‘Despacito’ de Luis Fonsi y Daddy Yankee aspira a dos premios gordos en los Grammy, Canción del año y Grabación del año. Esto habría sido impensable hasta el pasado mes de abril, cuando se subía al carro de la canción -que ya era un hit global- Justin Bieber, que lograba lo que el tema no había conseguido hasta entonces, conquistar el difícil mercado de Estados Unidos. ‘Despacito’, que ya ha triunfado en los Grammy latinos, será al menos Canción del año, de eso no hay duda (tampoco es que su producción merezca especialmente ser reconocida en la otra categoría), y aunque dará un poco de rabia ver recoger el premio a un Bieber que ni se sabe la letra de la canción ni le interesa, no puede negarse que su contribución al éxito de Fonsi ha sido fundamental -que no esencial- para el “boom” de la música latina en 2017.
Y da rabia también porque sin Bieber, ‘Despacito’ no solo era ya una buena canción, sino que era una mejor canción. Nuestra compañera Mireia Pería lo explicaba elocuentemente en su veredicto de ‘Despacito’, describiendo que la remezcla con Bieber suena “recargada” y “artificiosa” y que Bieber se limita en el tema a “hacer de maestro de ceremonias, de introductor de Luis a un público anglosajón”. “Y que cante el estribillo con esa desgana que le caracteriza anula el efecto sensual de la canción”, apuntaba. Bieber ha aportado ventas a ‘Despacito’, pero su contribución es cínica y completamente impersonal. “Si Luis Fonsi te pone, Bieber te quita”.
‘Despacito’ ha sonado incansablemente a lo largo del año, hasta el punto que es fácil olvidar que en realidad su versión original sin Bieber no es en absoluto una mala canción. El reggaetón tiene una fama pésima y con razón (su machismo es más que demostrable), pero ‘Despacito’ es otra cosa: la melodía es muy buena, la letra es sexy sin resultar vulgar y sobre todo su estructura es interesante. La canción no presenta segunda estrofa exactamente, como una canción pop clásica, sino que tras el primer estribillo (“des…pa…cito”) y el segundo estribillo, que es superior (“quiero ver bailar tu pelo, quiero ser tu ritmo”), aparece el rap de Daddy Yankee, quien a su vez lo enlaza con una segunda parte mejor que la anterior (“pasito a pasito, suave-suavecito”), tras lo cual el estribillo y el segundo estribillo de Fonsi se reincorporan. Parece que la canción termina en la parte de la “playa en Puerto Rico” (ya no hay base rítmica), pero esta solo da lugar al verdadero clímax de la canción, donde convergen el post-estribillo de Fonsi y la segunda parte de Daddy Yankee, es decir, que al final los mejores ganchos de la canción suenan a la vez.
Fonsi declaraba recientemente de hecho que sí, con ‘Despacito’ intentó hacer un hit, pero que no se esperaba la magnitud que ha alcanzado y que no conoce el secreto de su éxito. Nadie esperaba este éxito, pero ver ‘Despacito’ nominada a Canción del año en los Grammy -aunque sea en parte gracias a Justin Bieber- solo puede considerarse el colofón de un gran año para la música latina, que como hit abanderado ha tenido un ‘Despacito’ que es sin duda el mejor representante posible, a pesar también de una letra a la que se le podrían haber dado algunas vueltas. ¿Pero acaso tenemos en cuenta la letra cuando bailamos este temazo?