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Sábado en Primavera Sound: Strokes, Swans e Interpol cumplen, Foxygen decepcionan

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swansEn la última jornada de esta edición del Primavera Sound en el Fòrum se notó que era sábado y si pensábamos que había aglomeraciones el viernes durante conciertos como el de alt-J, aquello se quedó en nada al observar la masiva asistencia durante los shows de Interpol o The Strokes. Parece que la tendencia va en ascendente y, aunque parezca mentira, empieza a dar la sensación de que el recinto del Parc del Fòrum se le empieza a quedar pequeño al festival, especialmente el de los escenarios dedicados a los cabezas de cartel (por el resto del recinto se podía estar mucho más a gusto, por suerte). ¿Habrá que reducir aforo? ¿Aumentar aún más el espacio? Eso, por ahora, es una gran incógnita. Aquí va parte de lo sucedido el sábado.

En teoría, la actuación de Swans programada para el sábado iba a durar tres horas, pero acabó durando dos, que de todos modos ya era tiempo suficiente para entrar en el Apocalipsis sonoro de Michael Gira y su banda. La cola esperando para entrar era interminable y, como era de esperar, el Auditori estaba lleno minutos antes del comienzo. Quien conozca su obra ya sabe que lo suyo no es la inmediatez (especialmente en los últimos años), sino todo lo contrario y más aún en directo: para construir los mantras y llegar a la hipnosis colectiva, Gira y su poderosa banda iban pacientemente sumando y sumando capas hasta estallar y dar un nuevo giro, que bien podía ser la repetición de un patrón con una distorsión ensordecedora o bien podía ser un pasaje relajado. Fuera cual fuese el movimiento, nunca faltaban detalles, destacando el gran y variado trabajo de Thor Harris a la percusión, vibráfono, campanas tubulares, etc. El repertorio giró en torno a los temas más dilatados y enrevesados de su discografía reciente, como ‘The Apostate’ (de ‘The Seer’, 2012) o ‘Bring The Sun’ (de ‘To Be Kind’, 2014, último hasta la fecha), que si ya tienen una duración considerable en sus respectivos álbumes, aquí (como comentábamos anteriormente) aumentaban en majestuosidad y brutalidad. El silencio y las caras de asombro entre el público lo decían todo, así como los fervorosos aplausos (también hubo quien se quedó traspuesto en algún momento, no olvidemos que era la hora de la siesta y el tercer día del festival -el cansancio comenzaba a ser considerable-). Con un nuevo triunfo en el festival, Swans revalidaron su leyenda. Una hora más de concierto no habría hecho daño, pues muchos nos quedamos con ganas de un poco más.

En las crónicas de las otras dos jornadas habíamos mencionado la profesionalidad de The Black Keys o cómo alt-J se limitaban a reproducir sus discos. Pues bien, el concierto de Mac DeMarco fue todo lo contrario. De acuerdo, el canadiense es joven y alocado y sus excentricidades forman parte de la gracia que puede tener, pero su concierto en el escenario Heineken tal vez se pasó de excéntrico y destartalado. No fue todo cosa de Mac, pues sus compañeros también se las traían, entre el guitarrista Andrew Charles White (el momento de dirigirse al público sin terminar una frase y riéndose como si fuera Charles Manson fue la risión) y el bajista Pierce McGarry (quien nos recordaba que está invirtiendo en oro). Entre diversas bromas también les dio por tocar y llegaron a sonar temas como ‘Blue Boy’, ‘Brother’ o ‘Freaking Out The Neighborhood’, que nos recordaron por qué merecía la pena estar allí y no en otros conciertos. Obligatorio mencionar también el momento en el que Mac rompió cuerda y el resto de su banda, comandados por el McGarry, versionaron ‘Yellow’ de Coldplay o cuando Mac se tiró al público e hizo crowdsurfing, algo que repetiría de madrugada en el concierto de Thee Oh Sees.

Si con Mac DeMarco presenciamos un concierto de esos en los que por lo menos te ríes, en el de Foxygen la cosa tuvo muy poca gracia. Aunque su discografía es bastante notable, la puesta en escena de la banda de Sam France y Jonathan Rado fue una ridiculez. Está claro que son un grupo de excesos y excentricidades, pero cuando lo puramente excéntrico llega a superar lo musical, mal vamos. Con el escenario decorado como una feria y tres bailarinas/coristas haciendo diversas performances, Sam France se encontraba en su salsa para dedicarse a hacer de telepredicador espasmódico (ayudado en los numeritos por Rado, quien en un momento dado hizo las veces de barman para servirle una copa a France) en vez de cantar bien. El frontman quiere ser una estrella del rock a toda costa y tiene que demostrarlo ante su público, quien no parecía demasiado impresionado ante tal despliegue de emociones. No todo el mundo puede ser Iggy Pop, Sam. Sonaron frenéticas versiones de ‘We Are the 21st Century Ambassadors of Peace & Magic’ o ‘On Blue Mountain’ y en los momentos más relajados, como en ‘Coulda Been My Love’ es cuando se pudo disfrutar, pero nuevamente la frenética actitud de France al cantar y moverse dirigía más la atención a todo menos la música. Una pena, porque la banda tiene excelentes canciones y no acaba de aprovechar la oportunidad para mostrárselas al público como debe ser.

EinstürzendeNeubatenCuriosa coincidencia la del concierto de Einstürzende Neubauten: en su anterior visita al Primavera Sound (edición de 2011), coincidieron con la final de la Champions League, para la cual el festival habilitó una pantalla en el recinto. El sábado, cosas de la vida, se jugaba otra final, la de la Copa Del Rey entre el Barça y el Athletic de Bilbao y nuevamente hubo una pantalla disponible para quien quisiera ver el encuentro, que tenía lugar justo a la hora del concierto de Blixa Bargeld y los suyos. Pese a algún que otro problema con el sonido y con la conexión del transistor de Blixa, cosa que enfadó bastante al berlinés, un concierto de la banda alemana es siempre algo excitante. Para quienes ya los hemos visto en otras ocasiones, se nos pierde el factor sorpresa, pero para quienes fuera la primera vez (especialmente aquellos que estaban ahí por mera curiosidad), no siempre se puede ver un concierto en el que la turbina de un avión se emplea como si de un xilofón se tratara, además de los múltiples cachivaches manipulados por N.U. Unruh. El repertorio, siempre interpretado por la contundencia y el estoicismo teutón que les caracteriza, varió entre lo más explosivo (‘Haus der Lüge’) y la calma chicha (‘Youme & Meyou’).

Interpol no se lo pensaron demasiado y, ante la enorme cantidad de público que congregaron frente al escenario Heineken, decidieron despachar unos pocos temas de ‘El Pintor’ para darle el gusto a la audiencia y centrar el repertorio en su dos primeros álbumes (con alguna incursión de ‘Our Love To Admire’ (2007) y ni rastro de su homónimo e infravalorado -también para ellos, por lo visto- trabajo publicado en 2010). Hubo algún problema con la iluminación, pero por lo demás tuvimos lo que esperábamos y es que, con temas de la talla de ‘The New’, ‘Not Even Jail’, ‘Untitled’ o ‘Slow Hands’, Paul Banks & cía solo tenían que hacerlos sonar para extasiar a los presentes. No será el grupo más entusiasta a la hora de trasladar sus canciones al directo (con la salvedad de Daniel Kessler, quien sí parece vivir al 100% lo que está tocando), pero imprimieron la suficiente garra y les quedó un concierto de lo más resultón, además de que siempre resulta curioso oír hablar a Banks en su castellano con acento mejicano.

Se hacía extremadamente complicado compartir aire con los demás asistentes minutos antes del concierto de The Strokes, quienes, para mayor desesperación, salieron con retraso. De todos modos, merecía la pena estar ahí, pues hacía cuatro años que no pasaban por Europa para ofrecer una actuación y dada la volatilidad de la banda en los años recientes, a saber si tardarán otros cuatro en volver. Una vez superado el shock de ver las inenarrables pintas de Julian Casablancas (servidor no estuvo presente en su concierto con The Voidz), tanto en cuanto a pelo como en cuanto a vestimenta (camiseta fosforescente del Barça inclusive), solo quedaba darlo todo con lo que los neoyorquinos venían a ofrecer al Primavera: del mismo modo que habían hecho Interpol un rato antes, defendieron su vigencia con unos temas de su discografía reciente (‘One Way Trigger’, ‘Machu Picchu’, ‘Under Cover Of Darkness’) y soltaron los grandes hits de su primera época: no faltaron ‘Reptilia’, ‘Barely Legal’, ‘Juicebox’, ‘New York City Cops’ ni por supuesto ‘Last Nite’, durante las que mantuvieron a todos bailando y coreando hasta la afonía, además con una energía que nos hace pensar que tal vez su presente y futuro no son tan inciertos.

theeohseesAl paso que van, Thee Oh Sees van a convertirse en unos favoritos del festival a juzgar por los conciertos tan brutales que ofrecen. Ya dieron un concierto memorable la anterior vez que visitaron el festival y en su retorno, con (obviamente) nuevo álbum bajo el brazo, John Dwyer se presentó con sus habituales pantalones cortos y con una nueva formación en directo que incluye a dos baterías y un bajista, añadiendo furia a los temas más abrasivos (‘I Come From The Mountain’). Cuando toca relajar el ritmo y añadir más detalles, él mismo toca el teclado a falta de la anterior organista que llevaban, mostrando que también pueden variar de dinámica en temas como ‘Sticky Hulks’. En cosa de una hora, dieron buena muestra de lo que son capaces, maravillando a propios y ajenos. Que le pregunten a Mac DeMarco si molaron o no, que ahí estaba dándolo todo.

