Jens Lekman nunca nos llegó a visitar durante las presentaciones de su obra maestra ‘Night Falls Over Kortedala‘, que se extendieron durante años por prácticamente todo el mundo. Que había ganas de verle en directo se notó desde que Jens salió al escenario anoche en Madrid, bastante después que el resto de su banda, recibiendo ovaciones desproporcionadas por la pronunciación de la más mínima tontería, tipo «qué ciudad tan bonita tenéis». A lo largo de la noche bailó, fingió que tocaba en el aire alguno de los instrumentos pregrabados, aporreó un sample, cantó canciones de amor con la chaqueta agarrada a la espalda como si estuviera paseando por una comedia romántica de los años 60 y se abofeteó a sí mismo cuando la letra de alguna de sus canciones lo requería. No había llenazo -aunque sí bastante gente- en la desconocida pero de buena acústica Sala Copérnico, pero daba igual. Lekman recibió un gran baño de masas reflejado en el tenderete de merchandising: vinilos y CD’s (!) agotados un segundo después de que terminara el concierto.
El show comenzó y fue generoso con el tracklist de su último disco, el algo más irregular ‘I Know What Love Isn’t‘. Pese a la misteriosa ausencia del single ‘Erica America’, el concierto arrancó -tras la intro instrumental- con ‘Become Someone Else’s’, a la que sucedía la misma ‘I Know What Love Isn’t’. Las mayores alegrías fueron, en cambio, ‘The Opposite of Hallelujah’, que sucedió a un machacón sample que la unía con una canción nueva sobre su corta experiencia en el mundo de la joyería, titulada ‘Golden Key’; la coreada ‘Black Cab’; ‘Maple Leaves’ o ‘Sipping On The Sweet Nectar’, juraría que con un sample de ‘It’s A Sin’ en sus primeros compases.
Ya en el bis, sonaron una divertida ‘An Argument With Myself’, ‘A Higher Power’ y una customizada con nuevas historias ‘A Postcard to Nina’, antes de que en un segundo bis se recuperara su «canción más antigua», ‘Tram #7 to Heaven’, en una versión por supuesto muy minimalista con sólo Jens y el teclista. Faltaron tantas canciones, como ‘You Are The Light’, ‘And I Remember Every Kiss’, ‘Friday Night At The Drive-In Bingo’, ‘Shirin’ o ‘Your Arms Around Me’, como para organizar un segundo concierto, pero a nadie pareció importarle. Una voz más que correcta, una banda entregada y sonriente bastaron para consolidar a Jens Lekman en el único terreno donde aún podíamos tener alguna duda. 8.
No llegamos a tiempo de ver el concierto completo de La Familia del Árbol, pero sí sus últimos minutos y con ellos lo que parecía el mejor momento de su actuación (nos perdimos ‘¿Tú me quieres?’). Como despedida, Nacho pidió silencio a la gente que hablaba al fondo en las barras para una interpretación sin micrófonos de ‘La montaña y el río’. Milagrosamente obedecieron y pudieron cantar la canción clave y titular de su mini álbum para Mushroom, mientras se miraban atentamente, como si acabaran de escribir esta canción. Un momento mágico y lleno de química como se ven pocos en el concierto de unos teloneros.