Zahara agotaba las entradas para la primera de las fechas de presentación de su nuevo disco ‘Astronauta’ en La Riviera de Madrid en tan solo 10 días. Eso le permitió añadir una segunda e idear un show más ambicioso que, sin equipararse según sus palabras a «los de Izal o Lori Meyers» en el WiZink Center o al de Vetusta Morla en La Caja Mágica, dista ya mucho de los shows de cantautora que se vieron en sus inicios en El Búho Real. La cantante recordó repetidas veces en su set de La Riviera aquellos tiempos en que iban a verla «12 o 15 personas», en claro contraste con las más de 1.800 personas que reunió tanto el pasado viernes 17 de enero como el sábado 18. Este público se encontró un set modesto pero lustroso, de 2 horas de duración, inspirado en la estética ‘Astronauta’ de la edición física de su disco, dividido en bloques, y sin más lugar para la improvisación que el paréntesis acústico en el que Zahara actúa en solitario. Una parte en la que el público pasa en pocos minutos de la risa al llanto: de las chanantes explicaciones que acompañan la canción ‘Adjunto foto del Café Verbena’, entre referencias a ‘Laura no está’ y Coyote Dax, a la recuperación del tema ‘Con las ganas’, que ha cobrado nueva vida tras su paso por Operación Triunfo, como ya nos contó ella misma. Asistimos al último ensayo del concierto el pasado miércoles, al propio show del pasado viernes y tenemos la oportunidad también de hablar largo y tendido con Zahara sobre cómo ha preparado este tour.
Es ella quien dice enseguida que el show es «muy pequeño» y de recursos limitados, pero explica que es un cambio importante en su carrera. «Hasta ahora cuando montaba un bolo me preocupaba sobre todo del repertorio, pero aquí todo va enlazado. Por ejemplo, es la primera vez que llevo un técnico de luces. Queda muy compacto todo: tocamos con claqueta, teníamos hasta una escaleta. No podemos parar, todo está medido, hasta las pausas donde puedo hablar o parar para beber agua. Vamos sincronizados con el vídeo, es como una obra de teatro y nunca lo habíamos hecho. Si quiero toser, no puedo. Va en contra de lo que yo suelo hacer, pero por eso quería hacerlo. Lo otro lo había hecho muchísimas veces». Zahara ha querido buscar un equilibrio entre lo que llama «el exceso de naturalidad» de sus viejos shows y el nuevo guión, abriendo definitivamente la puerta de las ambiciones escénicas, que empezaron a ser una inquietud a la altura de su segundo disco. «Antes no pensaba en el valor estético. Fue cuando acabé ‘La Pareja Tóxica’ y monté la gira del ‘Leñador y La mujer América’ en la que proyectaba la peli de 25 minutos, y tocaba con un traje de animadora lleno de sangre. Me di cuenta de lo que molaba tener algo pensado. Cuando hice la gira de ‘El Deshielo’, Moisés (Nieto) me diseñó 6 outfits. En Joy Eslava también llevé una «Z» de maderita desmontable y con luces que bajaba del techo. Había pedido un presupuesto para hacerla pero no podíamos pagarla, pero al final encontramos un taller de reciclaje, una señora con un colega que van cogiendo palés de los contenedores, y me lo hicieron. Así, la gente mira y se da cuenta de que pasan cosas», celebra, aunque advierte: «Tampoco debe suplir la parte estética a la musical. No puede ser todo explosión de luces. Hay que saber cuándo quitar la parafernalia y ser más austero».
De hecho, una de las sorpresas del show es cuando compruebas que varios bailarines aparecen en escena para bailar medio tema en el último bis, ‘Hoy la bestia cena en casa’. Para la artista no era una opción contar con ellos durante todo el set. Al contrario, ha querido usar cada recurso cuando toca, sin abusar de ninguno. «Los bailarines habrían quedado guay en ‘Caída libre’, pero la gente habría dicho cuando volvieran a salir: «ah, mira, los de antes». Ya no te sorprendería tanto. Hay que usar las cosas en su justa medida. De hecho, las pantallas no están en todas las canciones. El mapping no está todo el rato. En la primera canción del setlist no hay nada. Hemos tenido que ir guardando las poquitas cosas que tenemos para que el show sea más dinámico». Lo que no quiere decir que no se haya cuidado el detalle. En un momento del corte titular, los planetas que cuelgan del techo, que califica como «un trabajo de chinos de una semana, hecho con el mismo material que las señales de salida de emergencia», se giran y resulta que están iluminados… pero ya no se vuelven a usar.