Más crónicas del sábado, incluidos Tori Amos, Caribou, Babes in Toyland, aquí.

Foto: Dani Canto, Primavera Sound.

Emeli Sandé canta contra la discriminación en ‘Don’t Fight the Bullet’

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Emeli Sandé ha subido un vídeo de ella interpretando una canción nueva en acústico. Se trata de ‘Don’t Fight the Bullet’, en la que Sandé, acompañada por un piano, canta contra la discriminación con frases como «me da igual lo que me hayan dicho sobre ti / tú eres mi hermana; eres mi hermano». Es un baladón con potencial de clásico posiblemente compuesto para el nuevo disco de Sandé, que debería ver la luz en algún momento de este año tras el éxito hace tres temporadas de ‘Our Version of Events‘.

Adam Levine se desnuda en lo nuevo de Maroon 5

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maroon5Maroon 5 están a punto de visitar Madrid y Barcelona con todo agotado. También son noticia porque tienen una nueva canción para la reedición del exitoso ‘V’. Ya te la presentamos, se llama ‘This Summer’s Gonna Hurt Like a Motherfucker’. Para darle un empujón a este tema, uno de los más electro de su discografía, Adam Levine ha decidido enseñar el culo en cuanto empieza. El vídeo muestra también cómo el cantante se prepara antes de un concierto.

Los 360º de Avicii

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Avicii sigue presentando canciones que irán incluidas en su esperado nuevo trabajo. La nueva apuesta lleva por título ‘Waiting For Love’, y, menos el punto country, tiene todos los elementos reconocibles en las producciones del sueco.

El tema cuenta con la voz sin acreditar de Simon Aldred, un timbre tan similar al de John Legend que no nos extraña que, cuando se presentó el tema en directo, todo el mundo creyese que se trataba del autor de ‘All Of Me’.

La canción cuenta con un divertido vídeo interactivo en el que se puede jugar con los 360º de visión por los que nos permiten movernos. La idea en realidad no puede ser más sencilla, un montón de puertas por las que sale y entra gente.

Jamie xx / In Colour

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jamiex-loudNadie puede considerar lo de Jamie xx un proyecto «paralelo» en el sentido «menos mal que sabemos que The xx están grabando algo y probablemente lo saquen a finales de 2015 o principios de 2016″. De hecho, es flipante que se esté considerando ‘In Colour’ «su debut propiamente dicho». Sí, el anterior álbum era de revisiones de Gil-Scott Heron, pero desde antes incluso de que este muriera (en pleno Primavera Sound, por cierto), estaba claro que aquello fue una ideaza. Por no hablar del impacto y la influencia (no sólo en el segundo disco de The xx) que han supuesto temas suyos que datan ya de hace cuatro o cinco años, como ‘Far Nearer’ y ‘Beat For’. Nada que envidiar a grandes de la electrónica como Caribou o The Field, personas tan aptas para hacerte bailar como llorar.

La línea artística de este álbum no es que sea la misma que la de esas canciones, aunando dubstep, tropical, minimal, house y R&B, sino que el disco no pretende ser más que una serie de temas que Jamie xx ha ido realizando desde hace hasta seis años. De ahí que hace tiempo que conozcamos algunas de ellas, como ‘Sleep Sound’ y ‘Girl’.

Como consecuencia de esto, Jamie xx encuentra algún problema de continuidad en una secuencia que incluso, para los que estamos acostumbrados a su mezcla de géneros, no termina de ser la correcta. Y no me refiero al polémico ‘I Know There’s Gonna Be (Good Times)‘, que algunos fans no han encajado nada bien debido a su comercialidad, pero al fin y al cabo emparentado por ejemplo con ‘Obvs’; sino más bien a qué pinta la oscura y burialiana ‘Sleep Sound’ después de ‘Gosh’, un temazo que parece lo mismo pero no lo es, aderezado con ese centro de canción completamente excitante, luminoso.

Sin embargo, da igual. Jamie xx puede ser pasto de Metacritic por la sutileza y el gusto exquisito de sus beats, pero lo que nos importa es su modo de tocar el corazón. Timidísimo (Alexis Petridis en The Guardian se queja de sacarle pocas palabras, pero es que yo le saqué menos), lo ha puesto todo en canciones que esconden las razones por las que podías emocionarte viendo un vídeo de Jean Michel Jarre, pues maneja como nadie sensaciones como la nostalgia o la evocación. Es evidente en el precioso piano de ‘The Rest Is Noise’ pero sobre todo en su maravilloso desarrollo.

Terminando el disco con la pesadumbre salpicada de esperanza (en las voces sampleadas y sensuales) de ‘Girl’, uno se pregunta si tanto aportan Romy y Oliver como respaldo, haciendo que esto parezca por momentos un álbum de The xx. No seré yo quien diga que sobran porque adoro sus voces y todo lo que transmiten -Romy en ‘Loud Places’ con una base por enésima vez cercana a los mejores Everything But The Girl (los de ‘Walking Wounded’) y unos fantásticos coros, Oliver primero sobre un fondo un tanto Jarre, luego muy The xx en la notable ‘Stranger in a Room’-; pero Jamie xx debería atreverse a lanzarse solo de verdad. No necesita a nadie.

Jamie xx presenta este disco en Sónar.

Calificación: 8,5/10
Lo mejor: ‘Gosh’, ‘The Rest Is Noise’, ‘Loud Places’
Te gustará si te gustan: Burial, The Field, The xx
Escúchalo: avance en Spotify

Primavera Sound 2015: de la nostalgia de Ride al llenazo de alt-J

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Estaba claro que, entrados en el fin de semana, la segunda jornada del Primavera Sound iba a recibir una mayor cantidad de público. El jueves ya se notaban aglomeraciones, pero no hasta el punto de que prácticamente toda la explanada de los escenarios Primavera y Heineken estuviese rebosante de asistentes durante el concierto de alt-J. Probablemente esta noche veamos algo parecido con The Strokes, pero, a falta de saber lo que sucederá, aquí va lo acontecido el viernes.

Antonio Luque tiene bastantes razones para ser feliz, al menos sabiendo que cuenta con bastantes fans incondicionales, como se pudo comprobar cuando Sr. Chinarro pisaron el escenario Ray-Ban a media tarde. No obstante, a Luque se le veía especialmente alegre, llegando a dedicar canciones al respetable. Con su habitual e infalible banda es difícil errar, así que bastó con que sonaran temas como ‘El Rayo Verde’, ‘Famélicos Famosos’, ‘Una Llamada a la Acción’ o la siempre emocionante ‘Babieca’ para ganarse el favor de los allí presentes. Para quienes comenzaron la jornada con el sevillano, desde luego fue una estupenda manera de dar el pistoletazo de salida al viernes.

Una sensación eterna en el Primavera Sound es la indecisión entre asistir a un concierto u otro cuando, por la enorme oferta, más de uno se solapa. Entre Patti Smith y The New Pornographers me acabé decantando por los canadienses, pues su ‘Brill Bruisers‘ me fascinó, siendo uno de mis álbumes favoritos del año pasado. No estuvo Neko Case, pero Kathryn Calder fue digna sustituta al cantar, por ejemplo, ‘Champions Of Red Wine’. Los de A.C. Newman también interpretaron otros cortes de su último trabajo, como el tema titular o ‘Backstairs’, con la energía que se esperaba de ellos, una energía que el público devolvió bailando o dando palmas. No se olvidaron de grandes momentos del resto de su discografía, destacando ‘Moves’ o ‘Sing Me Spanish Techno’.

TheNewPornographers

Un concierto de aires tan lisérgicos como el de White Hills tal vez pedía ser programado a altas horas de la madrugada y no cuando aún no había anochecido, pero eso no amilanó a los neoyorquinos, que, dispuestos a arrasar con todo fuera la hora que fuera, dieron el mismo concierto que hubieran dado en un club de su ciudad, al menos con la misma actitud (¿estarían sobreactuando un poco, tal vez?). Presentando ‘Walks For Motorists’, recorrieron temas como ‘No Will’ o la brutal e hipnótica ‘Lead The Way’, logrando conectar con varios de los presentes frente al escenario Adidas Originals.

