Hoy, cuando la paciencia y el interés son bienes virtuales escasísimos para el mundo de la cultura y la satisfacción debe ser tirando a inmediata, las primeras impresiones –a menudo las más certeras– suelen ser cruciales. En ese sentido, ‘Sweetener’ ha llegado al mundo con mal pie: las primeras reseñas y reacciones del público general están siendo relativamente negativas, con la palabra “decepción” a modo de mantra. Y la culpa, en este caso, la podría tener las altísimas expectativas despertadas por dos singles sobresalientes como ‘No Tears Left To Cry’ y ‘God Is A Woman’, de largo las dos mejores canciones del cuarto largo de Ariana Grande.
¿Hizo bien Ariana en presentar el álbum con la crema? Sí, sin duda: en no pocas ocasiones hemos visto cómo una mala elección en los primeros indicios de un disco pop pueden hacer que el público dé la espalda a obras que, a posteriori, se han revelado mejores de lo que anticipaban. Sin embargo, el “mal” que aquellas dos canciones han hecho a ‘Sweetener’ es que no eran representativas de su sonido. Porque, en realidad, Max Martin y sus estrechos colaboradores Ilya Salmanzadeh y Savan Kotecha, productores y co-autores de aquellas, apenas están presentes en dos canciones más, que, a todas luces, conforman lo mejor del largo: el sensual –amargo en lo lírico– mediotiempo trap-pop ‘Everytime’, y ‘Breathin’, un banger al estilo ‘Into You’ –un clip a la altura y quizá un buen remix, podrían hacer de ella un hit– en el que Grande envía un mensaje bonito y positivo sobre superar la ansiedad.
El resto del disco, con excepción de un par de concesiones al equipo de TBHits –capaz de cosas tan monas como ‘Better Off’, y también tan prescindibles como ‘Goodnight N Go’ –que no es ni la mitad de chula que el original de Imogen Heap– o la bromilla ‘Pete Davidson’–, se caracteriza casi al completo por contar con el traicionero “sello Pharrell”, convertido en el Timbaland de esta era: su sonido es tan reconocible como predecible, confundiendo el minimalismo con la cutrez y lo rácano. Williams consigue que la vocalmente sobrenatural Ariana resulte no ya inane –como en ’Get Well Soon’– sino también irritante, como en ’Blazed’, ‘The Light Is Coming’ –curioso cómo, al contrario que ‘Bed‘, se ha hecho pequeña con los días, quedando en nadería en esta secuencia– o ‘Borderline’. Curiosamente, estas tres coinciden en ser los tres únicos featurings de ‘Sweetener’: el primero, con la innecesaria intervención del productor, y las otras con dos raperas como Nicki Minaj y Missy Elliott, que generalmente dan lustre y magnetismo a lo que tocan y en este caso suenan impersonales y marciales, como meras funcionarias del rap.
Sin embargo, agrupar todo lo que ha tocado Pharrell en ‘Sweetener’ bajo esa visión sería simplista: las escuchas hacen que brille ostensiblemente una “clase media” de canciones como ‘R.E.M.’ –aparentemente dedicada a su actual pareja, el ya citado Davidson, con explícitos “tú sabes como comerlo”–, ‘Sweetener’ –con un estribillo que, de nuevo, parece aludir simpáticamente al sexo oral femenino–, o la juguetona ‘Succesful’ –un aparente autohomenaje a la par que un himno de sororidad–, en las que el tratamiento feo/bonito, dulce/salado, cándido/picante que Williams aplica al pop R&B de la cantante resulta tremendamente adictivo. Es en estas donde este tándem cobra sentido, y revela una faceta versátil de Grande, capaz de equilibrar gorgoritos y swag, que la aproxima a eso que tan buenos réditos da a Bruno Mars, por ejemplo.
Ese trío, a la postre, hace que la balanza se incline hacia el lado positivo y que ‘Sweetener’, aunque no llegue a superar el que es, hasta hoy, el mejor disco de Grande, ‘Dangerous Woman’, sea un más que aceptable paso hacia la consolidación de su talento. Si los fans y la industria resisten esas prisas inherentes a esta época, parece indudable que Ariana Grande llegará a publicar discos a la altura de su inconmensurable talento.
Calificación: 6,8/10
Lo mejor: ‘No Tears Left To Cry’, ‘God Is A Woman’, ‘Breathin’, ‘Everytime’, ‘Sweetener’
Te gustará si te gustan: Christina Aguilera, Bruno Mars, Beyoncé
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