«Verte un poco disfrazada te hace empoderarte y sentirte como una superestrella»
El montaje del show está inspirado en el diseño del álbum realizado por Emilio Lorente, teniendo en cuenta las obligadas «limitaciones» y adaptándose a las «necesidades técnicas y económicas». Ha seguido el concepto del álbum: la soledad de un «astronauta» que emprende un viaje hacia lo desconocido, que puede ser o no la maternidad. «Emilio ha creado un universo precioso, sencillo y exportable a todos los formatos. Estoy viendo mi disco ahí, está hasta en las camisetas. En el «merchan» me he preocupado mucho de si las camisetas son de algodón orgánico, he elegido que estén más cuidadas, no son de Fruit of the Loom como las que hice de Yola, son las mejores que he encontrado en cuanto a resistencia, calidad, donde mejor tratan a los trabajadores, he mirado de dónde sale el algodón… Me encantaría hacer camisetas que brillaran con el material del disco, pero costarían 50 euros». Y es que la artista tiene en su cabeza cosas cada vez más grandes. «Si me lo pudiera permitir, tocaría flotando en un arnés colgada encima de la gente (risas). Yo quería que en ‘Diluvio universal’ lloviera de verdad en el escenario. Teníamos una idea, una especie de lluvia, pero se nos iba de presupuesto. No voy a decir qué por si algún día tengo dinero para hacerlo. Si la gente supiera lo que cuestan las cosas…»
Y la misma línea estética sigue el vestuario a lo astronauta, que también llama cariñosamente de «fiesta de fin de curso», de nuevo a cargo de Moisés Nieto. «Moisés hizo el diseño para la gira «Santísima Trinidad», el look inspirado en ‘Astronauta’ para las fotos, y el del vídeo de la «Bestia»; y le dije que teníamos que salir a tocar disfrazados. Este disco me he dado cuenta de que es superdivertido estéticamente. Pregunté a la banda y estaban súper a favor, contentísimos de no tener que pensar qué ponerse porque en el rock no pasa esto (risas) Te tienes que ir al pop, incluso al de fuera de aquí. El vestuario iba a ser mucho más loco, iba a ser más fantasía, pero Moisés y su socia Lucía nos dijeron que teníamos que estar cómodos e ir acorde con nuestra personalidad. No te puedes ver demasiado disfrazada, tienes que sentir tú misma, así que bajamos la intensidad y fue un acierto. El vestuario ayuda mucho a la hora de concentrarse, como los actores en una obra de teatro. Cuando nos vestimos y nos veo en el espejo todos iguales, pienso: «va a pasar algo grande». Verte un poco disfrazada te hace empoderarte y sentirte como una superestrella».
Zahara bromea con la inspiración en Madonna, Beyoncé o Lady Gaga en directo durante su cambio de vestuario, pero en su set hay un componente de humor que impide que si algo falla técnicamente, la sensación sea de desastre, como cuando Beyoncé y Jay-Z no pueden bajar de una plataforma, o Katy Perry se queda accidentalmente colgando del techo. «Katy Perry tiene mucho humor, supongo que eso sería gracioso. Cuento con el error como mi aliado, pienso cómo me lo voy a tomar si algo sale mal. Si no me da tiempo a atarme la bota, salgo con la bota sin atar». La cantante recuerda cómo en cierta ocasión en el Planetario de Pamplona presentando ‘La pareja tóxica’, tras haber pensado una escenografía a oscuras salvo por el propio show del Planetario, en la que su mayor temor era «caerse porque no veía una mierda», se encontró su voz completamente distorsionada por un fallo en el cableado. «Si hay un fallo, que sea al principio. Tuve que pedir que encendieran las luces… Tardaron 20 minutos en arreglar la avería, pero me puse a hablar y me sentí más relajada: estaba encantada de haberme quitado la presión de que las cosas no funcionaban».