BelleandSebastian

Por la fiesta que generan en cada concierto que dan, estaba claro que el retorno de Belle and Sebastian al Primavera Sound iba a ser algo especial, pero fue especial por partida doble: era el cumpleaños de Denny, el hijo de Stuart Murdoch y además era la primera vez que Denny asistía a un concierto de su padre. Sea como fuere, la actuación de los escoceses fue una gozada, un set conciso en el que repasaron parte de lo mejor de su carrera (faltaron muchos hits, pero es que tienen tantos que en una hora no daba tiempo a todo), entre temas recientes, como ‘Nobody’s Empire’ o ‘The Party Line’ (para la cual -y para otras también- contaban con unas estupendas proyecciones); no tan recientes pero no tan añejos, como ‘Funny Little Frog’ o ‘Another Sunny Day’; o de sus primeros tiempos, como ‘Electronic Renaissance’, ‘The Boy With The Arab Strap’ (en la que Stuart se bajó al foso para sacar gente a la que subiría a bailar al escenario) o ‘Get Me Away From Here, I’m Dying’. Una noche fabulosa en la que banda y público volvieron a confluir.

Ya decimos que la oferta era más que suculenta a todas horas y tal vez a The Church les tocó pagar el pato, teniendo a Sleater-Kinney tocando a la misma hora. Había gente frente al Ray-Ban, pero no toda la que se hubiese esperado ante una ocasión tan importante como la de presenciar un concierto de los míticos australianos, quienes siguen en activo desde hace treinta y cinco años y, por si fuera poco, con un estupendo nuevo álbum como ‘Further/Deeper’ bajo el brazo. Pocos tienen la clase de Steve Kilbey al tocar y cantar y la verdad es que la banda de Sidney nos tuvo comiendo en la palma de su mano desde el minuto uno, comenzando con una hipnótica ‘Block’, a la que siguió ‘Reptile’, un tema de los más memorables de su carrera. La escasa hora que tuvieron supo a muy poco, pero la aprovecharon bien repasando temas de su último trabajo, como ‘Toy Head’ o regalándonos una ‘Under The Milky Way’ que no podía faltar en su repertorio. Ojalá que vuelvan pronto y que sea el doble de tiempo. ¿Un Auditori quizás para la próxima vez? Ellos lo merecen.

En cada edición del festival barcelonés llega un momento (normalmente sucede una vez pasada la medianoche) en el que dices «esta es la última vez que vengo», porque se hace difícil aguantar tanta aglomeración y la locura que supone querer estar en tres escenarios al mismo tiempo, cuando a estos los separa una distancia considerable. Sí, a veces es un verdadero estrés, pero cuando te brindan la oportunidad de ver a un grupo como Ride, empiezas a relativizar y seguramente vuelvas el año siguiente y vuelta a empezar. Si en otros años estuvieron presentes My Bloody Valentine o Slowdive, la reunión de los de Oxford tenía que tener parada en el Primavera. Andy Bell, Mark Gardener, Steve Queralt y Laurence Colbert merecieron mayor reconocimiento hacia el final de su carrera y este regreso parece que está teniendo el éxito que siempre merecieron. Con un envidiable estado de forma (hay que ver la energía que imprime Colbert a su batería), ofrecieron un repertorio que no fue sino el grandes éxitos que todos esperábamos. Está claro que quieren olvidar sus años finales y por ello apenas repasaron algún tema de ‘Tarantula’ como ‘Black Nite Crash’ para centrarse en su época dorada, la que va desde sus primeros EPs hasta ‘Going Blank Again’. No hubo un momento flojo en toda la hora y media que permanecieron sobre el escenario Primavera: comenzando con ‘Leave Them All Behind’, nos mantuvieron en vilo tema tras tema, esperando con anticipación cual sería la siguiente canción que sonaría. Pocos quedarían insatisfechos con un set en el que también sonaron ‘Dreams Burn Down’, ‘Seagull’, ‘Chrome Waves’, una emocionantísima ‘Vapour Trail’ o una brutal ‘Drive Blind’ en la que triplicaron el parón de ruido que tiene ésta en su versión de estudio, dejándonos boquiabiertos como harían los de Kevin Shields del mismo modo en ‘You Made Me Realise’ años atrás. En esta vida hay que evitar regodearse excesivamente en el pasado, pero esta vez mereció mucho la pena. Bendita nostalgia.

Como avanzábamos al comienzo del artículo, el llenazo que tuvieron alt-J durante su actuación (la primera que ofrecían en Barcelona, como se encargaron de recordarnos) fue apoteósico y por ello las pantallas y altavoces extra vinieron de perlas para ver la actuación de la banda de Leeds, quien se declaraba fan del festival y muy afortunada y entusiasmada de pertenecer al cartel de este año, como nos recordaba el dicharachero teclista Gus Unger-Hamilton. La entrega del público ya la tenían de antemano, así que solo tuvieron que hacer sonar lo mejor de sus dos álbumes para dejar claro el porqué de su tremendo éxito. Era difícil no contonearse al son de ‘Taro’, ‘Tesellate’, ‘Hunger Of The Pine’ o ‘Fitzpleasure’, así que solo había que dejarse llevar. Su propuesta tampoco daba lugar a muchas sorpresas, sencillamente se limitaron clavar las versiones de estudio, pero eso no es algo negativo para una banda que no lleva demasiado tiempo en activo: dadas las dimensiones que están tomando sus conciertos año tras año, no parece mala idea su planteamiento, ayudados además por unas trabajadas proyecciones (que a veces se pasaban de moñas, como la de las palomas blancas revoloteando, pero que acompañaban bien). A falta de verlos en una sala, por ahora es innegable la importancia que tienen y supieron jugar bien la carta de cabeza de cartel en el Primavera Sound.

Más crónicas del viernes de Primavera Sound, aquí: Patti Smith, Sleater-Kinney…

Fotos: Dani Canto, Eric Pamies.

Fernando Alfaro / Saint-Malo

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saint-maloPocas carreras hay en la historia reciente del pop nacional tan intachables como la de Fernando Alfaro, en sus múltiples encarnaciones. Un álbum excelente como ‘La vida es extraña y rara‘ sería para otros un hándicap difícil de superar pero, para el albaceteño, parece no existir esa dificultad. Sabio, hábil, él simplemente escoge no luchar contra sí mismo sino moverse hacia otro lado. Por eso ‘Saint-Malo‘ es un ejercicio muy distinto al anterior, en el que el papel de su productor, Raül Fernández «Refree», había sido tan crucial como las circunstancias que lo envolvían (componerlo con un brazo roto y, por tanto, sin poder usar un instrumento). En esta ocasión, como viene ocurriendo en todos sus discos, su nuevo álbum es en buena medida un reflejo del período vital en el que fue creado, entreabriéndonos una ventana a su peripecia vital como algo indivisible de su música.

Como él mismo explica, ‘Saint-Malo’ contiene canciones escritas casi en paralelo con la resurrección de Chucho y, además, han sido paridas y mostradas al público en un formato acústico y primigenio, puestas al lado de las que contenía ‘La luz de tus entrañas’, el primer álbum de Surfin’ Bichos que ha sido objeto de revisión por el artista con motivo de su 25 aniversario. Eso explica, en buena medida, que la fiereza eléctrica desplegada en discos como ’78’ y la sencillez estructural de sus primeras canciones tengan una conexión especial con las de este nuevo álbum, apartándose de la más compleja arquitectura acústica de ‘La vida es extraña y rara’ y tendiendo, en cierto sentido, un puente con un ‘Carnevisión‘ que pasó injustamente desapercibido en su día.

Hoy Fernando tiene una banda consolidada en formato clásico y eléctrico y eso, merced a la producción de Darío Vuelta (también bajista de un grupo que completan Xavi Molero -batería-, Marcel Cavallé -guitarra- y Eduardo Martínez -teclado-), se plasma sobre todo en cortes tan vibrantes como ‘Se aniquila piso’, ‘Arrancando las vías’, ‘El ascensor de Herodes’, ‘La luna aplastada’ o, en menor medida, el single ‘Velero‘. Estas, además de ahondar en su rock genuino e inclasificable, suponen un enérgico regreso a su faceta más punk e inmediata, con melodías ágiles y fáciles de captar. Pero, como un reflejo de esa dualidad tan habitual en el planeta Alfaro de su título (una ciudad francesa, pero también algo tan aparentemente contraditorio como un «santo malo»), encontramos canciones de tempo más templado y arreglos delicados. Me refiero a preciosidades como ‘Saariselkä Stroll’ (guiño a Willie Devil pasado por un tamiz lapón), ‘Tempus Fugit’, ‘La Edad Media’ o ‘La eternidad’ que, salvo excepciones (una ‘Me hiere, no me hiere’ de constantes altibajos de intensidad), confirman esa huida de lo enrevesado. Con esa ausencia de complejidad, Alfaro gana vigor y frescura, a pesar de que la facilidad se vuelva un poco en su contra en los momentos más endebles en cuanto a inspiración melódica, como son el vals ‘Bonita fiesta, ¿verdad?’ y, sobre todo, una ‘Pijama de fantasma’ que cae en lo arquetípico.

