Nadie puede echar en cara a James Blake hacer álbumes continuistas cuando su sonido ha sido (y es) lo suficientemente original e influyente como para prácticamente constituir un genero en sí mismo. De hecho, si acaso a cada disco que publica el británico vuelve a resultar fascinante descubrir hacia qué direcciones nuevas ha decidido llevar su personal e intimista fusión de electrónica espectral con soul, pop clásico y otros sonidos como el hip-hop o el extrañamente llamado post-dubstep. Y si en su última obra hasta la fecha, ‘The Colour of Anything’, Blake decidía compartir labores de composición y producción con varios colaboradores por primera vez en su carrera, entre ellos Frank Ocean, Bon Iver y Rick Rubin, ‘Assume Form’ se ha revelado desde aquella filtración ¿accidental? de Amazon Francia como su disco con más colaboraciones tanto a nivel de “featuring” como de créditos. Están Travis Scott, André 3000 de Outkast, Moses Sumney, Metro Boomin y Rosalía, la mayoría de los cuales ya habían trabajado con Blake en el pasado.
Así, entre tanta colaboración y visto que su particular sonido no se va a ir a ninguna parte al menos de momento, lo mejor que ha podido hacer James Blake esta vez es un disco más corto que el anterior, que aun conteniendo algunas de las mejores canciones de su carrera, también incluía otras insustanciales y no justificaba su larga duración. 49 minutos bastan ahora a Blake para contarnos todo lo que nos tiene que contar en un nuevo disco lleno de amor y de serenidad por el hallazgo de una vida plena al lado de su novia, la actriz británica Jameela Jamil, a quien has visto en ‘The Good Place’ y a quien gustará esa ‘Lullaby for My Insomniac’ de cierre -efectivamente una “nana” para dormir- mucho más que seguramente a los fans del músico de Enfield a quienes no va directamente dedicada.
Efectivamente, muchas de las letras de ’Assume Form’ hablan de amor y dejan momentos realmente románticos y pasionales como ‘Into the Red’, en la que Blake detalla cómo se deshace de muebles que no necesita en su casa para tener a su chica más “a la vista”, o la preciosa y tierna ‘Are You in Love?’, que Blake utiliza para expresar su vulnerabilidad ante un amor quizá demasiado ideal para creérselo. “¿Estás enamorada? Haz como que sí, yo lo hago por ti”, proclama Blake sin miedo alguno a mostrar sus inseguridades. En los últimos tiempos, Blake ha sido muy claro en su defensa de una masculinidad mas abierta a los sentimientos, declarando en un comunicado el año pasado que la vida de las giras y el bloqueo emocional lo sumieron en una depresión que conllevó mala salud y pensamientos suicidas; y la canción que titula el disco es muy clara al respecto. Acompañado de un típico loop de piano y al final de una emotiva melodía de voces apitufadas, Blake habla de entregarse sin límites al amor. “Seré tocable para ella, seré accesible” canta antes de concluir: “¿No se hace más claro, no parece que conectamos, no se parece esto a un comienzo, no te hace más feliz?”.
‘Assume Form’ no es un “comienzo” radical al menos a nivel sonoro para Blake, pero si en él desarrolla ideas que nos pueden resultar más o menos familiares en su repertorio, como sus coqueteos nada sutiles con el r&b, el hip-hop y el soul, hay que celebrar que esta vez lo haga de manera más profunda y dejando canciones muy especiales, aunque lejos de conformar nuevos clásicos en su discografía a la altura de ‘The Wilhelm Scream’, ‘Retrograde’ o ‘I Need a Forest Fire’. El hipnótico single de trap-de-las-5-am ‘Mile High’ con Travis Scott y Metro Boomin es más adictivo de lo que parece (por cierto, su título se refiere a la práctica de follar en un avión), mientras la honestamente titulada ‘Can’t Believe the Way We Flow’ directamente samplea -según The New York Times– los suculentos coros del grupo vocal de los 60 The Manhattans, dando lugar a una canción celestial en el sentido más literal del término; y el doo-wop fantasmagórico de ‘I’ll Come Too’ eleva el alma a los cielos mediante unas melodías orquestales preciosas que son puro pop de los años 50. En este tema, Blake vuelve a la importancia de expresar los sentimientos en una relación de pareja, ya sean buenos o malos, declarando “esta vez expresaré lo que necesito, aunque sea lo último que haga”.
Si parece que ‘Assume Form’ es el disco “singer-songwriter” de Blake, otros temas recorren senderos más inhóspitos en su catálogo. En la veraniega ‘Barefoot in the Park’, Blake eleva a Rosalía en una nube burbujeante de cazuelas y ritmillos orgánicos, mientras la autora de ‘El mal querer’ se dirige a Dios para mostrarle su gratitud por todo aquello que tiene en la vida (“ya tengo to’ lo que quiero, ya no puedo pedir más”). Algo más parecido a un ritmo de baile propone la delirada ‘Where’s the Catch?’ junto a André 3000. En ningún caso Blake da con esa gran canción que defina esta nueva etapa de su carrera y no, en todos los meses que lleva fuera ‘Don’t Miss It’ nos nos ha convencido de serlo, pese a sus reflexiones medio irónicas sobre la fama y las redes sociales en frases como “todo es sobre mí, yo soy lo más importante”. Era un single mono, pero modesto y aunque ‘Assume Form’ presenta momentos brillantes, algo de esa placidez hallada por Blake en su vida parece filtrarse en las canciones de su nuevo disco en forma de cierto… ¿conformismo es la palabra? ‘Assume Form’ vuelve a ser otro disco estupendo de James Blake, pero para bien y para mal suena al cierre de una etapa, y creo que cobrará mucho más sentido cuando salga el siguiente. No es sólo «un disco de transición», pero tampoco es otra obra definitiva de Blake.
Calificación: 7,9/10
Lo mejor: ‘Assume Form’, ‘Mile High’, ‘Into the Red’, ‘Can’t Believe the Way We Flow’, ‘I’ll Come Too’
Te gustará si te gusta: Sampha, The xx, Sufjan Stevens, Bon Iver
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