El pasado 23 de abril, cuando todavía estábamos disfrutando del complejo disco de M83 (vinilo doble, si bien es cierto que en la cara D no hay nada), llegaba al mercado ‘Lemonade’ de Beyoncé. No era una sorpresa absoluta, pues en febrero se había editado un single, se había anunciado una gira mundial y también la emisión de un especial en la televisión estadounidense, pero la fecha de edición, el tracklist, la portada o el propio título del álbum no se habían hecho públicos.
Sólo una semana después se había confirmado -tras meses de rumores «el disco sale el mes que viene» que procedían incluso del año pasado– la edición de ‘Views’, lo nuevo de Drake, un álbum de hasta 20 canciones que culmina con ‘Hotline Bling’, uno de los mayores éxitos internacionales de los últimos tiempos y una canción fundamental para entender el pop de 2015 y 2016. No ha habido tiempo para asimilarlo. El 6 de mayo, sin anunciarse previamente, se editaba lo nuevo de James Blake. El tercer álbum del artista, anunciado para la primavera de 2015 (sic), es también largo aunque al final no hay ninguna pista de 20 minutos como se había anunciado, pero sí se compone de 17 cortes que se extienden hasta 76 minutos: esto no habría cabido en los primeros CD’s que se fabricaron en los 80, cuyo máximo eran 74 minutos (luego salieron los de 80 minutos). Y tan sólo dos días después de toparnos con este disco, sorpresa, sorpresa, se editaba el también largamente esperado nuevo álbum de Radiohead, el primero en cinco años, ‘A Moon Shaped Pool‘, que esperábamos «en junio».
Entre el disco de Beyoncé y el disco de Radiohead han pasado exactamente 15 días. Una quincena en la que algunos afortunados -exactamente el 48% de nuestros lectores- podéis incluir la excitación que ha supuesto la edición de ‘Hopelessness’ de ANOHNI, la colaboración de la artista anteriormente conocida como Antony Hegarty con Ohneohtrix Point Never y Hudson Mohawke. La noticia no es que no nos haya gustado mucho el disco sino que todo el mundo parezca haberlo digerido en tan poco tiempo. Durante los últimos años, con la consolidación de las redes de streaming, nos hemos acostumbrado a tener varios discos pendientes de escuchar, pero parece que esta quincena nos hemos superado. Beyoncé (Sony) y Drake (Universal) no comparten discográfica, pero Drake y James Blake sí. Y también Radiohead y ANOHNI (XL). ¿Estamos seguros de que estamos teniendo tiempo para disfrutar de estos lanzamientos? ¿Hay suficiente lugar para escucharlos y valorarlos? ¿Alguien se acuerda de que PJ Harvey acaba de sacar un disco? Reino Unido no. Es significativo que este álbum, ‘The Hope Six Demolition Project‘, fuera top 1 en este país hace sólo 2 semanas y ahora sea ya puesto 57. Hoy te quiero, te escucho con devoción. Mañana ya me habré olvidado de ti y estaré escuchando otra cosa.
Estas coincidencias en el calendario son el culmen de una burbuja que ha ido creciendo y creciendo durante los últimos años: ni remotamente el público puede tener tiempo para escuchar apropiadamente los álbumes que salen. Ni siquiera la prensa musical lo tenemos. Qué pasará en el futuro no lo sabe nadie, pero la velocidad de la actualidad musical este año da vértigo. Sólo un día después de que Drake editara ‘Views’ alguien nos pedía la crítica de su disco en Twitter. ¿Sería buena idea que con este panorama sacaran Chromatics o mejor que lo dejen ya para después del verano? Dudo mucho que alguien vaya a escuchar más de una vez el fantástico disco de Kyle Craft que recomendamos hoy. Sobre todo si, qué sé yo, a Frank Ocean le da por sacar su álbum pasado mañana. Recibo la noticia de que The National y Grizzly Bear están grabando con inquietud. Espero que les lleve muchos meses, porque si no, ¿cuándo escucharé el «best new music» de Pitchfork o el disco con recuadro de Rockdelux que se me había olvidado? Cuesta creer que haga 4 meses de la muerte de Bowie y de que saliera ‘Blackstar’. Pensé que iba a escuchar un poco más (todavía) el álbum de Triángulo… ¿pero cuándo? ¿Quién puede ponerse a escuchar los discos de Prince que le faltaban? ¿Tendré tiempo de decidir qué lugar ocupa ‘The Life of Pablo‘ en la discografía de Kanye West antes de que acabe el año?
No se puede pasar por alto el modo en que casi todos estos discos están llegando a nuestras manos. Hace tiempo que es tendencia. Se editan primero digitalmente, con cierta despreocupación por la edición física (la de Beyoncé acaba de llegar a tiendas, la de Radiohead se ha programado en junio, la de James Blake ni siquiera está fechada) y en muchos casos, vinculados a una exclusiva con una plataforma de streaming, normalmente Apple Music o Tidal, que con sus contratos de exclusividad están jugando a ser las nuevas discográficas. Si unimos los macrolanzamientos este año de Kanye West y Rihanna, ambos en principio sendas exclusivas de Tidal como ha sido el caso Beyoncé, podemos concluir que el modelo de negocio ha cambiado más de lo que esperábamos durante esta primera mitad de año. Una cosa es que los socios de Tidal estén intentando relanzarlo cueste lo que cueste, y otra que James Blake o Radiohead hayan decidido publicar sus esperados discos de esta manera, arriesgándose a que pasen desapercibidos de cara al público generalista si ni Radio One pilla alguna de sus canciones para sus playlists. Porque no, no todo el mundo vive pegado a Twitter, y cierto tipo de artistas han de consolidarse frente al público casual si pretenden llenar salas o estadios. Algunos nos hemos reencontrado con los Torrents después de muchísimos meses sin usarlos, ¿pero están llegando todos estos discos a todo su público potencial?
Lo seguro es que se ha reducido el tiempo que pasa desde que se anuncia un disco hasta que se publica. En algunos casos está siendo «cero». Pero en otros también es significativo que ha pasado muy poquito. Si antiguamente se dejaba un par de meses entre single y álbum, con un poco de margen para lanzar un segundo sencillo si ese primero no calaba, ese período se ha visto reducido. Y se nota porque la tendencia ha llegado a España, un país que no puede permitirse los lanzamientos sorpresa digitales porque las ventas digitales son paupérrimas o inexistentes. Y aun así, Manel o Fangoria han reducido a sólo un mes el lapso entre anuncio de disco y publicación de disco, y Doble Pletina lo ha reducido, a una escala de alcance mucho menor, a 15 días. Si la moda ha llegado a un sello pequeño como Jabalina, o Elefant, que acaba de anunciar para mediados del mes que viene un álbum de Papa Topo sobre el que nada se sabía, es que definitivamente algo ha cambiado.