Ese retomado gusto por lo sencillo y directo también parece haber contagiado a sus siempre estupendas letras que, aun conservando intacto su talento para emplear dobles sentidos y jugar con los dichos populares (especialmente profusa y atinada en ellos es ‘Velero’, en la que emplea un acento pretendidamente andaluz, a modo de guiño al flamenco), parecen buscar decir mucho con el mínimo número de palabras posibles. En esa parcela vuelve a jugar con una marcada dualidad. Y es que podría parecer que ‘Saint-Malo’ es un disco luminoso, por los cantos al libre albedrío (‘Arrancando las vías’, ‘Velero’) o las referencias a la adolescencia (ya sea ajena -en ‘El ascensor de Herodes’ parece contraponer la pubertad de sus hijas con la suya- o propia -un rebrote en plena madurez, en ‘Se aniquila piso’-). Pero, una vez más, la sombra de la muerte y el paso del tiempo (‘La Edad Media’, ‘La luna devastada’) están presentes en todo el álbum, como un germen contra el que resulta imposible combatir y que rebrota incesantemente. Se percibe, incluso, cierto agotamiento en esa lucha por continuar la fiesta (metáfora de la vida empleada en ‘Bonita fiesta, ¿verdad?’ y ‘Eso fue todo’), si bien cabe abrazar, sobre todo, su visión como fino retratista vital, cuando, por imperfecto que sea (‘Saariselkä Stroll’, ‘La eternidad’), presenta el amor como necesario vehículo en un viaje que cabe disfrutar más allá de su inevitable y cierto fin (‘Tempus Fugit’).

‘Saint-Malo’ no es una obra con halo de cúspide, como sí sucedía con su antecesor, pero sirve, sin duda, para perpetuar nuestra fe y admiración en el rock de este imprescindible artista, un inagotable y personal poeta que felizmente no ceja en su empeño de, como nos contaba sin rubor hace tiempo, trascender la muerte a través de sus canciones.

Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Arrancando las vías’, ‘Saariselkä Stroll’, ‘Se aniquila piso’, ‘Tempus Fugit’
Te gustará si te gusta: la saga Surfin’ Bichos en cualquiera de sus formas.
Escúchalo en: Spotify.

‘Ghosttown’: Madonna, casi sola en el fin del mundo

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madonna-ghosttownPara alegría de nuestros comentaristas, ‘Ghosttown’ fue votada por los lectores como número 1 de nuestro top hace unas semanas. Es el 5º top 1 para Madonna de nuestra historia (aún tiene que alcanzar los 7 de Röyksopp). Aprovechando la llegada de sus insólitos remixes, repasamos algunas curiosidades sobre la canción.

‘Ghosttown’ es la primera balada que Madonna lanza en serio como single desde hace casi 20 años, quizá desde ‘The Power of Goodbye’ (1998). Los 120 bpm’s de ‘Miles Away’ y ‘Love Profusion’ las convertían claramente en sendos medios tiempos y sólo hubo distribución limitada en radios o tiendas para ‘Masterpiece’ y ‘Nothing Fails’, ninguna de las cuales tuvo vídeo propio. Algún mala baba pronunciará las palabras «Hey You», pero tampoco aquel single benéfico tuvo vídeo, por suerte.

Madonna, en cambio, ha ido a por todas con esta canción que ha interpretado en vivo en varias teles europeas y americanas, situándola en las entrevistas como su canción favorita del disco al que pertenece, ‘Rebel Heart‘, junto a ‘Bitch I’m Madonna’. El tema reúne a dos amantes supervivientes que luchan por salir adelante en medio del fin del mundo, apoyándose el uno en el otro, situación que la cantante ha relacionado con la intolerancia de nuestros días, sobre todo en cuanto a cuestiones racionales y religiosas (Francia, Estados Unidos). La sencilla tesis detrás de la canción es que, cuando «el armagedón» llegue, solo nos tendremos los unos a los otros.

Descrita como «canción de amor apocalíptica», Madonna la escribió junto a Jason Evigan, Evan Bogart y Sean Douglas porque le gustaba el ‘Talk Dirty‘ que Evigan y Douglas habían escrito para Jason Derulo, que como veis no tiene absolutamente nada que ver. Se dijo en principio que la había escrito sola Madonna, al mismo tiempo que era una canción muy poco Madonna, pero ninguna era correcta. Douglas, aparte de escribir para David Guetta ft Nicki Minaj (‘Hey Mama’ y largo etcétera), es hijo del actor Michael Keaton. La cantante cuenta: «nos reunimos en una habitación, tocaron unos acordes y empezamos a hablar. Cuando escribo con gente, siempre intento que salga un tema. ¿De qué queremos escribir? Esta canción va sobre la ciudad ardiendo, los edificios cayendo, el humo que queda después del fuego. Y quedan muy pocas personas».

Testigo que fue tomado en el simple vídeo de Jonas Åkerlund, que refleja literalmente esa idea, sin más guión que el baile que Madonna realiza junto a Terrence Howard, la estrella de la serie de moda, ‘Empire’ (su banda sonora impidió que ‘Rebel Heart’ fuera número 1 en Estados Unidos). Como curiosidad, aparte de la foto de la madre de Madonna, que murió cuando ella tenía 5 años, hay un grave fallo de raccord, detectado en nuestros foros: Madonna pasa de estar a un lado del niño al otro. Minuto 5.12.

Aunque no es lo peor del vídeo, sino lo que tarda en arrancar ese baile o lo mal dirigida que está Madonna, capa arriba, capa abajo, especialmente en la escena del teléfono. A fin de cuentas, ‘Gimme All Your Luvin’ y ‘Hung Up’ se antojan como los únicos grandes vídeos hechos por Madonna en los últimos 10 años.

Ejerciendo de metáfora de «Madonna y pocas personas más en el fin del mundo», ‘Ghosttown’ ha sido un estrepitoso fracaso comercial en todos los mercados importantes excepto dos: Italia y Alemania, donde tras una costosa escalada de un par de meses el tema ha llegado a posicionarse en los tops 20 y top 34 respectivamente, además de alimentar las ventas de ‘Rebel Heart’, que sólo son ligeramente consistentes en estos dos territorios. Algo menos de mérito tiene el top 34 en Francia, pues en este caso no ha servido para mantener el álbum, y mucho menos el top 41 de ‘Ghosttown’ en España, pues este se produjo cuando la canción se lanzó en diciembre y no contaba el streaming. Nada de «sleeper» por aquí. España ha pasado de ser un mercado clave para Madonna a la nada: aún estamos por oír una canción de este disco en la radio.

Otra cosa será naturalmente la gira, pues Madonna actúa dos días seguidos en el Palau Sant Jordi en noviembre, con las entradas de la primera fecha ya agotadas (ya quisieran muchos cantantes jóvenes), si bien parece que la puesta en escena de esta canción será austera. Entre las actuaciones en Francia, Italia, Estados Unidos y Reino Unido, la más curiosa es por supuesto aquella en la que Taylor Swift tocó la guitarra. Taylor había citado ‘Like a Prayer’ como una influencia en ‘1989’ y Madonna había contestado que no se podía sacar las canciones de Swift de la cabeza. Lamentablemente, jamás fue subida oficialmente a Youtube, por lo que la pegamos en calidad guarra.

En algunas de estas actuaciones, sobre todo en la francesa, hay un gran artista invitado, el Autotune. Se resolvía así la duda entre los fans cuando la canción se lanzó por sorpresa en diciembre. ¿Son esos cortes en la respiración de Madonna aposta? ¿Y esa extraña entrada de su voz al final? ¿Y ese Autotune en este baladón? En sintonía con el carácter 100% oscuro y electrónico de la canción (de ahí su aceptación en Alemania probablemente, recordad que este país es bastión para Depeche Mode y Hurts por encima de su propio país, UK), todos esos efectos son aposta para alimentar la «modernidad» de la balada frente al clasicismo orgánico de un Sam Smith. La co-producción es de Madonna con Billboard, quien sabe mucho de producir tomas vocales polémicas: ha trabajado varias veces con Robyn y Britney Spears, la una fan de autodoblarse a saco y la otra del Autotune.

Como curiosidad final, esta es la única canción de ‘Rebel Heart’ que no se filtró en formato demo, la única canción de veintitantas pistas lanzadas oficialmente de la que sólo se conoce una versión de estudio. Suponemos que estarán sacando brillo al cajón en el que la metieron para guardar ahí el siguiente disco.

Os dejamos con los remixes, aunque entre tanta morralla sin ton ni son (hay una docena), los más curiosos son los que ya encontramos en el CD single y los dos exclusivos de Tidal: al menos llevan la canción a otros territorios, de la pista a la balada al piano, pasando por la bossa y Broadway.

Joss Stone anuncia disco y estrena single

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¿Alguien se acuerda de Joss Stone, fans aparte? La cantante tiene un nuevo disco titulado ‘Water For Your Soul’ preparado para el próximo 17 de julio.

De ese nuevo trabajo ha presentado dos sencillos. El último lleva por título ‘The Answer’, un número con percusiones que para sí quisiera Shakira y violines de influencia irlandesa.

Os dejamos también con ‘Stuck on You’.

Viernes en Primavera Sound 2015: carreras y renuncias

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Runjewels

Un festival como el Primavera Sound acaba siendo una especie de Iron Man indie; una carrera de obstáculos en la que no sabes muy bien qué va a ocurrir. Sobre el papel te puedes crear unas rutas maravillosas en las que piensas ver a quince grupos por jornada, entrar a las cuatro de la tarde y no salir a las cinco de la mañana y encima ver a todos tus amigos. Pero la realidad es tozuda y te acaba boicoteando los planes a base de cansancio, cambios de idea, pereza y otras lides humanas. Así, mi idea para el viernes era ver a The Pastels en el Hidden Stage, pero por la hora en que empezaban a repartir los tickets de reserva, no pudo ser.

