La edición de anoche de ‘Los mejores años‘ en TVE enfrentaba a los 70 con los 90. Como era de esperar, la revolución indie del pop español, capitaneada por grupos como Dover, Los Planetas, Nosoträsh o Los Fresones Rebeldes, no tuvo ni una miserable mención (y eso que al menos Dover son famosos). No es que sorprenda mucho de un guión que se «olvidó» del trip-hop, la revolución electrónica en general o incluso el mismísimo grunge (sólo se escucharon durante unos segundos los primeros acordes de ‘Smells Like Teen Spirit’, que sirvieron para dar paso a un vídeo). Sin embargo, la identificación de los 90 con Sergio Dalma y Marta Sánchez, frente al glamour que sí, por lo menos se intuyó, en la parte de los 70, con Abba, la música disco, Nino Bravo o Cecilia, nos lleva a decir algo que ayer considerábamos imposible: los 90 en España fueron un asco.
Últimamente hemos reivindicado a Portishead, la música rave o el regreso del rock. Sr Chinarro y Los Planetas hacen mejores discos que nunca. Nos estábamos convenciendo de que la década de los 90 fue bastante más variada, equilibrada, rica y completa que la de los 80. Pero el programa presentado por Carlos Sobera sirvió para sacarnos de nuestra nube y devolvernos a la cruda realidad que vivimos en España: los 90 fueron esa década en la que Pet Shop Boys poco a poco fueron desapareciendo de la radiofórmula para dar paso al oligopolio de lo latino, con Gloria Estefan, Chayanne y otros tipos diferentes de «meneaítos» al frente.
El programa desde luego no tiene la culpa de que las latinadas tomaran un país que en los 80 había hecho multiplatino a Dinarama. Bastante hicieron los guionistas con invitar a Corona a cantar ‘This Is The Rythm Of The Night’. A los guionistas se les puede culpar de las patochadas que hacen decir a las dos líderes disfrazadas supuestamente de época, a cual de las dos más insoportable, o de que documentando los 70, el glam no significara nada para ellos, pero desde luego no de que Ricky Martin sea más famoso que Family.
Los culpables podrían ser una industria que, especialmente en España, no se preocupó de valorar y promocionar a artistas que arriesgaran y compusieran sus propias canciones, de aquellos a los que se les ocurriese que Melón Diesel eran el equivalente a los Oasis en nuestro país, o incluso de una escena indie totalmente dividida, que prefirió centrar sus esfuerzos en ridiculizar el tontipop frente a la latinada que nos acosaba por todos los lados (como si todas las canciones buenas hubieran sido siempre inteligentísimas).
La consecuencia es que ahora la gente cree que los 90 fueron una mierda y los adolescentes, el jurado presente en el programa, prefirió votar por los 70. Yo también lo habría hecho.