Pese a las vicisitudes y su resistencia a huir de su esencia indie en aras de un público más mayoritario, Cosmen Adelaida han logrado persistir a una década en la que todo se puso difícil para los grupos modestos. El pasado año el álbum ‘Dos caballos‘ supuso la consolidación de la banda tanto en el plano artístico como comercial, íntimamente ligados a la tradición pop rock madrileña aún contando con evidentes referentes del post-punk anglosajón. Esta semana el grupo vive un momento cumbre de su carrera cerrando con un concierto muy especial esta etapa que se extiende también a su predecesor, el igualmente notable ‘La foto fantasma’. Así, el viernes 26 de octubre reunirán a sus seguidores en la Sala 0 del Palacio de la Prensa de Madrid –en esa Gran Vía recurrente en sus canciones–, acopañados también por grupos amigos como Templeton, Rusos Blancos, Caliza, Betacam o Teletransportarse a Soria, en un fin de fiesta por todo lo alto para esta era –entradas disponibles aquí–.
Por eso el grupo ha querido estrenar hoy con nosotros el vídeo oficial de ‘El futuro’, último single de ‘Dos caballos’ –cuya curiosa/divertida remezcla trap a cargo de Betacam también presentábamos en exclusiva semanas atrás–. Y, ya que hablábamos con el realizador del mismo y una de las voces cantantes (literalmente) del grupo, Javier Egea, hemos aprovechado para hacer una entrevista en profundidad que les y nos debíamos, habiendo seguido la trayectoria del grupo desde sus inicios, al calor del extinto MySpace. Charlamos con él sobre su evolución, las dificultades de seguir adelante, el presente y, claro, el futuro.
Os pregunto primero por lo último: ¿qué supone para Cosmen Adelaida este concierto que daréis en el Palacio de la Prensa de Madrid?
Se trata del final de la gira de ‘Dos Caballos’, y nombrarlo así no responde a una estrategia de marketing, sino que es literalmente el final de una etapa. El concierto del Palacio de la Prensa significa un punto y aparte. La canción ‘El Futuro’, que menciona a la Gran Vía, donde será el concierto, habla de cuando no afrontas un cambio y las cosas vuelven a repetirse de una forma tóxica. A menudo dar por concluido algo es la mejor manera de empezar otra cosa nueva. Y qué mejor que hacerlo en el Palacio de la Prensa, en medio de esta Gran Vía en obras.
En él actuarán con vosotros grupos amigos como Rusos Blancos, Templeton, Teletransportarse a Soria y Caliza, entre los que se cuentan antiguos miembros del grupo. ¿Los elegisteis por su cercanía a vosotros? ¿No es también, en cierto modo, la celebración de toda una generación del panorama indie madrileño?
Como si de una boda o un bautizo se tratase, para esta ocasión especial queríamos contar con amigos que atestiguasen el hecho, y qué mejor que hacerles participar del concierto, teniendo tan buenos amigos. Hemos tenido que limitarnos a grupos directamente relacionados con nosotros, con los que compartimos o hemos compartido miembros. Podría ser la celebración de una generación, pero sería injusto porque muchos se quedarían fuera.
«Nosotros no hemos sido nunca partícipes de culpar al entorno de las cosas que nos pasan, sino de responsabilizarnos. Si nuestra progresión ha sido lenta, no es culpa de los demás»
Mirando atrás, pienso que sois supervivientes de una época especialmente difícil en el panorama alternativo, surgidos en pleno estallido de la crisis económica. ¿Diríais que esto ha afectado a vuestra progresión como grupo, que las cosas han ido más despacio para vosotros por culpa de eso?
La crisis de 2008 nos ha afectado a todos, y al grupo también. Marcos se fue a Perú un año, por ejemplo. De todas formas, por un lado nosotros no hemos sido nunca partícipes de culpar al entorno de las cosas que nos pasan, sino de responsabilizarnos. Si nuestra progresión ha sido lenta, no es culpa de los demás. Por otro lado, creo que Internet o el boom de los festivales generaron muchos más cambios en la industria musical que la crisis de 2008.