Las renuncias también son inevitables en el PS. Joden la vida, pero es tan simple como que un grupo que te interesa muchísimo coincide con algo que te gusta aún más. Es el caso de The New Pornographers vs Patti Smith interpretando ‘Horses’. Voy a ver la primera canción de los de Vancouver, pero salgo corriendo de allí porque he de conseguir un sitio bueno para un concierto que se augura mítico. El sol y la humedad castigan, pero Patti sale de negro y con chaqueta, luciendo su estampa clásica; alta, flaca, con sus greñas blancas. Mira al público, se palmea el corazón y comienza ‘Gloria’; el concierto va a seguir el orden estricto de ‘Horses’. En el inicio de ‘Gloria’, en ‘Redondo Beach’ y ‘Kimberly’, los teclados y la batería se sincopan, dando cierta sensación de pachanga. Estos son los dos únicos aspectos negativos que se me ocurren de la actuación. Porque ‘Horses’ es un disco legendario en mi familia y le tengo un apego demasiado profundo como para no pasarme todo el concierto al borde de las lágrimas; porque Patti está en un estado de forma tan excepcional, canta tan bien, es tan poderosa, que es imposible no conmoverse. Así, la emoción me sube hasta la boca del estómago cuando Patti grita ‘G-L-O-R-I-A’. Recita un ‘Birland’ tan intenso, con tanta convicción que estremece. ‘Breaking Up’ es tan fuerte que pasa por encima de unos coros justitos. Me enajeno cuando grita «Horses, horses, horses!» en ‘Land’, en la que vuelve a enlazar el final de ‘Gloria’ ante el éxtasis del público. Ella sonríe, feliz, al ver nuestra respuesta. Nos explica que escribió ‘Elegy’ en memoria de Jimi Hendrix pero que, tras cuatro décadas, es para toda la gente a la que hemos amado y hemos perdido. Y recita los nombres de sus amigos desaparecidos: los Ramones, Johnny Thunders, Lou Reed, su marido Fred ‘Sonic’ Smith… Pero la melancolía la aparca rápido, cuando empieza a recitar con fiereza ‘Babelogue’: «I haven’t fucked much with the past but I’ve fucked plenty with the future» y rompe con ‘Rock N Roll Nigger’, arrolladora. Se pelea con la guitarra, rompe una cuerda, nos grita «this is for you», nos exhorta a ser libres y felices y deja al público encendido. Un concierto casi tan grande como la leyenda del disco.

En cuanto acaba Patti, opto por Perfume Genius, aunque eso implique no ver su concierto entero, puesto que he de regresar de nuevo al escenario Heineken para Sleater-Kinney. Pero es que le tengo tantas ganas que doy por bueno sacrificar a Damien Rice aunque solo sea por medio recital. Y esa media hora que paso en el Pitchfork me da la razón. Hasta el público casual y los que no lo conocían de nada caen rendidos a los pies de Mike Hadreas, a sus piruetas vocales, a su estampa juncal y sexy, a sus movimientos sinuosos. Las dos primeras canciones, ‘My Body’ y ‘Longpig’ suenan amenazadoras y oscuras. Y aunque a partir de ‘Fool’ el set se relaja un poco y Mike muestra su lado más pop, la sensación de turbiedad agazapada no desaparece. Con todo el dolor de mi corazón lo abandono para llegar a Sleater-Kinney. Qué ganas tengo de verle en sala.

Sleater-Kinney era mi concierto del día. En negrita, resaltado y subrayado. Son el mejor grupo de rock del mundo ahora mismo y yo quiero disfrutarlo. Además, presentan ‘No Cities To Love’, indudablemente, uno de los discos del año, pese a que al final el álbum ganador de la noche es ‘The Woods’; hasta seis temas caen frente a los cinco de ‘No Cities…’. Vestidas como para una merienda formal, con el ocasional acompañamiento de una cuarta chica, Sleater-Kinney patean culos y machacan; con garra pero con elegancia. Como The Replacements la noche anterior, ellas no van de charlatanas ni simpáticas, sino que te arrean con su repertorio sin dejarte ni espacio para tomar aliento, desde que abren con ‘Price Tag’. Corin flemática, Carrie dando el contrapunto saltando y agitándose, Janet aporreando la batería con precisión letal. Y nosotros gozándolo. No las paran ni los problemas que tiene al principio Carrie con la guitarra. Las canciones de ‘The woods’ son las más celebradas, especialmente un ‘The Fox’ indomable, aunque yo lo doy todo con ‘Bury Your Friends’, ‘No Cities To Love’ y mi preferida, ‘One Beat’. La traca final es bestial: ‘Dig Me Out’, ‘Entertain’ y ‘Modern Girl’. Carrie acaba tirada en el suelo, mientras nosotros cantamos «My baby lovees meee, I’m so happyyyy». Yo sí que soy feliz por tenerlas aquí. Son las mejores.

Llego al ATP bastante justa (casi diez minutos tarde, vamos), para comprobar que Run the Jewels la están liando pardísima no, lo siguiente, en el ATP. Acabo rodeada de post adolescentes británicos poseídos; debe de ser el concierto con la media de edad más baja de todos a los que he asistido en el festival, dudo que haya nadie en mis cercanías que supere los veintitrés años. Y todos botando como si les fuera la vida en ello, como sucubos hechizados por los demonios mayores El-P y Killer Mike, que es igual de mortífero incluso llevando el brazo en cabestrillo. En estado de gracia, con un volumen atronador, generan una comunión con el público que no había visto en tiempo; los chavales de mi alrededor rapean hasta la última coma mientras se agitan en un desenfreno casi ritual. Me voy a casa con la espalda destrozada y los brazos llenos de morados, pero contenta como una mala cosa.

Más crónicas del viernes de Primavera Sound, aquí: alt-J, Ride, Belle & Sebastian.

Foto: Dani Canto, Primavera Sound.

Empresa de aguas le pide a Jay Z que se «meta en sus asuntos»

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jayzNo sabemos si Tidal, el servicio de música en streaming de Jay Z, lo ha hecho todo, todo mal; sin embargo, una de las declaraciones que Jay Z realizó en relación a este servicio el pasado mes de marzo no fue desde luego especialmente lúcida: «el agua es gratis. La música cuesta 6 dólares pero nadie quiere pagar por ella. Deberías poder beber agua gratis del grifo: es algo hermoso. Y si quieres escuchar la canción más hermosa, deberías apoyar a los artistas».

Hoy, varios medios informan sobre la publicación en este blog de una «carta abierta» al rapero realizada por un empresario de aguas de Denver en la que, dirigiéndose a estas desafortunadas declaraciones, literalmente le pide al autor de ‘The Blueprint’ que se «meta en sus asuntos». De manera cordial y respetuosa, el autor de esta carta asegura que el agua no es gratis y que los comentarios del rapero «plantean la cuestión de cómo la gente valora el agua, un problema con el que la industria ha de luchar todo el tiempo».

Sin caer en peroratas innecesarias, el empresario, de nombre Steve Snyder, comparte en su carta varios cálculos que podrían hacer cambiar de opinión a Jay Z. Uno de ellos es el curioso dato de que con todos los ingresos generados por su último disco, ‘Magna Carta… Holy Grail‘, se podrían llenar 1.600 piscinas olímpicas. Y recordando que el patrimonio de Jay Z es de 510 millones de dólares, Snyder escribe: «tratando de calcular cuánto agua se podría comprar con ese dinero, mi calculadora explotó. Supongo que con esa cifra nos adentramos en territorios oceánicos».

Snyder concluye: «igual tenemos algo en común. Tú continuarás con tu objetivo de hacer entender a la gente el valor de la música y la gente de mi industria hará lo mismo con el agua. Claro que tengo entendido que, de hecho, dispones de una lista llena de problemas que resolver: ¿99, para ser más exacto?». Esperamos respuesta de Jay Z como «agua» de mayo.

‘I Know There’s Gonna Be (Good Times)’, Jamie xx desde la playa

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jamiex-loud«Es verdad que dentro de la secuencia de su nuevo disco, este ‘I Know There’s Gonna Be (Good Times)’ de Jamie xx no pega ni con cola, pero no podemos negar el encanto que tiene el nuevo sencillo del británico junto a Young Thug y Popcaan. Ese aire jamaicano no es nada nuevo para Jamie y ya había demostrado su buena mano para el pop cuando produjo el inmenso ‘Take Care’ de Drake (aún me sigo preguntando por qué el canadiense no ha vuelto a colaborar con él).

La canción es un intento descarado de conseguir un éxito que espero que tenga, porque lo merece. De hecho debería sacarse un vídeo con bien de chicas en bikini para que a los modernos radicales terminen por desprendérseles las mandíbulas. Lo evidente de las intenciones no debe restar cualidades a un tema que seguro sonará mucho en este verano que nos espera a la vuelta de la esquina». ACM.

