos gratuitos en el CCCB entre las jornadas de miércoles y viernes, enmarcados en el entorno del Primavera Pro. Mientras distintos agentes de la industria debaten en las salas del museo sobre IA, el devenir de la música grabada y en directo, o los derechos de autor; el público local y visitante puede ver varios conciertos sin pagar «en un marco incomparable».
JENESAISPOP, como media partner de Primavera Pro, ha estado allí para contarte quién puede dar un salto de popularidad en el futuro. La apuesta es clara por artistas noveles, de lugares ajenos al consabido binomio UK/USA, por ejemplo a través de los lituanos Mélyna, y por una diversidad estilística de no dar crédito. De los más de 20 shows programados, ni uno solo se pareció a ningún otro.
La variedad fue tal que por ejemplo Sofi Paez ofrecía el jueves un recital a piano, con largos pasajes o incluso pistas enteras instrumentales. Nada que ver con lo que el mismo día vimos a han gaiden (en la imagen bajo estas líneas), cercanos en misticismo a la electrónica de Enigma, solo que con un desenlace más espídico y bailable. Poco después disfrutamos del jazz y del reggae de NEONE The Wonderer, más abstracto que el set de LEMFRECK, quien con una camiseta del Barça incluyó guiños al trip-hop, el rap y la bossa. El miércoles el líder del dúo coreano Hypnosis Therapy apareció con unas orejas gigantescas, sonando a medio camino entre el rap y el rock -por la vía de Rage Against the Machine- y lanzando un agua muy necesaria entre el respetable. Fue por su energía uno de los shows más comentados.
Los grupos guitarreros tampoco se parecían. Francis of Delirium practican un rock noventero un tanto emo, y su cantante estuvo divertidísima recordando cómo una vez sus músicos perdieron, uno la ropa y el otro la ropa interior, durante su anterior visita a España. También dejó como declaración de impacto «me llamo Jana y vivo con mis padres», arrancando una carcajada a todo el mundo. Sus canciones son coreables; todo lo contrario que las del trío irlandés Bucket, entregados de lleno al ruidismo y al screamo, con una sección rítmica potentísima. Los búlgaros Hayes & Y, en pantalones de pinzas, apostaron por el math-rock, mientras desde Indonesia Milledenials lo hicieron por el noise rock. Por su parte, la catalana Guineu desplegó melancolía indie pop, con ‘Puto any’ como destacado hit, y terminando con una canción nueva que abrirá era.
Hablando de Cataluña, la primera jornada, la del miércoles, la más multitudinaria en el CCCB al no coincidir con el Primavera Sound de lleno, sino tan solo con su jornada inaugural gratuita (la de Caribou y La Casa Azul), incluyó la actuación de cuatro artistas catalanes. Tras Guineu, el cambio fue radical con okdw, que rapeó sobre ritmos R&B y reggaeton, pero siempre desde una perspectiva muy pop y queer. Nada que ver con xicu, que comenzaron con una timidez y un ensimismamiento propios de The xx o La Plata, pero después fueron abriéndose a diferentes ritmos, urbanos incluidos. Quienes más público congregaron fueron Remei de Ca la Fresca, que destacamos entre los 6 mejores shows de Primavera Pro, a continuación.
Oska: el encanto de una guitarra
Primavera Pro abrió el miércoles con el encantador show acústico de Oska. Pese a actuar a solas con su guitarra, logró conectar con el público al interesarse en todo momento por cuáles de sus canciones estaban gustando más, al dedicar un tema a la muerte de su perra -‘Mona Lisa, a girl’s best friend’- o al bromear sobre la tristeza de sus canciones. «Se pueden cantar aunque sean tristes», indicaba sonriente, aparte de advertir: «molan más con producción». ‘April May July’ está entre las que claramente nos conquistaron incluso «sin producción».
