Elegimos cinco vídeos musicales entre las novedades más destacadas de las últimas semanas, y analizamos sus referencias estéticas y narrativas: el viral del momento, el regreso de Ariana Grande, el ardiente clip de La Prohibida, el cuento de hadas de Kim Petras y la pesadilla circular de Father John Misty.
‘This is America’, Childish Gambino
“Esto es América” en cuatro set pieces. En la primera, Childish Gambino, alter ego musical del actor, guionista y director Donald Glover (‘Spider-Man: Homecoming’, ‘Rockefeller Plaza’, ‘Atlanta’), nos deja a todos pasmados cuando en medio de un festivo bailecito saca una pistola y dispara a bocajarro al guitarrista. ¿A qué recuerda la afectada pose en la que lo hace? A Jim Crow, claro, el personaje vodevilesco decimonónico (tipo blackface, como aquí las cabalgatas con el rey Baltasar) que se convirtió en un estereotipo racista e icono de la segregación racial durante el pasado siglo. Ese disparo marca un punto de inflexión en el vídeo. Por un lado, nos invita a seguir tirando del hilo de las referencias: los bailes africanos, la matanza de la iglesia de Charleston, el caballo blanco de uno de los jinetes del Apocalipsis, el reciente asesinato de Stephon Clark, tiroteado por la espalda por la policía al confundir el móvil con el que estaba hablando con un arma. Y, por otro, apuntala su discurso narrativo basado en el choque de contrastes entre lo que se ve en primer plano (Gambino bailando divertido junto a varios adolescentes), y al fondo (persecuciones, enfrentamientos con la policía); entre el negro “aceptado” por la América blanca (el que baila) y el perseguido (el que protesta).
‘No Tears Left to Cry’, Ariana Grande
Entre las arquitecturas imposibles de Escher, los espacios mentales de ‘Origen’, el célebre baile de Fred Astaire en ‘Bodas reales’ y un jardín vertical. Así se presenta el nuevo vídeo de Dave Meyers para Ariana Grande (el anterior fue el de ‘La bella y la bestia’). La cantante desafía las leyes de la gravedad inmersa -¿atrapada?- en una ciudad nocturna y cambiante, en una tela de araña urbana, casi como una Gotham onírica (incluye hasta elementos neogóticos, como los rosetones), que le sirve al director como eficaz metáfora sobre la desorientación. A través de una cámara rotatoria, en sintonía con los espacios arquitectónicos por los que fluctúa, vemos un mundo físicamente caótico, un universo sin puntos de referencia espaciales a los que agarrarse. Tras precipitarse al vacío como la mayor Motoko en ‘Ghost in the Shell’, la desorientación se transforma en crisis de identidad. El rostro de la cantante se multiplica en una imagen caleidoscópica y se materializa en diferentes máscaras. Al final, amanece en la ciudad imposible y una abeja levanta el vuelo. ¿Un guiño a la busy bee de Manchester?
‘La pubblicità’, La Prohibida
Casualidades de la distribución. Cuando está a punto de estrenarse la nueva adaptación de ‘Fahrenheit 451’ que ha producido la HBO (el 20 de mayo), La Prohibida lanza un vídeo inspirado en la versión que hizo François Truffaut de la novela de Ray Bradbury. La lectura que hace Marc Ferrer de este clásico de la ciencia ficción es muy sugerente. El director de los clips de Papa Topo mezcla el melodrama a lo Fassbinder con la retórica visual de las coreografías del Ballet Zoom, para narrar una novelesca historia de adulterio en clave pop. Para ello invoca el espíritu de Heinz G. Konsalik, el olvidado autor de best-sellers que aparece aquí proporcionando una de las claves del vídeo: ‘Un matrimonio felice’ (‘Corazones perdidos’ en la edición española) es el libro que arde al principio y al final de esta historia. Tras este guiño irónico, vemos la dolorosa realidad. Un matrimonio “infelice” del que la protagonista escapará a través de un doble descubrimiento: el amor y los libros. La mujer abre un ejemplar en mitad del vídeo y se le ilumina el rostro como una aparición mariana. La decisión está tomada. La Prohibida hace las maletas y huye hacia los bosques como hacen los fugitivos de la película.
‘Heart to Break’, Kim Petras
Kim Petras como la nueva Rapunzel, una princesa pop encerrada en su torre de cristal. Con una estética colorista a medio camino entre el Disney más chillón, los vídeos de j-pop, el final de ‘El cristal oscuro’ y el universo de Mi pequeño pony, la cantante reinterpreta el clásico de sus compatriotas los hermanos Grimm en clave de fantasía adolescente. La torre de cristal y la habitación como de piso del Pocero, a medio acabar, con la cama embalada y las paredes sin terminar de pintar, se podría interpretar como un alegoría del estado emocional de la princesa, frágil y “en construcción” a la espera de que la desembale su príncipe azul. Como en el mito de Orfeo, el príncipe busca a su Eurídice por los pasillos del inframundo. Cuando la encuentra, la “rompe” en mil pedazos tras mirarla a los ojos. Pero el epílogo muestra una versión diferente. ¿Y si fuera él quien le da el “corazón para romperlo”?
‘Mr. Tillman’, Father John Misty
Una pesadilla kafkiana (o, mejor, kaufmaniana), aderezada por el sentido del humor del primer Spike Jonze (‘Cómo ser John Malkovich’, ‘Adaptation’). Así podíamos definir el nuevo vídeo de Father John Misty. Un bucle onírico donde se mezcla la autoficción (el cantante vivió dos meses en un hotel tras una crisis personal) con el cine dentro del cine (esas claquetas que funcionan casi como despertadores, la aparición “asesina” del micrófono), lo cotidiano (los transeúntes) con lo perturbador (sus miradas), los espacios físicos con los mentales, el desarrollo del relato con su imposibilidad (los espacios en blanco), el mundo y su maqueta. Los directores Jeff Desom y Carlos López Estrada utilizan varios recursos estilísticos que contribuyen a crear esa sensación de estar atrapado entre el sueño y la vigilia: el desenfocado de la secuencia de apertura y de los bordes del encuadre, la suavidad de los movimientos de cámara, la iluminación tenue, y un montaje que privilegia las rimas visuales y las asociaciones inesperadas: la maqueta del hotel con la fachada del edificio, la puerta de la habitación que en realidad da a la azotea…