‘Tiempo después’: la «secuela» de ‘Amanece, que no es poco’ chisporrotea pero no brilla

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‘Tiempo después’: la «secuela» de ‘Amanece, que no es poco’ chisporrotea pero no brilla

‘Amanece, que no es poco’ no fue un fracaso en taquilla como se suele decir, quizás para engordar su culto. La vieron 307.990 espectadores en su estreno (enero de 1989), una cifra en la que se suelen mover las películas españolas que están entre el puesto diez y quince de las más taquilleras del año, como las recientes ‘El pregón’ (301.629), ‘Tres bodas de más’ (318.466) o ‘Abracadabra’ (286.093). Fracasos en la carrera de José Luis Cuerda fueron ‘La viuda del capitán estrada’ (71.013), rodada tras ‘Amanece, que no es poco’, y ‘Todo es silencio’ (62.658), la penúltima de su filmografía, que no llevó a casi nadie al cine a pesar de estar protagonizada por un Miguel Ángel Silvestre en la cima de su popularidad.

Lo que sí es cierto es que fue bastante mal recibida. Quizás porque Cuerda venía de triunfar con ‘El bosque animado’ y los espectadores esperaban algo parecido a ésta, o quizás por la propia singularidad de la película, muy alejada del tipo de comedia que triunfaba entonces y del que Antonio Resines era uno de sus iconos más reconocibles (‘Sé infiel y no mires con quién’, ‘La vida alegre’, ‘El juego más divertido’), lo cierto es que ‘Amanece, que no es poco’ dejó a crítica y público más descolocados que cuando Almodóvar estrenó ‘Los amantes pasajeros’. Hubo que esperar veinte años, mientras la película maduraba en las barricas de los videoclubes de barrio y una nueva generación la descubría, para que ocurriera el milagro: 1.099.000 espectadores viendo la película en su emisión en ‘Versión española’ en 2009, y la creación de un culto “amanecista” que se mantiene hasta la actualidad.

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Entre esas nuevas generaciones que ayudaron a formar esta religión están los productores y actores de su secuela espiritual, ‘Tiempo después’. Arturo Valls, Andreu Buenafuente, Berto Romero, los chanantes… han contribuido a levantar este proyecto que el director había convertido en libro en 2015 por falta de financiación (publicado por la editorial Pepitas de calabaza). El resultado de esta suma de esfuerzos es una película tan irregular como disfrutable. Para hacernos una idea, estaría más cerca de la anticlerical ‘Así en el cielo como en la tierra’, que combinaba momentos fallidos con otros geniales, que con la insuperable ‘Amanece, que no es poco’.

Como sátira política, fábula antisistema y (manchega) distopía futurista, ‘Tiempo después’ no funciona del todo bien. Visualmente es muy mejorable. Esa mezcla de camping y bosque de Sherwood donde malviven los parados, y de Torres Blancas y Monument Valley donde habita la clase privilegiada, no son unos espacios simbólicos especialmente ingeniosos o graciosos. Desde un punto de vista argumental, también cojea. El trazo grueso y algo anacrónico con el que están dibujados algunos de los personajes –el rey (de bastos), el cura facha y el rojo, la pareja de guardias civiles, la pandilla de adolescentes- resta eficacia a un discurso -por otro lado bastante lúcido- sobre los males del capitalismo y el fracaso de la izquierda en su empeño por combatirlos.

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‘Tiempo después’ funciona mucho mejor en su chorreo de humor absurdo, disparatado y poético. La película tiene varias secuencias -la de los pareados soeces del alcalde (Manolo Solo), las apariciones del fantasma del barbero (Berto Romero), los protagonizados por la monja calenturienta (María Ballesteros), el rezo al Quijote- que nos recuerdan la particular, estimulante y valiosísima mirada que Cuerda ha aplicado al género de la comedia en España (y que sigue aplicando en su muy seguida cuenta de Twitter).

Además, como ocurría en ‘Amanece, que no es poco’ con Luis Ciges, Antonio Resines, Chus Lampreave o José Sazatornil, su reparto coral nos da la oportunidad de disfrutar de algunos de los mejores actores cómicos del actual cine español, en especial de un Carlos Areces que borda su papel de conserje quisquilloso. Gracias a la entregada labor de estos intérpretes, los diálogos y situaciones de la película parecen más frescos y divertidos de lo que realmente son. Si ‘Amanece, que no es poco’ fue un milagro, ‘Tiempo después’ es un aquelarre de devotos del maestro cuya presencia es más evocada (que no es poco) que materializada. 6,5.

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