Asistir a un concierto en la actualidad supone enfrentarse, principalmente, a dos tipos de gente, la que habla sin parar y la que graba todo con el móvil. De la primera opinó en 2009 para nuestro site una serie de artistas de nuestro país como Christina Rosenvinge, Guille de Ellos o Marina de Klaus & Kinski que valoraba este asunto de maneras muy diferentes.
El segundo problema es especialmente molesto para los artistas debido al flash: Björk advertía en una pantalla previa al inicio de sus conciertos del año pasado que sus fans no la fotografiaran durante el show, mientras M. Ward fue más allá en 2014 al patear el móvil de una fan que no dejaba de fotografiar su set en Madrid. Por otro lado, Ratatat directamente defendía en 2011 la prohibición de móviles en los conciertos.
La última artista en llamar la atención de una fan durante su concierto debido a la obsesión con grabarlo todo no ha sido una artista cualquiera sino una gran superestrella como Adele, a la que vimos recientemente en Barcelona, donde ofreció un espectáculo de lo más distendido. Parece que fue así en Verona, Italia, hasta que la autora de ‘25‘ advirtió en las primeras filas a una fan que no dejaba de grabar su concierto con una cámara colocada en un trípode. «Esto no es un DVD», espetó la artista a su fan, «así que deja de grabar porque esto es el concierto de verdad». ¿Llamada de atención innecesaria o merecida?