Con ‘Colouring Book’, tercer trabajo de Chance The Rapper, el artista de Chicago dice cerrar una trilogía iniciática y, ciertamente, el carácter de culminación lo impregna de arriba a abajo. Se trata de una producción que, pese a sus esfuerzos por etiquetarla como una mixtape, es evidente que no tiene nada de amateur ni improvisado, sino que ha sido fruto de un arduo trabajo de tres años, con cuidadas instrumentaciones (la mayoría de ellas a cargo de la banda The Social Experiment con la que Chano colabora habitualmente) y colaboraciones estelares. No en vano ha sido nominada al Grammy a mejor álbum de rap del año.
Entre sus muchos invitados, no todos ilustres (por el momento) pero sí talentosos, destaca un Kanye West que ha ejercido de padre artístico para Chance Bennett (se dice que la reciente cancelación de su gira europea hace unos días tuvo que ver con su preocupación por la hospitalización de West). Su intervención en ‘Coloring Book’ es sucinta, apenas un verso en ‘All We Got’, el tema que abre el disco, pero es palpable que su influencia musical y su visión artística es crucial para Bennett. Y es lo menos que Ye podía hacer tras el gran verso de Chano en ‘Ultralight Beam’. La profusión de gospel, la espiritualidad que respira gran parte de este álbum, su visión compartida de entrega total a su pasión, su música, es compartida por ambos artistas de Chicago. Por eso cabe decir que este disco de Bennett es una especie de proyección del legado de los dos primeros y capitales álbumes de West, ‘The College Dropout’ y ‘Late Registration’.
El flow de Chance es inconfundible, ágil y lleno de musicalidad, y por eso es invitado por artistas de todo pelaje, de Octave Minds a Madonna, pasando por Macklemore & Ryan Lewis o Justin Bieber. En su propia obra, siempre ajeno a la agresividad que inunda buena parte del rap contemporáneo, demuestra su carácter y su versatilidad para tocar estilos muy variados. Así, Chance The Rapper entrega un disco no especialmente innovador, en el que conviven con absoluta armonía sonidos clásicos y actuales. Un fresco luminoso y sin estridencias en el que caben gospel, soul, funk, hip hop, trap y hasta house que reconforta y pone de buen humor, algo que, pese al gran momento creativo que vive el género, no abunda tanto como nos gustaría.
Así, ‘No Problem’, un alegato por la independencia artística (Chano presume de autoeditarse, frente a otros raperos que son esclavos de sellos multinacionales) junto a 2 Chainz y Lil’ Wayne; la elegante y saltarina ‘Angels’, junto a Saba; una ‘All Night’ producida por Kaytranada y con un gran gancho de la rookie Knox Fortune que invita al clubbing; y la citada intro con Kanye ‘All We Got’ llevan en volandas al oyente con su carácter enardecedor. ‘Coloring Book’ no es un disco sesudo ni pretende erigirse en portavoz de toda la comunidad afroamericana, más bien al contrario, tiende a ser localista y hasta introspectivo, aunque sin pasarse de intimista. Se mueve en ágil equilibrio entre ‘To Pimp a Butterfly’ y ‘Blonde’, apenas desvirtuado por ‘Mixtape’, alegato por el formato que adora y que es una concesión algo gratuita al trap (parece casi una excusa para lograr el encaje de Young Thug y Lil Yachty).
Eso no significa que sus letras sean simplistas o irrelevantes. Más bien al contrario, Bennett habla sobre preocupaciones muy personales, a veces prosaicas y otras más trascendentales, pero en cada caso logra encontrar un punto emotivo que capture al oyente. Más allá de los recuerdos a su crecimiento en un duro barrio de Chicago, como en la gran ‘Summer Friends’ (con Francis and The Lights y Jeremih), el mejor ejemplo es su enfoque a las relaciones de pareja. ‘Same Drugs’ y ‘Juke Jam’ son dos momentos musicalmente muy bonitos en los que recuerda antiguas relaciones: en la primera, emplea una bella imagen de Peter Pan y Wendy para hablar con poso amargo de una relación temprana e inocente; en la segunda, acompañado de Justin Bieber y Towkio, retrata una irrefrenable atracción sexual por una ex, plasmada en un perreo (el juke es una variante sexualizada del footwork). Por antitéticas que parezcan, ambas resultan igualmente entrañables. ‘Smoke Break’, en otro enfoque enternecedor, habla sobre lo que echa de menos poder fumarse un porro con su actual pareja, ahora que tienen una hija y ya no tienen tiempo para hacerlo en condiciones.
Y, como decía, la religión también tiene un gran peso específico en este disco y Bennett, un convencido cristiano, reitera la idea de que dios le ha devuelto su fe y sus plegarias en forma de éxito y de su hija pequeña. Concentrados especialmente en la parte final del álbum, los majestuosos ‘How Great’ (con un Jay Electrónica estelar –musulmán practicante, por cierto– y su prima –en serio– Nicole como solista de un coro gospel), ‘Finish Line / Drown’ (en cuya segunda mitad toma protagonismo la prometedora Noname) y las dos versiones de ‘Blessings’ (la que cierra el álbum, con un coro repleto de estrellas como Ty Dollar $ign, Anderson .Paak, Raury o BJ The Chicago Kid) suponen una auténtica gozada desde el punto de vista musical y emocional, incluso aunque no se profese su fe. Chance Bennett dispone así de un fabuloso colofón para este disco con el que marca una nueva cota de su, a estas alturas, innegable talento. Un talento que, frente a discursos combativos, ambiciosos, atormentados, violentos, misóginos o paranoicos, pone este “libro para colorear” al servicio de la sonrisa, lo constructivo, la autoconfianza, lo local y lo divertido. Nada baladí.
Calificación: 8,4/10
Lo mejor: ‘All Night’, ‘No Problem’, ‘All We Got’, ‘How Great’, ‘Summer Friends’
Te gustará si te gusta: el primer Kanye West, Frank Ocean, Kendrick Lamar
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