«Pedro Sánchez está muy bueno y todo eso, pero es replicante»
De momento, no obstante, no hubo más que un par de fallos en La Riviera, ambos durante ‘Hoy la bestia cena en casa’. El primero, cuando Zahara se quitó el pinganillo para tirarse al público y no oía la claqueta. «Nos recondujimos pronto. Yo entré en el camerino pidiendo perdón a todo el mundo y los músicos diciendo: «¡¿pero a quién le importa eso ahora?!»». Y otro de concepto en las proyecciones. Durante esta misma canción, sobre la que tanto se ha especulado si habla sobre Albert Rivera pero no, una serie de políticos aparecen proyectados como «replicantes». Apenas Errejón figura como «humano». Sin embargo, el primer día se proyectó a Pedro Sánchez como «humano» en lugar de como «replicante» por error. «En esta canción yo me bajo al público, pero mucha gente no me puede ver. Para unos es el mejor momento de su vida y para otros es «qué puta mierda», así que había que proyectar algo. La canción no va de una persona, va de muchas. Es un enfrentamiento a muchos pensamientos, no a uno concreto. Emilio Lorente dijo que había que llamar a los políticos «replicantes», aunque vaya en contra de lo molón, porque todo el mundo sabe que ser replicante es lo molón. Pero aquí ellos son «replicantes» porque no son «humanos». Rajoy, Pablo Casado, Bolsonaro, Trump… era importante que estuvieran (como replicantes). Errejón para mí es un aliado del pueblo, lo considero «humano». Carmena falta porque se me olvidó pero quería que apareciera como «diosa». Echenique es «androide» porque sé que tiene sentido del humor, y Andrea Levy sale como «buscando» porque no la reconoce (el sistema). Sánchez salió como «humano» el primer día, me lo dijeron, así que pedí que lo corrigieran para el segundo día. Está muy bueno y todo eso pero es «replicante»».
Pese a este número y pese a todo lo que ha hablado sobre su oposición a la maternidad subrogada, Zahara renuncia a dar sermones políticos. «Perdería un poco de fuerza, he hablado tanto sobre lo que va la canción y es tan obvia la letra… Sería una redundancia, y en un momento festivo. La reflexión ya está hecha antes o la haces después si te pones a buscar, pero allí no es el momento, porque parecería que estoy aleccionando y mi intención en un concierto es generar emociones. Salen políticos pero es con humor. Unos son mucho peores que otros, por supuesto, no se puede comparar a Cifuentes con Marine Le Pen». ¿Y no teme represalias de esta, que ya las tuvo contra Madonna por usar su imagen junto a una esvástica? «Mi padre me ha preguntado: «¿pero esto lo puedes hacer?». Si me meten en la cárcel te concederá a ti la entrevista», me promete entre risas.
«Quiero hacer un montón de vídeos, estoy trabajando en 4 o 5 ideas para ver cuál puedo hacer, pero mi idea es sacar un montón. He tomado una decisión: todo lo que entra tiene que salir. A veces he sido más conservadora con el dinero, pero ahora puedo invertir»
En cualquier caso, este es el número final del concierto e incluyó su momento «favorito de toda la gira». Al final sus bailarines le indicaron que «apretara el culo y las piernas» para elevarla por los aires «a lo Norma Duval», algo que va a echar mucho de menos en algunas salas, pues no va a poder llevar a los bailarines a todos los conciertos del país. «Los bailarines estaban en Madrid, no me puedo permitir meterlos en una furgo. Sí llevo el montaje y las luces. Y las pantallas donde haya medios, en ese caso depende de la sala». También avanza que en Barcelona tampoco saldrá Santi Balmes en ‘Guerra y paz’, aunque sí habrá otro invitado en otro momento. Ciertamente la rentabilidad del show es una duda que surge si sumas que en Madrid salieron además de su banda habitual con, entre otros, Martí Perarnau, Miguel de Maga y varios músicos venidos desde Gales, como el productor del disco Mathew Taites o Alan Grice, Lucy Parnell y Thomas White, estos dos últimos responsables de evitar que ‘Diluvio universal’ fuera una «ranchera» que la propia Zahara «odiaba» pese a haber escrito, «un vals horroroso» o un «funky horroroso». ¿De verdad ha rentado traer a toda esta gente? «Lo decidimos en la grabación, hubo tal química que mi mánager, Ernesto, y yo, estábamos abrazándonos en el porche de la residencia-estudio con el subidón de dos colegas borrachos y dijimos: «si va bien La Riviera, los traemos»». ¿Finalmente ha perdido, pues, dinero? «Hablé con Alfonso, con el que llevo las cuentas y le dije: «¿me va a quedar algo de La Riviera?» (risas) Hay que repartir los gastos de producción y del ensayo en los gastos de toda la gira, porque si los ponemos en el primer bolo, no gano nada». De hecho, en cierta medida, se ha planteado estos conciertos como una inversión, al igual que hacer vídeos. Cuando le pregunto si será single ‘Bandera blanca’ como quería en principio o se decantará por otros temas que han gustado más, revela: «Quiero hacer un montón de vídeos, estoy trabajando en 4 o 5 ideas para ver cuál puedo hacer, pero mi idea es sacar un montón. He tomado una decisión: todo lo que entra tiene que salir. Nos gastamos lo que ganemos. A veces he sido más conservadora con el dinero, pero ahora puedo invertir. Las discográficas no sacan más singles porque no quieren gastar más dinero, sino que quieren ganar más dinero. Pero mientras yo pueda gestionarlo bien, mientras me entre (dinero), voy a seguir gastando».
