Herbert / One Pig

-

- Publicidad -

Herbert / One Pig

Si te dicen que alguien ha grabado un disco conceptual sobre el ciclo completo de la existencia de un cerdo (vida, muerte y manufactura), es probable que tengas claro que Herbert tiene que andar metido en el ajo. ¿Quién si no? Frustrado por la irrealizable idea inicial de hacer lo propio con un humano, Herbert retomó aquel fugaz esbozo del tema que hizo en ‘Plat du Jour’ (‘Pigs In Shit’, que no llegaba a sobrepasar los veinte segundos y que ahora podemos entender como teaser) y lo desarrolló gracias a un proceso de elaboración tan peculiar (con la grabación in situ de los sonidos y ruidos provocados por el lechón y su entorno, usados después como base de las canciones) como heterodoxo (llegó a diseñar y construir instrumentos con la sangre o la piel del animal) y, circunstancialmente, polémico.

El resultado, ‘One Pig’, el broche final a la trilogía que Herbert inició el año pasado con ‘One One’ y ‘One Club’, lejos de ser, como podría parecer, una boutade más del artista, es un trabajo con pleno sentido artístico e ideológico, por veces bailable, casi siempre emotivo, y que resulta igual de disfrutable que pedagógico. Tampoco es ‘One Pig’ un trabajo cuyo entendimiento exija demasiado esfuerzo. De hecho, llama la atención desde la primera escucha, esa que se hace casi con miedo a lo que te vas a encontrar, la correspondencia entre sonidos e historia: contada de manera cronológica, escuchamos primero el nacimiento del cerdo, su primer contacto con la realidad y su crecimiento (‘August 2009’, ‘September’ y ‘October’, respectivamente, cortes plácidos propios de una infancia ajena a su destino), cómo poco a poco se van introduciendo sonidos más oscuros, industriales y mecánicos (‘November’ y ‘December’) que ya nos predisponen a la muerte final del protagonista (figurada en ‘January’, porque por motivos legales no se pudo grabar el sonido de la matanza), la posterior elaboración de diferentes productos cárnicos (‘February’) y su degustación final (‘August 2010’). El final de ‘One Pig’ es, sin embargo, ‘May 2011’, una preciosa y emotiva elegía a los caídos (el cerdo y su/nuestra simple forma de vida), la única canción del disco en el sentido más estricto de la palabra, grabada en vivo en la cochinera con la compañía de una guitarra acústica.

- Publicidad -

La literalidad de los sonidos es tal que a veces choca por su sencillez (ojo, modernos con niños, que es un disco perfecto para vosotros): en ‘October’, por ejemplo, escuchamos al cerdo beber y alimentarse; ‘February’ tiene como base el sonido de la sangre del animal goteando, primero, y el ruido de cuchillos, después; y en ‘August 2010’, grabada durante una cena especial que tuvo al cerdo como ingrediente principal, escuchamos el grotesco gruñir de la gente al masticar tras lo que parece un lamento del cerdo que recuerda a una voz humana tratada con autotune. No sé si lo podemos interpretar como una crítica a la ferocidad de la sociedad actual, a los productos clónicos de la industria musical, a ambas cosas o a nada en absoluto.

Es obvio que el gran problema de ‘One Pig’ es ver qué pasa con él más allá de la vigésima escucha, es decir, si una vez que remita la curiosidad por la novedad, la atención por los detalles y la fascinación por el resultado se sigue sosteniendo como un disco que, de repente, te apetezca escuchar en algún momento. Mientras tanto y hasta entonces, ‘One Pig’ tiene otro importante escollo que salvar: el de que alguna de sus composiciones funcione fuera del conjunto. Podría hacerlo ‘May 2011’ o ‘February’, quizás, pero en realidad a ‘One Pig’ es mejor no trocearlo. También es más o menos evidente que Herbert lo ha concebido antes como performance que como otra cosa y precisamente por eso es tan sorprendente que el resultado de este arriesgado experimento de electrónica naturalista sea tan asimilable para los no iniciados.

- Publicidad -

Calificación: 7,6/10
Lo mejor: ‘February’, ‘September’,’May 2011’, ‘August 2010’
Te gustará si te gusta: Herbert, y eres más de ‘Plat du Jour’ que de ‘Scale’
Escúchalo: Spotify

Lo más visto

No te pierdas