Noel Gallagher’s High Flying Birds / Who Built the Moon?

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Noel Gallagher’s High Flying Birds / Who Built the Moon?

Los High Flying Birds de Noel Gallagher por fin hacen honor a su nombre publicando un disco medio lisérgico que sí sirve para hacerte volar alto (recordemos el doble sentido de «high»). Es extraño que Noel haya tardado tanto tiempo en dejarse llevar: además de con Goldie, más de una vez colaboró con Chemical Brothers, ‘Setting Sun’ fue una canción muy celebrada, y ‘Let Forever Be’ tuvo videazo con Michel Gondry, permaneciendo como uno de los grandes éxitos del dúo. Y Noel siempre fue un hombre muy documentado. Por supuesto, como obseso de los Beatles, debía de conocer ‘Tomorrow Never Knows’ y todos los experimentos llevados a cabo desde ‘Revolver’, Oasis siempre respetaron a grupos mutantes e inquietos como Primal Scream y aunque no hablaran tanto de electrónica ni de espiritualidad como de Brit Pop durante los 90, sí se pudo ver a Noel en un par de conciertos de Kula Shaker en la época, por ejemplo.

Digo Kula Shaker porque hay un poso de espiritualidad zen y también cierta querencia por lo oriental en este ‘Who Built the Moon?’ en el que Noel Gallagher ha querido huir de su zona de confort, bajo los mandos del gurú de la electrónica noventera David Holmes. Es por la elección de este que el largo suena como uno de los discos más valientes y ambiciosos de Noel con y sin Oasis, pero también lo es que tampoco es que suene avanzado o realmente arriesgado. Las sonoridades que maneja son demasiado conocidas y están demasiado asimiladas por todos, y por tanto su concepto de «experimental» se antoja un pelín viejuno. Y peor: como para recordar a sus fans más conservadores oyentes de Radio Two que las canciones siguen estando ahí, el bonus track es un acústico con piano. ¿Era necesario?

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La verdad es que no. Podemos argüir que además de llegar un poco tarde, los préstamos de ideas siguen ensombreciendo la autoría de Gallagher como ya sucediera desde los principios de Oasis, aquí afectando a su propio catálogo. Noel dice haber inspirado ‘Keep on Reaching’ en Sly Stone y Marvin Gaye, y el single ‘Holy Mountain’ está abiertamente inspirado en Bowie etapa ‘Diamond Dogs’ y Roxy Music (aunque lo que samplea es la casi inencontrable ‘Chewing Gum Kid‘ de The Ice Cream), pero hay un parecido más preocupante en el estribillo y muy obvio con ‘She Bangs’ de Ricky Martin, por el que ya está teniendo que responder en las entrevistas. ‘She Taught Me How to Fly‘ se parece un poco demasiado a New Order, mientras su melodía por momentos parece confundirse con la de ‘Rock ‘N Roll Star’. Y en ‘It’s a Beautiful World’, que incluye una irónica advertencia por megafonía, en francés, «tranquilos, solo ha llegado el fin del mundo», queda totalmente al descubierto que el concepto de experimentar de Noel Gallagher es coger las bases de ‘Setting Sun’ veinte años tarde.

Pero una vez expuestas las razones por las que puede que Noel vuelva a quedarse sin nominación al Mercury Prize, algo que no consigue desde 1994 (aunque nunca ha estado tan cerca como aquí), el disco funciona. ‘Holy Mountain‘ se va mostrando poco a poco como un divertido número de rock’n’roll entre silbidos y coros surferos, y ‘She Taught Me How To Fly’ es lo suficientemente pegadiza como para poder ser reivindicada como single estrella de este álbum en 2018. Su letra parece estar dedicada a su mujer, a la que adora y tanto le ha inspirado últimamente, mientras su melodía es, involuntariamente, la respuesta jocosa a la declaración de Blondie de que les gustaría trabajar con él («ya he escrito una canción para Blondie, pero la voy a cantar yo primero»).

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Frente a las obligadas canciones lánguidas en un disco “trippy” de estas características (‘Be Careful What You Wish For’, dedicada a sus hijos, y la reptante y tremebunda ‘The Man Who Built the Moon’), hay otro par de canciones más clásicas, más ‘She’s Electric’, que contentarán a viejos fans y son notables. Se trata de la muy R.E.M. ‘Black & White Sunshine’ y sobre todo ‘If Love Is the Law’, con un algo a ‘La historia interminable’. Mención especial merecen los instrumentales y pseudo instrumentales del disco: ‘Fort Knox’ -que incluye un despertador sonando largo rato- puede parecer simplemente una réplica inspirada en ‘Power’ de Kanye West de ‘Fuckin’ in the Bushes’, aquella canción que abría el cuarto disco de Oasis y sirvió para abrir sus conciertos mientras comprobaban micros y guitarras. Pero ‘Interlude’ y ‘End Credits’, también conocidas como “Wednesday Part 1” y “Wednesday Part 2” recuerdan a esos Cat’s Eyes que tan interesantes bandas sonoras saben hacer. Hay demasiado préstamo e «inspiración en», pero otro gallo habría cantado a Oasis si este hubiera sido su tercer o cuarto disco.

Calificación: 7,5/10
Lo mejor: ‘She Taught Me How to Fly’, ‘Holy Mountain’, ‘It’s a Beautiful World’, ‘If Love Is The Law’.
Te gustará si: llevas 17 años esperando que Noel desarrollara ‘Fuckin’ in the Bushes’
Escúchalo: Spotify

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