«‘I Know There’s Gonna Be (Good Times)’ nunca será mi canción favorita de Jamie xx. Existiendo ‘Gosh’, ni siquiera será mi canción favorita de Jamie xx de este disco. Sin embargo, lo que más he admirado siempre de The xx, por encima de su minimalismo, es su desprejuiciado gusto musical. Por eso no queda otra que entregarse a este divertimento vacacional en el que sí, el juego de voces tipo «grupo coral» del principio es mucho más atractivo que el que predomina en la canción a cargo de Young Thug & Popcaan, pero que en el fondo no es tan lejano a las percusiones que suele manejar el artista». Sebas E. Alonso.

«Construida en base a un sample de los Persuasions, ‘I Know There’s Gonna Be (Good Times)’ muestra a un Jamie xx explorando nuevas dimensiones en su propuesta de beats house pulidos como una patena y graves profundos, en esta ocasión emparentándose con el joven rapero Young Thug y el nuevo mesías del dancehall, Popcaan, para la creación de un sutil himno veraniego que aúna la modernidad de las hipnóticas a la par que melodiosas producciones del británico con la clásica efectividad de los «grooves» jamaicanos. Una joya y van…» JB

Mogwai sacan patinetes por su 20 aniversario

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Imagen 2En celebración de sus 20 años de carrera, Mogwai han anunciado un proyecto de lo más interesante. Se trata de una colaboración con la marca de patinetes británica Focus. La banda lanzará al mercado patinetes en edición limitada cuyo diseño incluye portadas de sus discos. También se han realizado camisetas para la ocasión.

Curiosamente, Mogwai no son los únicos que han anunciado un proyecto similar en los últimos días. Daft Punk lanzaban la semana pasada su propio patinete junto a la marca francesa Hervet Manufacturier, por supuesto, también en edición limitada. Tan limitada, de hecho, que ya se está agotando. ¿Terminará alguno en eBay?

Mágico Antony en Primavera Sound

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A las cuatro de la tarde en el Auditori se celebró uno de los conciertos más curiosos de todo el Primavera Sound, el Arthur Russell’s Instrumentals, en el que una banda de nueve músicos, dirigidos por Peter Gordon y con especial predominación de los metales, desgranaron parte del repertorio del desaparecido compositor. Escuchándolos, entiendes la devoción que le tiene Sufjan Stevens; muchos de sus arreglos beben de las composiciones de Russell. La banda desgranó una suite de casi media hora seguida, alegre y paisajística, como si fueran una orquesta zíngara que se dedicara a ejecutar bandas sonoras de series sofisticadas. Hacia el final abandonaron la parte instrumental, derivando hacia el funky-disco y, de remate, una ‘Tell you (today)’ tan ultra pop e infecciosa que hasta sabía mal quedarse sentado. Si alguien pensó que este concierto era para dormir la siesta, se equivocó. La pega de permanecer en el concierto hasta el final fue quedarse sin ver a Panda Bear. A pesar de tener ticket de reserva, era tal la marabunta de gente esperando a entrar, la cola era tan inhumana que finalmente opté por batirme en retirada. Frustrante.

Twerps en disco suenan bien. Sin embargo, en el escenario Pitchfork resultaron bastante aburridos con su indie pop de manual. Sí, son muy correctos, son muy monos y le ponen ganas… pero en directo lo que son es una banda del montón. Sarcásticamente, una colega los definió como «grupo de parroquia». Y yo que abandoné a Hiss Golden Messenger por ellos…
Tras la monotonía del indie formulario, la profesionalidad perfectamente engrasada de Giant Sand fue casi un regalo del cielo. Con la banda toda de negro, excepto la teclista que dio el toque dorado, y una corista muy sensual, Howe Gelb primero nos felicitó por las elecciones, y después se arrancó con un bonito y contenido concierto en el que primó la sobriedad fronteriza y la placidez vital, punteada con sus ganas de charlar y contrarrestrada por ocasionales destellos de rock con garra. Cerraron con una primigenia ‘Tumble & Rain’, de su primer disco (de 1985), punk rock para desmelenarse tras tanta templanza.

Lo de The Replacements en el escenario Primavera me recordó un poco al regreso de Pixies en 2004. Como ellos, parecía que el tiempo no había pasado. Para los de Minneapolis no sólo musicalmente, sino además físicamente; siguen igual de flacos, fieros ¡y con pelazo! Salieron a por todas y vencieron gracias a un concierto enérgico y monumental. Tocaron una hora que pasó como un relámpago. Ni apenas «buenas noches», ni agradecimientos ni nada: a piñón. Empezaron con una explosiva ‘Takin’ a ride’ y, sin bajar la velocidad, fueron cayendo clásicos que sonaban tan tersos como cuando se separaron en 1991: ‘Valentine’, una acelerada ‘Waitress in the Sky’, ‘Kiss me on the Bus’, ‘Can’t Hardly Wait’, la celebradísima ‘I Will Dare’, una fantástica ‘Alex Chilton’ que fue recibida con gritos de histeria emocionada… Pero es que encima se permitieron el lujo de hacer lo que les daba la gana, metiendo versiones sin venir a cuento: ‘I want your back’ de Jackson 5, fragmentos de ‘Lollypop’, canturreos de ‘Love Will Tear us Apart’… Sentí una genuina envidia por los que estaban en las primeras filas. Bolazo.

TheReplacements

El de Antony and the Johnsons fue uno de los conciertos más bellos y emocionantes a los que he asistido nunca en el Primavera Sound, aunque eso no es ninguna una novedad para él. En 2005, el primer año en que el festival se celebró en el Fòrum, dio en el Auditori una actuación también memorable. Pero si en ese momento se mostró como un artista frágil, solo ante su piano en una interpretación desnuda y sobria, anoche tuvimos a un maestro de ceremonias seguro y convencido, con una puesta en escena abigarrada: una orquesta con cuarenta músicos todos de blanco, un bailarín que con movimientos de mariposa nos dio la bienvenida, y extrañas proyecciones de teatro kibuki japonés. Quizás pareciera que el escenario Heineken no era el lugar adecuado, que su espacio natural era el Auditori otra vez pero, tras lo visto con Panda Bear esa misma tarde, se reveló como un emplazamiento acertado, por dos motivos; primero, porque si este concierto llega a ir con reserva, hay una batalla campal en el Fòrum. Segundo, porque el público guardó un silencio sepulcral, roto muy pocas veces por conversaciones fugaces, debidamente acalladas. ¿Cuántas veces he llegado a escuchar silencios dramáticos como parte de una canción en un escenario al aire libre? Creo que, hasta anoche, ninguna vez. Antony obró el milagro. Una compenetración perfecta con la orquesta llevó a las canciones a un nivel de profundidad emocional difícil de igualar. Se necesita un intérprete superdotado como Antony para llevar un show hasta las máximas cotas de sentimiento. Hubo momentos de intensidad brutal, como cuando en una épica ‘Cripple and Starfish’ llegó el fragmento «I’m very very happy, so please hit me» o ‘Cut the world’, en que la emoción empujaba al público a romper en aplausos. También hubo lugar para las sorpresas, como una versión extraordinaria de ‘Blind’ de Hercules and Love affair: cuando llegó el momento de la trompeta el público enloqueció, literalmente. Para el recuerdo quedó el instante cuando nos pidió que le acompañáramos en ‘Dust and Water’ («tenéis que sentir como si vuestro espíritu estuviera tres pulgadas por encima de vuestra cabeza») y la gente coreó un estremecedor «uhhh». Parte de la concurrencia empezó a abandonar, supongo que para conseguir un buen sitio para The Black Keys. Se equivocaron al hacerlo. Porque se perdieron un ‘You Are my Sister’ para llorar y el cierre con ‘Hope There’s Someone’, en el que Antony venció al único fallo de un hasta entonces exquisito sonido. Un crescendo, el público mudo. Piel de gallina.

Tras un par de jornadas en que había vivido yo muy feliz sin tener que aguantar la habitual ristra de charlatanes pelmazos que asuelan los conciertos, creo que fue al pobre James Blake al que le tocó ser la actuación «nosotros venimos a hablar de nuestras cosas como si estuviéramos en el bar». Nada que no se pudiera atenuar haciendo zig-zags hasta la ganar la primera fila. El concierto ilustró a la perfección las dos vertientes de James; el exquisito baladista clásico y el chico que se muere por la electrónica más rotunda.

James vestía una camisa curiosísima de animales, que daba la sensación de irle grande y estaba acompañado por un guitarra y un batería-percusionista que dieron corporeidad a los temas. Tras un inicio casi tropical, en la primera parte del concierto James exploró su versión más crooner y sosegada, prácticamente en solitario con el piano, aunque retorciendo las canciones al máximo de su posibilidades expresivas. Así, en ‘I Never Learnt to Share’ o en ‘To the Last’ se sampleaba la voz, cantaba encima, generaba efectos; ‘Limit to your Love’ la refinaba merced al toque onírico que le otorgaba la percusión. ‘Overgrown’ tuvo un breve inicio subido de revoluciones, pero volvió a su cauce. Fue a partir de ‘Part Time Lover’ cuando viró hacia la pista de baile y el sonido más abstracto; sirenas, juegos de luces y enajenación; house suave y envolvente que derivaba en energía sofocante y machacona. Solo ritmo, sin apenas melodía ni voz. Y en estas cayó ‘Retrograde’. James se sampleó, se saboreó y nos empujó hasta la cima, a un ‘The Wilhelm Scream’ casi AOR, atmosférico y bello. La alargó, la sostuvo sobre una sola nota. Y entonces caí. James Blake está feliz. A su manera, sí, pero feliz. Y nosotros fuimos afortunados testigos.

