Tener no uno sino dos discos nuevos que presentar frente al público, cuando este continúa prefiriendo claramente tus dos obras anteriores (los enormes ‘Teen Dream‘ y ‘Bloom‘) puede ser un hándicap. Nada que no pueda resolver una banda que ha logrado un equilibrio tan perfecto entre lo cerebral y lo pasional a lo largo de su carrera, como Beach House. Sus discos y sus canciones son emocionantes, nos traen ya tantos recuerdos que es seguro que no los olvidaremos en décadas. Y al mismo tiempo están meditados, contenidos y muy bien desarrollados.
Victoria Legrand y Alex Scally, desde la penumbra habitual -y el juego de luces fue estupendo, con la oscuridad mandando sobre el escenario, con algún momento puntual de brillo generando la ovación de la audiencia-, encontraron también un gran equilibrio entre temas nuevos y pasados, ya desde el principio, cuando comenzaron con ese ‘Levitation’ que abre ‘Depression Cherry’, sólo para continuar con una de las canciones más celebradas de su repertorio, ‘Walk in the Park’. Supongo que tener un cuestionario abierto en su web acerca de qué tocar en esta gira en cada ciudad les ayuda a mantener los pies en la tierra y, sin renunciar a temas tan nuevos como ‘All Your Yeahs’ o ‘Space Song’, fueron intercalando algunos antiguos como ‘Gila’ o ‘Myth’, aquel primer single de ‘Bloom’ que hábilmente rodearon del primer single de ‘Thank Your Lucky Stars‘, ‘One Thing’, y del primer single de ‘Depression Cherry‘, ‘Sparks’, el momento más My Bloody Valentine, con el que oficialmente terminaron antes del bis.
Aunque son capaces de interpretar algunos temas en formato dúo, Victoria y Alex se acompañan de dos músicos más en vivo a la percusión y al bajo/segunda guitarra. Únicamente se puede seguir poniendo alguna pega a la voz de Legrand en vivo, que no siempre sabe recrear la fantasía dream pop que encontramos en sus discos, alguna vez yendo y viniendo a destiempo. Por lo demás, la ambientación a lo ‘Twin Peaks’ y ‘m b v‘ está muy conseguida y es única cuando su música no se aproxima demasiado a ninguno de estos dos extremos. Especialmente celebrados fueron el final de ‘PPP’, más agresivo, más jevi en directo que en disco (no fue lo mejor, pero ayudó a evitar que alguien hablara de «monotonía») y sobre todo ‘Wishes’, con el público ya emocionado aplaudiendo en uno de los puentes como si formara parte de su mítico videoclip.
Una Victoria más dicharachera de lo habitual intercambió varias palabras con el público, hablando sobre el sufrimiento infantil, incitando al público a beber tequila y dedicando un tema «a las chicas», pero fue la música la gran ganadora de la velada cuando llegamos al bis con unas espléndidas ’10:37′, ‘Somewhere Tonight’ e ‘Irene’, y nos dimos cuenta de que nadie había hablado a destiempo, de que nadie había molestado, de que nadie había cantado por encima de la voz de Victoria cuando nadie lo había pedido. Una gran comunión entre grupo y público a la que se sumó en el último tema el telonero Dustin Wong, quien nos había entretenido sampleándose a sí mismo y alternando electrónica e instrumentos en directo, sonando a una mezcla de unos Fuck Buttons ralentizados y Dan Deacon. Sólo faltó ‘Norway’, pero con semejante repertorio, diría que nadie se dio cuenta. 8.