Río Babel ha crecido. El nuevo recinto, que cambia la Caja Mágica por el Auditorio Miguel Ríos de Rivas-Vaciamadrid, es lo suficientemente grande como para admitir cuatro escenarios (uno dedicado a la comedia) y hasta una noria. Sin embargo, al margen de las novedades, el protagonista de las primeras horas del festival fue el sofocante clima tropical que ha estado acechando la ciudad durante los últimos días.
La organización, al loro de todo esto, se ha preocupado en habilitar diferentes formas de combatir el calor. Además de los puntos de hidratación, sorprendió la presencia de ventiladores de agua en la entrada del recinto principal. Como los de los bares, pero el triple de grandes. Aun así, llegar tarde al concierto de Lia Kali después de esperar bajo el sol en la cola para entrar al festival era algo que podía pasar. Y así pasó. Mientras hacíamos cola para recargar la pulsera y refrescarnos un poco, la artista catalana se preocupaba constantemente porque su público no se muriese de calor.

A diferencia de dos de los artistas con mayor recorrido de la jornada, Cypress Hill y Kase.O, Lia llevó una banda sabrosona que se prestaba perfectamente a las influencias latinas de su música. Aun así, también se trataba de un show muy rapero, lleno de colaboraciones presenciales, y en el que Lia demostró que le sobraba actitud (y vozarrón) por todos los costados. Es consciente de que mucha gente no le conoce, pero no le importa. ‘Niño’, una de las mejores canciones de ‘Kaelis’, su último disco, recibe una presentación a la altura: «¿Os acordáis de la primera vez que os enamoraste en la vida? Como nos la clavaron a muchos, eh…». Solo es una de las múltiples muestras de carisma que Lia deja durante su actuación. Eso sí, el momento en el que saca la pitillera y se fuma uno de la forma más despreocupada posible después de dejarse el alma cantando es puro poderío.
Una grandísima anticipación y un aún mayor olor a porro, como no podía ser de otra forma, precedieron la salida de Cypress Hill. Una clase magistral de sampling y scratching por parte de DJ Lord, en la que se intercalaron temas como ‘Da Funk’ de Daft Punk, ‘Mr. Sandman’ y ‘Enter Sandman’, fue el preludio perfecto de un concierto rompecuellos hasta sus últimos momentos. B-Real y Sen Dog demostraron el larguísimo tiempo que llevan haciendo esto con un divertidísimo show en el que fue clave la interacción con el público. Acompañándoles a cargo de la percusión estaba Eric ‘Bobo’ Correa, un maestro absoluto que también ha salido de gira con los Beastie Boys.
La única pega que se le puede poner al show de los californianos es que también se han subido al carro de la inteligencia artificial, concretamente para los visuales del concierto. El resto fue una mezcla de clásicos en la primera parte, con ‘Insane In The Brain’ y ‘Hits From The Bong’ robando el spotlight, y de energía metal en la segunda. Es en esta parte en la que se sucedieron la mayor parte de los pogos, y con total sentido. La versión de ‘Bombtrack’ de Rise Against The Machine y el caótico finalazo con ‘Jump Around’ les valió una merecidísima ovación.

La «Cypress Hill experience», aunque con menos medios, resultó ser el mejor show de hip hop de la jornada. El largo repaso a los 30 años de carrera de Kase.O empezó de forma muy seria, con un montaje del Javier Ibarra adolescente escupiendo sus primeras rimas y llegando a duras penas a sus primeros bolos. Aparece en el escenario con el aura de un icono, encapuchado y vestido de gris. Después revelaría una camiseta negra con el número 1 serigrafiado en la espalda. El show está construido para los más fans del rapero zaragozano, con momentos tan emocionantes como aquel en el que saca la mochila con la que se intentaba buscar la vida en el mundillo a los 15 años: «Esta mochila era mi hotel y mi camerino», contó Ibarra.
Para quienes no tuviesen un conocimiento tan extenso de la carrera del rapero, el concierto se pudo hacer un poco largo de más. Más que buscar la interacción del público o introducir cambios de ritmo interesantes, como la batalla de scratching y percusión de Cypress Hill, Ibarra se centró en tirarse las barras y en hablar de sus últimas polémicas, las cuales abordó hasta en dos ocasiones. Antes de interpretar ‘Cantando’, a Kase.O le pareció apropiado asegurar que «van a cancelar la alegría».

Al final del set habló más en profundidad sobre su «linchamiento»: «No creáis que no me afecta esa mierda. Pienso que igual no me he comunicado con la sensibilidad que el tema de Palestina requiere. Todos tenemos fallos y de verdad que siento haber creado tanto mal rollo», confesó. Kase.O aquí habla sobre su decisión de no cancelar en los festivales respaldados por el fondo proisraelí KKR y la reacción negativa que esto provocó en redes. No tardó en volver a la mala vibra: «Tengo un lema para todos estos puritanos, inquisidores, policías de la moral, radicales y fascistas que me han apaleado y humillado, odiado en definitiva», soltó antes de ‘Outro’.
El show de Kase.O se va haciendo más pesado según avanza y no es solo por las batallitas personales que este cuenta. El hecho de repasar su carrera cronológicamente acaba resultando un tiro autoinfligido en el pie. ‘Yippi Ya Yo’ y ‘Qué te importan todos los demás’, de Violadores del Verso, son dos canciones que reflejan los humildes inicios del rap en nuestro país y solo por eso el respeto es infinito. Por otro lado, ‘Mitad y Mitad’ o ‘Ringui Dingui’, guardadas para el final del set, no hacen ninguna justicia a esos primeros esfuerzos. Esta última fue considerada un hit en su lanzamiento en 2021, pero a mí me suena tan desfasada como el Messenger.

Dejo para el final a Rawayana para terminar en una nota relajada, siendo este el concierto más sorprendente de la jornada. En el repertorio del conjunto venezolano entra todo, desde funk y soul, hasta reggaetón y house. Todo, desde una ligereza y alegría contagiosas. Una verdadera fiesta tropical en las afueras de Madrid. El clima, de todas formas, ya lo tenemos. Es un show súper disfrutable para los que no se conocen ni una sola canción y, de hecho, se beneficia de prestar atención a bailar y a dejarse llevar, más que a la música en sí. Que esté lleno de fueguitos, láseres y confeti tampoco viene nada mal. ‘Colchones, Tambores y Refrigeradores’ y ‘Funky Fiesta’ fueron los momentos más dulces de un show que imprescindible disfrutar acompañado, ya sea con tu persona especial o con un amable grupo de desconocidos.