Más crónicas del jueves: Black Keys, Spiritualized, Sun O)))… aquí.

Foto: Eric Pamies, Primavera Sound.

Primavera Sound 2015: de la profesionalidad de Black Keys a la catarsis de Sunn O)))

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La temprana hora de la actuación de Childhood, estrenando el escenario Heineken, no impidió que congregaran a bastante público. Con un disco tan luminoso y ensoñador como el notable ‘Lacuna’ (2014), debut que aún siguen presentando, fueron ideales para calentar motores con el sol aún mostrándose agresivo (aunque frenado por el viento, por suerte). Con una voz tan portentosa como la de Ben Romans-Hopcraft y una sensación de que lo estaban pasando en grande, temas como ‘Blue Velvet’ o ‘As I Am’ sonaron estupendamente. Posiblemente el concierto comenzó con más energía y fue poco a poco a menos, pero recuperaron la atención del público y la adrenalina con una ‘Solemn Skies’ que remató una estupenda actuación.

Para comodidad de los asistentes que tenían planeado ver a Baxter Dury después de Childhood, no había más que moverse hacia el escenario de enfrente, el Primavera, para presenciar el que seguramente fue uno de los conciertos más divertidos del jueves. Dury es todo un showman y entre extraños bailes y una rara manera de dirigirse al público (una suerte de intento de castellano-catalán, mezclado con ruidillos varios) nos sacó una sonrisa a todos los presentes en bastantes ocasiones (mención especial al minibar en forma de piscina infantil con palmerita que tenía en el escenario, del cual podía sacar tanto una botella de brandy como una bolsa de nachos). En cuanto al repertorio, sonaron temas principalmente de ‘Happy Soup’ (2011) y de (por supuesto) ‘It’s A Pleasure‘ (2014), su último álbum hasta la fecha, destacando temas como ‘Picnic On The Edge’, ‘Isabel’ o ‘Palm Trees’.

Quienes esperábamos una verdadera apisonadora sonora en el concierto de Viet Cong, nos quedamos a medias y no parece que fuera cosa de la banda, que puso todo de su parte para ofrecer una buena actuación, sino del deficiente sonido del escenario Pitchfork, deficiente al menos en ese momento de la tarde (más adelante, en conciertos como el de Mineral, el sonido sería mucho mejor). Faltaba definición y sobre todo volumen, algo que pide a gritos el post-punk de los ex-Women. Aun así, canciones como ‘Bunker Buster’, ‘Continental Shelf’ o la demoledora ‘Death’ (que si tocan el patrón final otros diez minutos más, a muchos no nos habría importado en absoluto) se dejaron disfrutar bastante.

Con la presencia de American Football, Brand New y, sobre todo, Mineral, el Primavera Sound vuelve a tener tintes emo tras el estupendo concierto de Sunny Day Real Estate en 2011. Del mismo modo que con los de Jeremy Enigk, la actuación de la banda de Texas tuvo un gran componente nostálgico, revisando los temas de ‘The Power Of Failing’ (1997) y ‘EndSerenading’ (1998), sus dos trabajos, con la suerte de Chris Simpson y sus chicos han vuelto con un estupendo estado de forma, no perdiendo ni un ápice de energía tanto en la voz como en los demás instrumentos, haciendo que temas como ‘Slower’, ‘Five, Eight and Ten’ y ‘Gloria’ sonaran, efectivamente, a gloria bendita.

Un concierto como el del proyecto liderado por Jason Pierce, con numerosos matices y cambios de dinámica entre los aires gospel, el kraut y el rock and roll elevado a la quinta potencia espacial, tal vez pedía un Auditori en vez del escenario ATP, por dos razones: la primera, evidentemente, porque los detalles sonoros se habrían podido apreciar mejor y la segunda, porque, dado que hay que ir con antelación y hacer cola para entrar, los presentes en un hipotético concierto de Spiritualized en el Auditori habrían sido los más fans. Era bastante molesto tener de cháchara a gente ajena a lo que estaba sonando, así que había que intentar concentrarse, abstraerse de lo que sucedía alrededor y acercarse al escenario todo lo posible, para empezar a dejarse llevar y flotar. Una vez logrado el estado mental adecuado, solo cabe constatar que el concierto fue de los mejores del jueves, con delicadas e inspiradas interpretaciones de ‘Soul On Fire’, ‘Shine A Light’ y ‘Electric Mainline’ (que podía haberse extendido hasta la infinidad) y la furia de ‘She Kissed Me (It Felt Like A Hit). Como colofón, una versión de ‘Walkin’ With Jesus’ de Spacemen 3 durante la cual una fan le pedía a gritos a Pierce que se reuniera con su antigua banda, algo que sería curioso, pero improbable y además innecesario, a juzgar por la total vigencia de Spiritualized.

Teóricos cabezas de cartel del jueves, Dan Auerbach y Patrick Carney, acompañados por una banda (aunque en algún momento de su actuación se quedaron ellos dos sobre el escenario), lograron que no cupiera un alma en torno al escenario Primavera. Gusten más o menos, den menos pereza o más, es difícil pasarlo mal en un concierto de The Black Keys, pues el set que ofrecieron y con la profesionalidad que lo interpretaron hacía difícil que alguien no menease mínimamente el trasero. Es cierto que, por tanta profesionalidad, carecen de la suciedad y factor sorpresa, pero se dejaron querer con temas como ‘Howlin’ For You’, ‘I Got Mine’, bajando de revoluciones en otros como ‘Too Afraid To Love You’ y echando el resto en sus archiconocidos y celebradísimos hits.

Como sucedería en el mismo escenario anteriormente, el concierto de Sunn O))) en el ATP fue solo para fans. Su propuesta no es para todos los gustos, pero para quienes gustamos de su brutalidad, su paso por esta edición del Primavera fue una auténtica catarsis. Aun siendo al aire libre, llevaban la suficiente cantidad de amplificadores para que el sonido fuese atronador. Stephen O’Malley y Greg Anderson nos sumieron en una hipnosis de una hora en la que las guitarras fueron co-protagonistas junto a la apocalíptica voz de Attila Cshihar, quien colabora con ellos frecuentemente. La teatralidad y capacidad vocal (desde lo más gutural a lo operático) de Cshihar hacía que pocos quitaran la vista del escenario (sobre todo en los minutos finales, en los que el también miembro de Mayhem se quitó la túnica con la que todos iban uniformados para volver con una suerte de capa de cristales y una corona de pinchos en la cabeza). Suena a cliché, pero si de verdad ascendiese el infierno a la tierra, ésta sería la banda sonora.

Más crónicas del jueves: Antony, James Blake, The Replacements… aquí.

Foto: Eric Pamies, Primavera Sound.

Kelly Clarkson te inspira en ‘Invincible’

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Eones después de ‘Heartbeat Song’, Kelly Clarkson se ha acordado de que tiene nuevo disco en el mercado, ‘Piece by Piece‘, y ha estrenado el vídeo de ‘Invincible’, su segundo single. La pieza nos muestra a Clarkson interpretando el tema acompañada de varias figuras cúbicas voladoras que se convierten en personas felices y llenas de radiante esperanza. Todo muy inspirador.

Thee Oh Sees / Mutilator Defeated At Last

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theeohseesLa banda de garaje y psicodelia de San Francisco es una máquina bien engrasada, tanto es así que, bajo la batuta del incansable John Dwyer (quien cambia de compañeros de viaje ocasionalmente), lleva sacando un disco por año desde hace más de diez (incluso dos trabajos en 2011). La formula se repite álbum tras álbum y cada nueva entrega sale más depurada. Tras un gran ‘Floating Coffin’ (2013), continuaron su senda con ‘Drop’ (2014), que, aun siendo un buen disco, palidecía al lado de su explosivo predecesor. En 2015 la trayectoria queda corregida y sigue en ascendente con ‘Mutilator Defeated At Last’.

La pega que tenía el mencionado ‘Drop’ es que iba demasiado a piñón fijo con riff pesado tras riff pesado, llegando a agobiar y resultar un tanto monótono. En «Mutilator» sucede todo lo contrario: el cambio de unas atmósferas más calmadas a otras más áridas hace que se pueda disfrutar de ambos mundos. Aunque es cierto que es un álbum equilibrado en el que se muestra lo que Dwyer y compañía son capaces de hacer, la balanza está un poco más inclinada hacia el lado de la psicodelia y es en los temas más hipnóticos y de desarrollo más complejo donde reside la magia del álbum.

