Desde la última vez que Beach House tocaron en salas españolas, allá por 2018, al dúo compuesto por Victoria Legrand y Alex Scally ha publicado su disco más ambicioso, ‘Once Twice Melody‘ (2022) y, sobre todo, ha popularizado masivamente su single de 2015, ‘Space Song’, que supera los mil millones de reproducciones en Spotify. Por eso, un encuentro con Beach House en la sala Razzmatazz -en el marco de Primavera a la Ciutat- sabía a privilegio, a premio para los muy fans.
Esos fans se han topado con un setlist excelente que ha tirado de éxitos y maravillas ocultas. La consecución de joyas (de ‘On the Sea’ a ‘Lemon Glow’, de esa a ‘Somewhere Tonight’, favorita de Taylor Swift; de ahí a ‘Girl of the Year’, y de ahí a ‘Myth’) ha sido para quitarse el sombrero durante toda la actuación. Ha llamado la atención, eso sí, el olvido de su último disco: apenas se recupera ‘Over and Over’ en el cierre, y ni siquiera es de las más populares (alguien en el público pide la pista titular, pero no hay suerte).
Como de costumbre, las canciones tocadas reproducen idénticamente, sin sorpresas ni sobresaltos, el sonido de las grabaciones originales, porque Beach House sabe que eso busca su audiencia, escuchar sus canciones en directo exactamente como lo hace en la intimidad de su hogar. Los integrantes de Beach House, y el batería que les acompaña en los conciertos, James Barone, tocan escondidos en la oscuridad; muy rara vez la luz ilumina sus rostros. Las pantallas proyectan imágenes vagamente psicodélicas y luces tenues, amables a la vista, que evocan la estética de sus discos.

La protagonista es la música. Un asistente lo vive como si estuviera en un concierto de Imagine Dragons. Aunque, a veces, Beach House obligan a los presentes a despertar de su sueño dream-pop. El concierto, pese a la claridad de los instrumentos, deja puntualmente cierta sensación de improvisación. Victoria, Alex y James salen al escenario con media hora de retraso y se ganan algunos abucheos. Cuando emergen, no parecen preparados para comenzar la actuación: ‘Levitation’, la primera canción del repertorio, es abortada dos veces por problemas técnicos. Sumad el retraso y este fallido inicio, y la emoción se convierte en desconcierto.
Los fallos técnicos de Beach House, aunque ínfimos, o quizá por eso, resaltan en medio de la oscuridad. A Legrand -al teclado- se le escapa pulsar el botón de la base programada equivocada en al menos un par de ocasiones. Claro, ¿quién ve algo ahí? Por momentos parecía que Beach House ofrecían su primer concierto. De hecho, en la primera canción del bis, recuperan ‘Saltwater‘, «la primera canción que escribimos». Estos descuidos serían entrañables si no fuera por la seriedad que proyectan los músicos desde el escenario: no hace falta decir que Victoria y Alex interactúan con el público muy parca y tímidamente. Tampoco queremos otra cosa.
El sonido de Razzmatazz, por otro lado, provoca reacciones dispares en el público. Algunos dicen que la música sonó de maravilla, otros que el sonido fue muy mejorable y que no hizo justicia al grupo. Personalmente, el sonido no me pareció tan envolvente como en otros conciertos de Beach House en los que he estado, incluidos festivales. Lo compensa haber podido ver en vivo, en la intimidad de una sala, por primera vez en mucho tiempo, a uno de las mejores grupos de nuestra época.