¿En qué sentido? ¿Entiendes esos cambios como positivos o negativos?
Pues si perdiste tu trabajo en el negocio discográfico por culpa de estos cambios no te parecerán nada divertidos, pero en grandes rasgos Internet y el auge de los festivales indies han ofrecido un espejo en el que mirarse a toda una generación, y eso supongo que es positivo. Por otro lado, buena parte de esos festivales que salen apuestan por lo fácil, y eso es lamentable.
Dicho esto, y viendo cómo proyectos coetáneos al vuestro como Hazte Lapón han optado por dejar un bonito cadáver… ¿alguna vez habéis estado cerca de decir “hasta aquí”? ¿Cuál diríais que ha sido el momento más crítico para el grupo?
El grupo ha sufrido muchas crisis, las más graves cuando se fueron Bea y Marcos, y después cuando se fueron Elisa y Luis. Si no crees en las cosas, al final te hartas o acabas cansando a los demás de tirar de ti. Cuando éramos maqueteros la progresión era más rápida, y eso limó todas las asperezas, pero cuando el contexto nos exigió un nuevo esfuerzo, los ánimos empezaron a flojear.
«El grupo ha perdurado (…) porque ha sido un salvavidas en momentos difíciles de la madurez para Nacho y en bastante mayor medida para mí»
¿La resistencia de Cosmen Adelaida ha sido más una cuestión de constancia o de arrebatos puntuales?
Me sorprende que siquiera pueda plantearse alguien que esto funcione como arrebatos puntuales. Creo que el grupo ha perdurado en buena parte porque ha sido una vía de expresión para todos, y especialmente porque ha sido un salvavidas en momentos difíciles de la madurez para Nacho y en bastante mayor medida para mí.
Ha pasado un año y medio desde que publicarais ‘Dos caballos’. ¿Cómo valoráis ahora la respuesta hacia el álbum? ¿Diríais que ha cumplido vuestras expectativas?
La expectativa fundamental, que es la satisfacción de hacer un disco que tú mismo admiras, se cumplió una vez editado. En cuanto a éxito comercial, ha significado un paso adelante, pero mis esperanzas en ese sentido no las ha cumplido.
«Tampoco pretendía llenar el Palacio de los Deportes, pero mis expectativas comerciales eran mayores de lo que hemos conseguido»
¿Y cuáles eran?
Pues sonar más, que nos escuchase más gente y tocar en muchos más conciertos y festivales. ¿Cuánto? Pues no sé, tampoco pretendía llenar el Palacio de los Deportes, pero mis expectativas comerciales eran mayores de lo que hemos conseguido.
Su single ‘Hermanos Wright’ es, por mucho, vuestra canción más escuchada en Spotify, con más de 85.000 streamings. ¿Os gusta ver que ha calado más allá de vuestro público habitual, a través de playlists y demás? ¿Teníais claro que era vuestra canción con más posibilidades comerciales?
Recuerdo que cuando la estábamos grabando con Paco Loco dijimos que estaba quedando muy bien, y Nacho principalmente vio que era una buena canción, pero yo desde luego cuando la compuse no pensé que fuese la más potente. De hecho, sigue sin ser de mis favoritas.
«La ciudad de Madrid es algo que nos obsesiona como recurso artístico»
Percibía yo en todo ‘Dos caballos’ numerosas referencias a la ciudad de Madrid, a su vida frenética y cálida a la vez, a la peculiar impersonalidad de las calles y la gente. ¿Convenís que, si hay algo que pueda ser llamado “pop madrileño” – en algún momento yo he citado a Mecano, Nacha Pop, Los Modelos, Mama como parte de eso–, Cosmen Adelaida debería ser entendido como parte de él?
Ojalá podamos formar parte de algo parecido a eso. La Movida ha sido una influencia importante, más los grupos underground como Décima Víctima, La Mode o Ataque de Caspa que los que mencionas. Y sí, la ciudad de Madrid es algo que nos obsesiona como recurso artístico. En general, siempre reivindicamos cosas que nos rodean como iconos pop por su potencial evocador.