Jenys: arte trans con 3 copas de vino
Jenys ofreció el primer concierto realmente apoteósico de Primavera Pro. Nada más salir, se presentó como «una persona trans de Rusia»; su show empezó titubeante, con ciertas muestras de indecisión sobre las tablas, quizá por una cuestión de contexto: no dejaban de ser las cinco de la tarde, ni tampoco de hacer 30 grados centígrados. Pero ayudada por las tres copas de vino blanco que había situado estratégicamente sobre la mesa de DJ, empezó a presentar sus canciones «para los mentalmente enfermos», a explicar términos insultantes para la comunidad trans, a contonearse con su minúsculo vestido o a bailar tirada por el suelo, mientras sonaba el techno roto de temas como ‘Claim that Dress’ -que presentó como su canción más difícil- o su adaptación muy libre de ‘Like a Virgin’. «Me encantan los gays y las chicas porque me entendéis», indicó, provocando que tanto los unos como las otras se fueran acercando a las primeras filas. Tras haber perdido a SOPHIE, qué bien poder la bienvenida a JENYS.
«Remei»: la gran promesa
Si el éxito alguna vez se midió por número de asistentes, hay que hablar de lo de Remei de Ca la Fresca, que congregaron a un par de centenares de personas cuando caía el sol el miércoles por la tarde. Con cada vez más asistentes y todos ellos cada vez más cerca del escenario, dejaron la sensación de que algo está a punto de explotar con ellos. Sus canciones pueden tener un toque kraut o de melodía flamenca, pero sobre todas ellas despunta el carisma de su cantante, que sacó una bandera de Palestina y se merendó a todo el mundo con su adaptación de M.I.A., ‘Tot el que volem és okupar-te el xalet’.
Juana Aguirre: electrónica de ensueño
Argentina estuvo representada por el rock melódico de Isla Mujeres y por el espléndido show de Juana Aguirre. A nadie se le había ocurrido usar las pantallas de proyecciones y las de Aguirre, abstractas, contribuyeron a crear un ambiente de ensoñación a una hora tan improbable como las tres de la tarde (quiero decir, sin caer en la tentación de la siesta). Empezó en plan ambient, tuvo toques de indietrónica, pero sobre todo trasladó una sensación de calma y espiritualidad hermosísima, a través de temas como ‘Fuego’. No confundir, por cierto, en redes, a Juana Aguirre con Juan Aguirre: nos pasó en las Stories de Instagram, aunque esperamos que el guitarrista de Amaral haya descubierto en ella a otro de esos artistas de electrónica intimista que tanto le gustan.
Naaz
Naaz se vendía en su biografía como una artista holandesa de ascendencia kurda, conocida por divulgar esta última cultura por Europa. Lo que nos encontramos no fue tanto eso sino a una vocalista excelente con un vozarrón precioso, perfectamente capaz de arrastrarse por el suelo interpretando una «torch song» tipo Lana del Rey, como de representar la alegría de la huerta al frente de un tema más bien pop. Un show estupendo y muy entretenido por parte de una de las «performers» más arrolladoras que hemos visto estos días. Fue la más «Pro» de Primavera Pro.
Aleksiah: rock con algodón de azúcar
El viernes fue el día de menos afluencia en el CCCB, quizá porque la gente ya estaba agotada tras haber pasado por el Fórum y haber echado el resto con los apoteósicos conciertos de Charli XCX y Troye Sivan o CMAT demasiadas pocas horas antes. Aun así, se pudieron ver propuestas como el folk de Niamh Bury o el jazz de Yoni Mayraz. Entre quienes encierran mayor potencial comercial, la australiana aleksiah, que sí actuó con banda, con melodías próximas a las de la Taylor Swift y las HAIM más pop. Es el caso de temas desenfadados como ’24’, uno sobre «estar estresada» que repite «I should stop» o ‘Clothes Off’, que presentó como una canción «sobre no tener sexo». Su guitarra tenía forma de corazón, recordando también al rock-algodón de azúcar de Olivia Rodrigo.