‘Revolver’ empieza con ‘Taxman’ y termina con ‘Tomorrow Never Knows’. ‘I’m Your Man’ empieza con ‘First We Take Manhattan’ y termina con ‘Tower of Song’. «Ziggy Stardust» empieza con ‘Five Years’ y termina con ‘Rock’n’ Roll Suicide’. ‘Rumours’ empieza con ‘Second Hand News’ y termina con ‘Gold Dust Woman’. ‘Achtung Baby’ empieza con ‘Zoo Station’ y termina con ‘Love is Blindness’. ‘OK Computer’ empieza con ‘Airbag’ y termina con ‘The Tourist’. ‘Automatic for the People’ empieza con ‘Drive’ y termina con ‘Find the River’. ‘Stories from the City, Stories from the Sea’ empieza con ‘Big Exit’ y termina con ‘We Float’. ‘The xx’ empieza con ‘Intro’ y acaba con ‘Stars’. ‘Bloom’ empieza con ‘Myth’ y termina ‘Irene’ (bueno, y un guiño al pasado de Beach House).
Pero el asunto se ha tornado extraño últimamente, pues desde hace tiempo hay discos que es imposible conseguir en edición física en su «forma pura» sin bonus tracks. Sucede sobre todo en el mundo del pop, género paradójicamente conocido por contar con bastante rellenito entre sus secuencias. ‘Overpowered’ de Róisín Murphy, considerado uno de los clásicos más importantes del siglo XXI por nuestra redacción, toda una demostración de eficiencia y sofisticación pop antes de la hecatombe EDM, es imposible de conseguir sin los bonus tracks que lo afean sobremanera: ‘Body Language’ y ‘Parallel Lives’. Todas las ediciones oficiales en CD incluyen los bonus tracks, no hay ninguna en ninguna tienda del mundo sin ellas, a menos que quieras conformarte con este promo de cartón sin la verdadera portada ni el libreto. ¡El promo para la puta prensa mola más porque no termina de manera insufrible!
Lo mismo puede decirse del disco de debut de AlunaGeorge, mi disco del verano favorito de los últimos años. El grupo nos contó en entrevista cuánto habían pensado en su concepto de 13 pistas («queríamos que tuviera sentido desde el principio hasta el final, desde el corte uno hasta el corte trece. Los bonus los consideramos aparte, no eran exactamente lo que considerábamos para el disco»)… pero no hay ni una sola edición en vinilo o CD que no incluya la innecesaria versión de ‘This Is How We Do It’ como bonus track. Ni una sola edición termina como habría de terminar, con la balada ‘Friends to Lovers’ que habla de un futuro incierto, únicamente la edición digital que tú decidas montar por tu cuenta en tu plataforma favorita.
El mundo de los bonus tracks se ha pervertido tanto que en lugar de un aliciente para el consumidor se convierten en una verdadera tortura. Ejemplos hay miles, pero este mismo verano cabría destacar el caso de ‘Communion‘ de Years & Years, un buen álbum de pop que ya era algo largo de más, y que ha sido afeado por unas canciones completamente insulsas que nadie quiere oír; o el de Chemical Brothers. ¿Seguros de que el disco no debería acabar con la soberbia aportación de Beck, ‘Wide Open’? Al menos en su caso se han dignado a poner los «bonus» en un CD 2. No siempre pasa. De hecho las cosas pueden hacerse tan mal como con ‘Not Your Kind of People’ de Garbage: el primer bonus track, en lugar de aparecer como primera pista de la cara D, como procedería, es la última de la cara C. El álbum debería acabar con ‘Beloved Freak’ pero en vinilo este tema ni siquiera cierra cara. Además, rara es la vez que uno de estos extras supuestamente suculentos alcanzan el nivel del resto del disco. De hecho, cuando lo hacen, ¿no es peor todavía? ¿Por qué demonios ‘Phonography’ es un bonus track de ‘Circus‘ de Britney Spears con la de paja que contiene el disco?
Aunque alguna vez la relegación a «bonus track» puede justificarse, como pasa por ejemplo en el último disco de Florence + The Machine, donde dos buenos temas como ‘Hiding’ o ‘Make Up Your Mind’ aparecen apartados quizá por un parecido excesivo a Fleetwood Mac, el bonus track ha perdido mucho desde que estaba justificado por un éxito sorpresa. Nadie quiere quitar ‘Into the Groove’ de la reedición de ‘Like a Virgin’, ¿verdad? Aunque su productor no fuera Nile Rodgers, el sonido del álbum era parecido y todo el mundo lo asocia al nacer de la popularidad de Madonna. Eso sí, cuando Warner recopiló los 11 primeros discos de Madonna en una caja prescindió de ‘Into the Groove’, ¡bravo, industria!
Aunque eso es otra historia. Como las de las ediciones deluxe por los aniversarios. El disco homónimo de la Velvet, al editarse en CD EN 1986, llegó a conocer una edición en la que sí aparecía en la portada el rótulo «Velvet Underground & Nico», además de una versión alternativa de ‘All Tomorrow’s Parties’ conocida como “single voice” como sorpresa para los fans. Sin embargo, cuando el disco se volvió a reeditar remasterizado en 1996, la sorpresa desapareció. Después hubo reediciones en 2002 y 2012, con 5 canciones extra de Chelsea Girl de Nico, co-escritas por miembros de la Velvet Underground, entre otras cosas en la primera; y en la segunda hasta 6 discos con actuaciones en directo y rarezas. Es una manera de premiar a los fans pero sin castigar el concepto del disco, pues cualquiera puede hacerse con una edición del disco de la Velvet sin extras, que permaneció inalterado durante décadas.
Algo que también sucedía con ‘Thriller’ de Michael Jackson, el álbum más vendido de la historia. Antes de ser explotado con reediciones, versiones, regrabaciones para fans y nuevas generaciones, el disco no varió su tracklist, comenzando con ‘Wanna Be Startin’ Something’ y terminando con ‘The Lady in My Life’.
Hoy, más bien, empieza a ser necesaria una «edición especial» que quite paja y nos ofrezca sólo las 8 canciones buenas de cada disco. Por eso sí que pagaríamos más y no para escuchar descartes.