Desde fuera percibo ‘Dos caballos’ como una especie de extensión, de segunda parte de ‘La foto fantasma’. ¿Para vosotros es realmente así?
Sí, lo es, especialmente si haces caso de la intrahistoria del grupo, son dos discos que se han grabado con los mismos integrantes. En cuanto a mí como compositor, en mi vida personal también abarcan una época turbulenta de cambios y de una manera concreta de sentir las cosas. Eso se debe haber notado en la forma de componer.
En el pop de hoy en día prima sobre todo la inmediatez, el impacto rápido. Sin embargo, diría que vuestros discos son de largo recorrido, de los que el paso (y el poso) del tiempo hacen mejorar. ¿Os gustaría ser un grupo que trascendiera a generaciones, que se valore dentro de unos años, o preferiríais que el público os celebrara y disfrutara en el presente?
Ambas cosas nos interesan, aunque creo que el enfoque del grupo siempre ha buscado trascender la temporalidad. Nuestro sonido puede parecer una amalgama a primera vista, ya que reúne influencias de diferentes décadas supuestamente enfrentadas entre sí como los 80 y los 90. Pero esto siempre ha sido muy sincero por nuestra parte. En plan “mira, si me gusta este riff estilo Manchester, me gusta, me da igual que lo último que haya compuesto suene a power pop y lo siguiente a kraut”. Al final cuando todo toma forma, el sonido es Cosmen Adelaida. Esta ausencia de ejercicio de estilo creo que nos separa de la mayor parte de los hypes de nuestro entorno, para bien y para mal.
Para mí ‘La foto fantasma’ es vuestro disco más completo, el espaldarazo total del proyecto. ¿Cómo valoráis hoy aquel álbum?
Más allá de la obvia consolidación que significó, me sigue interesando mucho la hipótesis del álbum. Antes hablabas del tiempo, un tema que nos obsesiona. El concepto que hay tras ‘La foto fantasma’ es el de las bifurcaciones del tiempo, como en el cuento de Borges ‘El jardín de los senderos que se bifurcan’. Nuestra melancolía es una fantasía continua con “qué hubiera pasado si…”. Esa evocación del pasado se consolida en ‘La foto fantasma’ como un presente repleto de urgencia en el que las diferentes realidades que existirían si hubiéramos tomado otras decisiones viven entre nosotros como fantasmas.
«¿Qué son las canciones sino ectoplasmas, presencias de otra realidad que llenan la habitación en las que suenan con «el recuerdo de algo que no has vivido»?»
Esto es muy interesante. ¿Y te has detenido en vislumbrar alguna de esas realidades paralelas de Cosmen Adelaida?
De hecho creo que esa ha sido la tarea principal del grupo. Es que, ¿qué son las canciones sino ectoplasmas, presencias de otra realidad, que llenan la habitación en las que suenan con «el recuerdo de algo que no has vivido»? Esto último es una de las definiciones de evocación. En una de nuestras primeras canciones, ‘Ishmael’, hablamos de ir «más allá del Norte, donde empieza el Sur». Siguiendo con el oxímoron, a través de ‘La foto fantasma’ buscábamos entrar en la evocación hasta llegar a la invocación. ¿Recuerdas el desenlace de ‘Arrebato’ de Zulueta? El artista atraviesa la frontera que le separa de su obra. Pues tomar ese camino.
¿Cómo fue el paso de vuestros primeros EPs hasta aquella obra? ¿Cuál diríais que fue el gran cambio en Cosmen Adelaida en esos primeros 4 o 5 años?
Dado que nuestra música es tan autobiográfica, los mayores cambios fueron reflejo de los cambios personales. Los últimos meses con la primera formación representan una etapa en la que ya no nos entendíamos y nos estábamos volviendo densos a la hora de expresarnos. Eso se ve en ‘7 Picos‘, un disco raro, de siete canciones largas y complejas, que hicimos así para huir aposta de las expectativas que se habían generado con nuestras maquetas. Pero todo se enrareció igual que nuestra música. Tuvimos que empezar de nuevo. Marcos y Bea se fueron y entró Luis. Así fue cómo recuperamos la energía y nos sentimos más libres para hacer ‘La foto fantasma’.