No está, pues, decidido si el siguiente single será ‘Bandera blanca’, otro tema o esa canción que la gente canta ya de pe a pa, ‘El fango‘. «‘El fango’ es un single natural. Cuando la compuse con ese estribillo gritón me di cuenta de que es la típica canción que si no fuera mía gritaría, porque tengo mucha gente a la que cantársela. Es un «vete a la puta mierda, no vas a volver a saber de mí». Todo el mundo odia a alguien y se siente identificado, pero no me esperaba que pasara el primer día. ¡Es que veo la vena de la peña moviéndose al cantarla!». También es ya muy coreada la que abre concierto y álbum. Ella misma se ha dado cuenta también: «De ‘David Duchovny’ mucha gente me dijo que no era de sus favoritas, pero sabía que iba a funcionar muy bien en concierto porque tiene la velocidad justa del salto de una persona normal. Y es lo que pasó. A mí me encanta porque es una canción que le hice a mi marido y a David Duchovny: no me puede gustar más. Es muy pop y yo sé que puede chocar con el resto del disco, pero cuando empezó el bolo, me dije: «qué buena canción para empezar»».
Aunque antes de ella suenan dos cosas, primero ‘Space Oddity’ de Bowie y luego la intro que solo aparece en el CD de ‘Astronauta’. Y ambas cosas tienen su anécdota, pues además otro tema de Bowie se usa para cerrar el set, ‘Starman’. «Bowie me flipa. En la gira anterior acababa con Trepàt (‘Torturas en los bares’). Es la mejor canción del mundo para que suene después de un bolo, pero me dije: «Zahara, madura». Diego y Maxi, del equipo de luces, me dijeron qué tenía que poner una canción antes de la intro para que la gente identificara que ya iba a empezar el concierto. Les pregunté a los de la banda y todo el mundo dijo gilipolleces: ‘The Final Countdown’, ‘La Macarena’… Sergio, el técnico de sonido, propuso ‘Space Oddity’ porque era como cuando yo me sentía sola en el espacio, la temática del disco. Además, es de bajona. Es un temazo pero no puedes poner algo cañero de intro porque hunde tu propio bolo: tenía cualidades perfectas para generar un ambiente y que nosotros nos liberáramos en el camerino. Y sobre acabar con ‘Starman’, era reacia a repetir Bowie, pero es tan bonita… No hay que ponerse tonta. Bowie es maravilloso, debería tocar Bowie todo el rato (risas)». En cuanto a la «intro», viene acompañada de las proyecciones del capítulo piloto de ‘Expediente X’, la primera escena en que Mulder y Scully se ven, aunque lo gracioso es que ese fragmento que ahora se ve en concierto, estuvo a punto de formar parte del CD. «Pedimos permisos a FOX, pero el dineral que me pedían, que me comunicaron un día antes de tener que mandar la mezcla, era más que toda la grabación. Más la autorización firmada de David Duchovny. Me dije: «no pasa nada (carcajadas) Ya lo usaremos en otro sitio»».
«Si todo sale mal cuando estás con lentejuelas es mucho más ridículo. Si un tío con bigote hace algo mal es «el gilipollas del bigote»»
Entre la proyección de ‘Expediente X’, la de los replicantes y las canciones por bloques, otra de las preguntas que surge es la del repertorio. La propia Zahara se refiere en un momento dado al show como «encorsetado», y la verdad es que el setlist está totalmente cerrado, sin posibilidad de improvisación en futuras fechas, con la salvedad del set acústico, donde no descarta cambiar ‘Tuyo’ o «Café Verbena» (que sería un gran pérdida, la verdad), por ‘Olor a mandarina’, por ejemplo. «Era importante tener mi momento Zahara sola, donde si ha habido fallos los cuento, suelto mis tonterías y me relajo un poco». El público ha asumido además que la artista es tanto una cantautora que «puede salir en vaqueros» como «una estrella del pop», y ambas facetas son compatibles sin que haya representado grandes contradicciones para ella ni tampoco una esclavitud. «Una vez en un concierto en Elche había preparado un vestido espectacular, pero era un concierto más bien de cantautores, tenía mucho frío, estaba helada, y al final toqué con lo que me ves (pantalones y jersey). En un entorno cantautor me sobra el show, es desproporcionado, es como ir a una cena familiar con lentejuelas, pero las canciones y la gilipollez no me sobran. Puedes hacer un discurso gracioso». No obstante, reconoce los inconvenientes de ir de estrella del pop: «si todo sale mal cuando estás con lentejuelas es mucho más ridículo. Si un tío con bigote hace algo mal es «el gilipollas del bigote». Ya no es que todo tenga que salir muy bien, sino que haces el imbécil si sale mal».