Temas como ‘Web’ o ‘Sticky Hulks’ nos proponen viajes exquisitos que querríamos que no tuviesen fin, con una instrumentación sencilla pero muy efectiva, a destacar batería y órgano. Las abrasivas guitarras siguen teniendo su protagonismo y funcionan bien allá donde aparecen, pero suenan especialmente bien cuando la banda pone toda la carne en el asador en enérgicos temas como ‘Withered Hand’ o ‘Rogue Planet’, demostrando que en su faceta más agresiva también vencen. Con una duración asequible que pide darle al play una y otra vez, ‘Mutilator Defeated At Last’ es otra prueba más del enorme talento de Thee Oh Sees, una banda que realmente tiene algo de valor que ofrecer y que, con la misma capacidad de crear complejidad que de desbarrar y hacer locuras, se sitúa muy por encima del cliché garajero de sonido primitivo y destartalado.

Thee Oh Sees actúan este sábado y este domingo en Primavera Sound.

Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Sticky Hulks’, ‘Web’, ‘Withered Hand’, ‘Rogue Planet’.
Te gustará si te gustan: Ty Segall, The Black Lips, Mikal Cronin
Escúchalo: The Fader

‘It Follows’: el terror viene por Detroit

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it-followsQuien haya visto ‘The Myth of American Sleepover’ (no se estrenó pero está accesible en plataformas online) seguro que se dio cuenta de que el director David Robert Mitchell no es uno más de los cientos de cineastas indies, muchos de ellos intercambiables, que pasan todos los años por Sundance o el South by Southwest. Su mirada es diferente: sutil, delicada, inteligente, poética. Y su puesta en escena también: muy elaborada, sugerente, medida, refinada.

‘It Follows’, su siguiente película, se puede ver como una continuación de la primera. Sus personajes son los mismos, adolescentes de un barrio residencial de Detroit que parecen salidos de una película de los ochenta (la decoración es deliberadamente anacrónica) y parecen vivir en un mundo sin presencias adultas. Lo que cambia es el género. ‘It Follows’ es una película de terror, un slasher adolescente que parte de películas como ‘La noche de Halloween’ o ‘Pesadilla en Elm Street’ para elaborar un discurso propio. Su estrategia recuerda mucho a las seguidas por títulos recientes como ‘La casa del diablo’, ‘Frío en Julio’ o ‘The Guest’, películas de género que no esconden sus referentes, ni los parodian, ni los citan: los abrazan, se suben a ellos como a un trampolín nostálgico desde donde saltar hacia otros territorios estilísticos.

El comienzo de ‘It Follows’ es un ejemplo de este diálogo entre tradición y modernidad, un muy sugerente plano-secuencia –una panorámica circular que se repetirá varias veces a lo largo del filme- donde observamos cómo varios clichés del género –noche, barrio residencial, chica semidesnuda corriendo asustada, música de sintetizadores- saltan en pedazos. ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está el asesino enmascarado? Mitchell manosea los lugares comunes del terror –el sexo pecaminoso, la amenaza sobrenatural-, los descoloca y los lleva casi hasta a la abstracción.

Pero, como es habitual en este tipo de propuestas (ocurría también en las tres arriba mencionadas), no es el argumento lo que sobresale en esta película. De hecho, poner del revés la premisa de “quién folla muere” en el cine de terror está más visto que disparar una pistola con la mano ladeada en una de acción. Lo que realmente le interesa al director es la puesta en escena, la creación de atmósferas, los mecanismos del suspense y la inquietud (algo que acabará pagando un poco al final con un decepcionante desenlace a nivel argumental). Desde el mismo título, ‘It Follows’ está impregnada por una sutil sensación de paranoia, de amenaza constante, pesadillesca, ante lo que se esconde en las profundidades del encuadre, a la espalda de los personajes. Ese es quizás el rasgo más distintivo y admirable de esta película: ser capaz de generar miedo por medio de la profundidad de campo. Mitchell, te seguimos de cerca. 8.

Tame Impala, teleñecos en penumbra

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Tame Impala cambian los hombres en 3d por los teleñecos en el otro vídeo que han rodado para este sencillo de ‘Currents’, su próximo disco. La excelente ‘Cause I’m A Man’ tiene ahora otro videoclip, etiquetado en YouTube como “Official Live Video”, en el que un grupo de marionetas sustituye a los cinco miembros de la banda, simulando una actuación en directo del tema. Aun así, no se dejan el toque característico psicodélico con proyecciones abstractas. La gracia ha sido dirigida por Dan Dipaola y Megan McShane.

El «LeónComeGamba» de Joe Crepúsculo termina bien

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crepusJoe Crepúsculo se suma a la moda de los programas de cocina tipo Masterchef. Su nuevo vídeo para el single muy apropiadamente llamado ‘A fuego’ plantea un concurso de espectadores para presentar un programa de cocina. La receta de la protagonista es un tanto LeónComeGamba, pero la cosa no acaba tan mal. Y el momento en que Joe Crepúsculo aparece por primera vez es totalmente impagable. No es precisamente mi canción favorita de ‘Nuevos misterios‘, pero sí la que se interpretó en Alaska y Segura esta semana, en compañía de Tomasito y Las Negris.

Joe Crepúsculo presenta este disco el 19 de junio en Ochoymedio junto a Tremenda Trementina y en julio en el FIB, entre otros lugares. Aquí, nuestra reciente entrevista con el artista.

Muaaka conecta a usuarios por gustos musicales en su «Pista de Baile»

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+Muaaka es el nombre de una nueva red social para aficionados a la música lanzada por un grupo de emprendedores de Barcelona este año, tras haber trabajado durante 2014 en su versión beta, recibiendo el feedback de usuarios, los llamados «muaakeros». En la actualidad, cuentan con 3.000 usuarios registrados y una gran intención expansiva (hoy son noticia en Finanzas.com)

Entre las funcionalidades de Muaaka está la búsqueda de usuarios por sexo, edad, localización, artistas y estilos musicales coincidentes e intereses personales. La idea es que la gente interactúe con otros usuarios con los mismos gustos: encontrar otros seguidores de los artistas favoritos de cada uno o asistir a un concierto acompañado (su calendario también funciona a modo de agenda donde sumarse como asistente).

Se pueden intercambiar mensajes o incluso crear un grupo de chat. Entre los artistas más seguidos de la red social, de momento están Coldplay, Arctic Monkeys, Nirvana y los Beatles. El registro es gratuito y funciona también por «Facebook Connect».

De momento, su lugar estrella parece lo que se denomina «La pista de baile», un muro en el que los usuarios comparten canciones favoritas (hoy por ejemplo hay quien sugiere temas de Major Lazer y China Crisis) o fotos de algún evento, en el caso de hoy, Black Keys en su concierto de anoche en el Primavera Sound.

Por otro lado, también sirve para ayudar a los artistas/grupos/Dj’s emergentes, dándoles la posibilidad de averiguar dónde está su público, así como compartir sus creaciones musicales con los soportes más estándar (Youtube, SoundCloud, MixCloud, Bandcamp), resultando algo parecido a esto (web de Years & Years).

Bilbao BBK Live 2015 agota entradas de sábado

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muse2015Bilbao BBK Live había anunciado recientemente que sus abonos y entradas de sábado estaban a punto de agotarse, mucho antes de la celebración del evento, del 9 al 11 de julio. Hoy se comunica a través de Facebook que efectivamente ya no hay entradas para el sábado (el día de Muse, Delorean, of Monsters and Men) y que quedan pocos bonos para los 3 días. Quien avisa no es traidor. Entradas, aquí.

Muse han publicado ya varios sencillos de su próximo trabajo, previsto para el 9 de junio, día en que cumple años Matt Bellamy.

The New Pornographers, en ‘París, Texas, Cuba’

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redwine‘Champions of Red Wine’ es una de las canciones más electrónicas contenidas en ‘Brill Bruisers‘, el disco que New Pornographers editaron el año pasado. Ahora se publica el correspondiente videoclip, dirigido por Cudmore + Leblanc, rodado en Cuba abiertamente como un homenaje a ‘Paris, Texas’ a través de este personaje que vemos destruido, acabado, borracho (en sintonía con el título de la canción).

El merchandising de Taylor Swift salva tres vidas

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taylor-1989Es una historia real de la que Taylor Swift se ha hecho eco en Twitter y recogida por The Guardian. La semana pasada, después de un concierto de la cantante en Louisiana, tres de sus fans sufrieron un accidente de coche. Conducía Elizabeth Dazzio un automóvil en el que viajaba con su hermana y una tercera persona, cuando se quedó dormida y estrelló su vehículo. Elizabeth quedó inconsciente y las otras dos chicas quedaron atrapadas, entre «olor a gasolina y humo».

Ningún coche que pasó después se paraba junto a “un poco de chatarra en el arcén” en la oscuridad, por lo que Caroline y su acompañante decidieron usar las pulseras reflectantes de Taylor Swift que habían comprado en la sección de merchandising del concierto para llamar la atención de los coches que pasaban. Así, terminaron siendo rescatadas por una mujer, que reconoció que le llamaron la atención las luces. Aquí, la historia original.

Una gran semana para Taylor Swift, que celebra su cuarto top 1 en Estados Unidos con su nuevo single junto a Kendrick Lamar, ‘Bad Blood’.