¿Aún tocáis en directo canciones como ‘Viernes’, ‘A todo color’, ‘Alcobendas’? ¿Sentís que el germen de lo que sois hoy ya estaba allí o no os sentís especialmente identificados ya con ellas?
Me siento identificado, algo menos con ‘Viernes’ porque es literalmente la primera canción que hicimos y se me hace tan oscura y adolescente… Las solemos tocar todas en todo caso.
«Mira, Betacam está mal de la cabeza. Yo le pedí un remix y me puso a rapear en su casa delante de un mapa de Cantabria como si fuese Drake»
Volviendo al presente, habéis jugado con Betacam a transformar ‘El futuro’ en un número pseudo-trap, aunque renegáis un tanto del estilo. ¿La respuesta ha sido la esperada? ¿En algún sentido os sirve para plantear “el futuro” (precisamente) de Cosmen Adelaida?
Mira, Betacam está mal de la cabeza. Yo le pedí un remix y me puso a rapear en su casa delante de un mapa de Cantabria como si fuese Drake. No se lo perdono. En cuanto a lo que preguntas, sacar ‘El futuro’ como single y hacer el concierto de fin de gira después tiene el simbolismo que mencionaba antes.
Es una de las canciones más inmediatas y potentes de ’Dos caballos’. ¿Siempre tuvisteis claro que haríais un vídeo sobre ella?
Lo de los vídeos con nuestros presupuestos es frustrante. Tengo en mente cómo haría el vídeo de al menos 3 canciones más del disco, pero al final lo hemos hecho solo de esta. Por ejemplo, tenía pensada una coreografía para la canción Piranesi. También está lo del vídeo de la canción Huida, que estuvimos a punto de hacer pero tuvimos que cancelar a 4 días de la grabación. Nacho también puso en marcha un vídeo para ‘Contra la pared’ que no se hizo. Un drama todo.
«[Sobre el vídeo de ‘El futuro’] Empecé a darle vueltas a películas como ‘El Ansia’ de Tony Scott, protagonizada por David Bowie). Esa estética avant-garde de 16 mm, trasladada a Madrid, me llevaba necesariamente a Iván Zulueta»
Antes tú mismo citabas la línea de esa canción que habla de la Gran Vía. Tenía que inspirarse en Madrid, ¿no? Explícanos más sobre la idea del clip.
Sabía que este último vídeo tenía que salir sí o sí, así que decidí poner en marcha algo que pudiera hacer yo prácticamente solo como realizador, apoyándome en algunos amigos para la dirección de fotografía. Dentro del concepto del disco ‘Dos caballos’ había un hilo conductor que lo unía al post-punk. Con ello empecé a darle vueltas a películas como ‘El Ansia’ de Tony Scott, protagonizada por David Bowie. Esa estética avant-garde de 16 mm, trasladada a Madrid, me llevaba necesariamente a Iván Zulueta, que siempre ha sido una importante inspiración para nosotros. De alguna manera todo eso me inspiró para subirme a los tejados de la Gran Vía a sacar planos de las estatuas. Al grabar las estatuas se nos ocurrió usar el efecto estroboscópico, pensando en el futurismo de Giacomo Balla (no en vano la canción se llama ‘El Futuro’) así que decidimos buscar una estatua con un caballo, en homenaje al nombre del disco. Fuimos hasta la glorieta de Legazpi a grabar esos últimos planos en los que los caballos se multiplican, del mismo modo en el que se intentaba generar movimiento en los cuadros del futurismo.
Este concierto cierra la etapa ‘Dos caballos’. ¿Qué viene ahora?
Ya hemos compuesto varias canciones, pero no sabemos qué va a pasar. Lo mismo las sacamos pronto que montamos otro proyecto para mandarlas en una cápsula espacial a Marte. Lo primero es cerrar esta etapa y ya se verá.