Entre las canciones que se han caído del repertorio está ‘Tú me llevas’, pero permanece ‘Inmaculada concepción’, que reivindicó el 80% de su público en una encuesta en la que contestaron 8000 personas, pese a que no había sido fija de su setlist hasta ahora. Zahara suele mirar cuáles son sus canciones más escuchadas, pero sin obsesionarse. Por ejemplo, ha metido ‘Crash’ porque «no hay mucho rock, no están ‘Funeral’ ni ‘Rey de reyes'» y porque le encajaba. «Fue un puzzle, preguntaba a mis músicos si metía una canción en la primera parte o la segunda y me mandaban a la mierda, no me contestaba ninguno (risas)». No hay, eso sí, temas del primero, solo ‘Con las ganas’. «Me daba mucha pereza y se me iba a notar, y para lo bueno y para lo malo, a mí se me nota todo». La interpretación de este tema, tras su paso por OT, produce un momento especialmente mágico en La Riviera, donde las más de 1.800 personas callan en un silencio sepulcral. Zahara lloró durante la primera de las dos noches al interpretarla. «Cerré los ojos, escuché cómo alguien hacía una foto, pero muy de lejos, y entonces me di cuenta de que estaba todo el mundo callado en la puta Riviera. Yo ya no pienso en la canción (al cantarla), pienso en la gente». ¿No hay algo de impostado en esa nueva forma de hacer la canción, a lágrima viva? «Nunca la he cantado de otra manera, si no, no le gustaría a la gente. La ensayo una vez cada 8 meses», indica, mientras en otro momento asegura que en 2 años quizá haya vuelto a dejar de cantarla, lo cual le da cierta tranquilidad. «Podemos vivir sin ‘Tú me llevas’, podemos vivir sin ‘Funeral’, sin ‘Merezco’, sin ‘Olor a mandarina’…» Pero no podemos vivir ahora mismo sin ‘Caída libre’ ni ‘El deshielo’, contraataco. «Ahora no. Aunque con ‘Caída libre’ me dije: «qué vieja la veo, qué naíf todo». Pero claro, tiene sentido dentro del repertorio, la canto, me la paso pipa, es un divertimento, y la proyección es un karaoke. Pero ahora mismo es de la que me siento más desapegada».
«Hubo un concierto en el que en la primera canción, que creo que era ‘En la habitación’, me puse a llorar. Dije: «esto no me puede pasar». Supongo que llevo 10 años trabajando eso yo sola, pero es difícil»
Si la cantante se emocionó en ‘Con las ganas’ durante la primera noche de La Riviera, en la segunda sucedió en ‘Big Bang’ junto a Miguel de Maga. Cuando llegó su parte, simplemente no pudo arrancar. Miguel le dio entonces un bonito abrazo hasta que pudo continuar. ¿No estaría preparado, insisto? «¡Que no, que no, que no! Miguel me dijo: «¿es una pausa dramática?». Y dije «no, no, no». Esta canción nunca la hemos cantado todos juntos. En Sevilla la hice con él, pero yo estaba mala de la voz y no la disfruté. A Miguel le admiro desde que empecé, tenía en la cabeza todo lo que ha acabado significando, Alan que había venido a tocarla… Llegó el estribillo y me había salido tanto del concierto que dije: «no sé dónde estoy, no sé qué pasa». No recordaba lo que tenía que cantar. No como algo malo, sino como que entré demasiado en la canción. Miguel se acercó, me dijo el inicio de la frase y me vino toda la llorera. Estaba súper emocionada de verdad de toda la tensión. Luego pensé «la he cagado». Me vi sobrepasada, en plan «me he dejado llevar demasiado». Y luego pensé: «no, ha sido muy bonito»».
