Siempre he tenido la sensación de que Justice eran un poco malos. No sabría explicar por qué, pero nunca han llegado a engancharme, me suenan a cosas pasadas de moda, confundo muchas de sus canciones con otras y usan algunos sonidos que me suenan a rayos. Sin embargo, por supuesto me encantan un par de sus canciones, su estética, el rollito de la cruz en directo y su sentido del humor. Así que fui a verlos con toda mi ilusión el jueves por la noche al Huxley’s Neue Welt de Berlín, la sala con el ropero más caótico, agobiante y desorganizado de la historia de la música.

No ayudó nada a meterse en situación la sesión de DJ Mehdi, un tipo muy simpático pero con una técnica un poco dudosa que consistía en ralentizar todos los temas al final, meter unos orgasmos de mujer de por medio y pasar a la siguiente. A mí, como vuelva a oír ‘Banquet’ de Bloc Party en una discoteca, me da algo. Después salieron Justice. Su show, como os imagináis, es una sesión de las mejores pistas de su disco, más o menos mezcladas unas con otras, con algún guiño externo como el que hicieron a Soulwax, a quien deben casi tanto como a Daft Punk, pero sin que ninguno de los temas de ‘Cruz’ llegue a sobresalir entre tanto corte. Incluso ‘D.A.N.C.E.’ suena como un auténtico coitus interruptus. Bueno, sobresale claramente ‘We Are Your Friends’, que el público recibe entusiasmado. Tampoco es tan buena, ¿no? Y sobre todo te preguntas cómo la gente puede cantar una de las letras más empáticas de la historia reciente, junto al ‘Everybody Hurts’ de R.E.M., y luego salir a empujones de allí.

El espectáculo, cuya cumbre produce la repetida iluminación de la cruz, por supuesto, impresiona desde la distancia. Mola. Aunque si lo sé me llevo las gafas de sol en lugar de las de miope porque termina cansando. Como ese bis con ‘We Are Your Friends’ en plan balada o el recurso heavy metal del final… Espero que no se me malinterprete. Su concierto será uno de los más triunfales de Benicàssim. La gente se lo pasará bomba y yo también si voy y me he metido antes unos cuantos gin-tonics. Es sólo la sensación de que nos han colado un hype como el de los indie-rockeros, pero en electrónica. Que estamos ante una banda que está OK pero que tiene doscientas cosas que demostrar en su segundo álbum. 5.

No sé qué pasa con los grupos suecos, pero cada vez son más los que nos visitan y parece ser que en estos días en avalancha (Irene, Club8, Shout Out Louds… todos ellos bien respaldados y promocionados por Fikasound). El miércoles por la noche se iniciaba en Madrid la segunda gira por nuestro país de The Loveninjas, con un concierto previo en Fnac Callao. Durante la más de media hora que esperamos a las puertas de la Moby Dick, ya éramos decenas de curiosos y fans los que por allí nos dejamos caer. Incluso pudimos ver alguna que otra cara conocida como la de Sergio (LCA).

No me quiero dejar en el tintero a los teloneros, que casi me atrevería a decir que me gustaron más que los propios Loveninjas. Se trata de un quinteto madrileño llamado Mittens, que recuerda mucho a The Magic Numbers por sus melodías folk, siempre acompañadas de la acústica de la cantante o por los teclados, creando un ambiente realmente agradable y acogedor, hasta el punto de que el público se resistía a dejarlos marchar. Habrá otra ocasión con la que poder enamorarte de este grupo el 12 de abril junto a Cooper.

Los suecos hacían su aparición ya pasadas las once, y abrían el concierto con un tema fuerte, ‘Care’, precioso. ¿Quién puede resistirse a corear ese «Do you love me? / Do you care for me?». Se les veía con ganas, enérgicos, y así lo fueron demostrando tema tras tema. Las guitarras, desgarradoras eclipsándose con melodías que iban del pop al desenfreno, como en el tema ‘I wanna be like Johnny C’, que a más de uno le habrá sonado a los viejos Pulp.

Ayer por fin me iba a quitar la espinita que tenía clavada desde hace años de ver en directo a Jane Birkin, además, ya tenía yo los dientes largos. El Círculo de Bellas Artes de Madrid se llenó de bohemios pudientes, algún que otro famosete, profesionales de la comunicación y más de un nostálgico de los que vivió a Jane B. en aquellos lejanos años setenta. Está claro que los 40 euros que costaba la entrada no estaban al alcance de cualquier fan mileurista de a pie, razón, entre otras, por la que finalmente acudí sin compañía al evento.

Comenzó el show, estuve un rato sin reaccionar, como que no me lo creía. A sus 61 años, sorprende su aspecto juvenil y desenfadado y su soltura en cada movimiento, su mirada adolescente. Con ‘Sans toi’, ni corta ni perezosa bajó a mezclarse entre el público, momento que aproveché para avanzar casi hasta primera fila para poder hacer fotos y quizás grabar algún vídeo. La gente estaba encantada, ella era admirada y aplaudida, sonreía coqueta, desprendía cariño hacia su público. ¡Qué mágica Jane Birkin! Ahora sí que estaba metida en el concierto. Los tres únicos músicos que la acompañaban tocaban de todo. Aparte de la extensa sección de cuerdas -guitarras, arpa, banjo, etc…- al cargo de mi músico favorito, el pianista resultó ser un excelente violinista y el bajista tocaba además, y de forma simultánea, la batería.

Últimamente no hacemos más que escuchar la palabra «hotel» en cuanto a música se refiere, pero lo de anoche no tiene nada que ver con esa réplica de Björk (Bíor). Hotel Persona, que como ya sabréis es un proyecto del que forma parte Stefan Olsdal de Placebo, ofrecieron un concierto en la Sala Sol presentando su álbum debut, ‘In the Clouds’. ¡Ya veis qué nivel! Da gusto ver cómo Stefan se desenvuelve en nuestra lengua. Anoche además contaron con la colaboración de Digital21 a la batería y a la guitarra.

Los teloneros, un dúo de Toledo llamado Deriazzo, nos dejaron con la boca abierta con su electro-rural. La cantante pop-perra y el chico con bata cual químico animaron el ambiente con sus temas «pum, pum, chunta, chunta». Cómo le gusta a la gente el «pum pum». Sobre Hotel Persona, ¿te gustaría haber oído el ‘Material Girl’ de la Ciccone en español y adaptado? ¡Pues haberte pasado! El estribillo decia así: «Vivimos en un mundo material / una basura superficial / ya sabes que vivimos en un mundo material / tienes dinero y eres un tipo genial». Volaron billetazos por el aire y todo. No tuvo ningún desperdicio… Por si fuera poco, plantaron una versión de ‘El Hospital’ de Alaska y Pegamoides, bastante hilarante, con ritmos de huevo shaker incluidos: una estampa muy caribeña. Los bises acabarían con una versión del ‘The Day Before You Came’ de Abba, esta vez a cargo de Stefan, que no lo hizo nada mal. Después de 1 hora de versiones, petardeos varios y baladas rodeada de un batiburrillo muy cómico compuesto de farándula, gotiquismo y amigos del grupo, te preguntas cómo has sobrevivido a la experiencia disfrutando… ¡Surrealista!