Es llamativo que Zahara pueda ser tan pasional como para salirse de una canción y a la vez tan cerebral como para tener todo el concierto grabado a fuego en su cabeza. Por ejemplo, no lleva setlist en el suelo porque se lo sabe de memoria, ni truco tipo teleprompter con las letras. «Un set funciona si me pasa eso, si me va pidiendo lo que toca. Soy supercalculadora, todo lo tengo pensado y medido, pero a la par soy un puñetero volcán de emociones. Tengo el monstruo de las emociones encerrado y a veces abro y cierro la puerta para que se asome. El primer día no controlaba la voz de lo emocionada que estaba. El segundo salí como más contenida. En un momento perdí el control, me sentí desprotegida, vulnerable. Me viene la vergüenza, la emoción, pero suelo tenerlo todo atado. Por eso cuando me pasa, me pasa tan bestia. Recuerdo hace 10 años, presentando ‘La fabulosa historia’ en Sevilla, que no cabía la gente en la Fnac, y había 200 personas. En la primera canción, que creo que era ‘En la habitación’, me puse a llorar. Dije: «esto no me puede pasar». Supongo que llevo 10 años trabajando eso yo sola, pero es difícil. Trabajo las emociones porque me fascinan. Hago canciones por eso. Hay que saber cuándo abrir y cerrar esa puerta».
Finalmente, no me resisto a preguntarle por la relación con sus fans, tras haber presenciado cómo NO se quedó a hacerse fotos con los 30 seguidores que invitó al ensayo general de esta gira en una nave de Vallecas donde también se fraguaron los vídeos de ‘Caída libre’ y «la Bestia», y donde también han trabajado directos los chicos de Supersubmarina. «Aluciné de que mis fans quisieran venir a verme hasta Mordor. Era necesario hacer un ensayo y desde que hicimos la tarjeta de tripulante del CD una de las cosas que tenía claro era que una manera de premiar iba a ser regalar este tipo de cosas. Yo ya no tengo capacidad de salir y firmar después de un bolo. Físicamente me es imposible. Además, después del ensayo, tuve una charla con la banda, no podía desconcentrarme, hubo charla de «esto está mal, esto no puede ser así», para mí seguía el trabajo. Pero con el disco, para quien se registre en la web sorteo un meet and greet, se apuntan, están media hora conmigo, ven la prueba, yo creo que es un regalazo para 20, no puede ser para 200, pero mantengo ese trato a una escala más pequeña».
«Vi lo de Anni B Sweet y pensé: «qué suerte tener un primer disco que te apetezca tocar»».
Entre los planes de futuro, vídeos aparte, están hacer la «edición baratuna» de ‘Astronauta’ (pues la deluxe ya está a punto de agotarse y solo queda lo que está distribuido en tiendas) que será un digipack con las letras pero sin extras, y por supuesto, seguir con la gira, que acaba de empezar. «Parece que ha sido el fin de gira, tengo la sensación de fin de gira, ¡pero no! Yo ya estoy pensando lo que voy a traer para el fin de gira. Ernesto (el mánager) está como yo de loco, y anticipa tanto como yo. Le digo: «He pensado que para 2021…» Y me responde: «¡ya lo he pensado yo!»». Lo seguro es que no habrá celebración de los 10 años de su debut, que recientemente comentaba en Instagram. «No (resopla). Qué pena, ¿no? Por una parte digo: «me encantaría regrabarlo», por contrato no tenía derecho y por eso no aparece nada en ‘Bestiario’. Ahora ya puedo, pero es que hay canciones que digo que cómo me voy a meter ahora ahí. Vi lo de Anni B Sweet (acaba de hacer un concierto de su debut) y pensé: «qué suerte tener un primer disco que te apetezca tocar». Hay canciones que me encantan, pero no para hacerlo entero. Tengo más cosas que lamentar que celebrar. Pero que la gente no lo malinterprete. No odio el disco, sino lo que me pasó con el disco. Y a día de hoy que veo cómo gestiono mi carrera, que las cosas salen bien… Si me hubieran dejado hacer un disco de banda, entero con Ricky Falkner… Pero tuve que reiniciarme con el segundo disco en lugar de hacer una evolución normal de segundo disco. Perdí como 4 años de energía. Pero bueno, ya está. La gente es superrespetuosa y a veces me traen el primer disco para que se lo firme en plan «perdona». Y tampoco es eso. Si estoy aquí es gracias también a él».