Tanto la BBC como Channel 4, principalmente, bordan el formato miniserie. Una o dos temporadas, cinco o seis capítulos, y a otra cosa. Nada de exprimirla como la última de ‘True Detective’. Calidad en vez de cantidad. Todas tienen un nivel enorme: escoge una al azar y casi seguro que aciertas. Aun así, para los más dubitativos, aquí va una nueva tanda de recomendaciones que completan las que ya hicimos anteriormente.
A Very English Scandal
En 1976, el líder del Partido Liberal británico, Jeremy Thorpe (un respetado hombre casado con serias probabilidades de ocupar el 10 de Downing Street), fue acusado de haber ordenado el asesinato de su supuesto amante, el joven modelo y cuidador de caballos Norman Scott. El “juicio del siglo”, como fue bautizado por la prensa de la época, tuvo una enorme repercusión en Gran Bretaña, precipitando la caída del político. El veterano Stephen Frears (‘La reina’, ‘Philomena’) regresa a la televisión recreando este famoso caso. Y lo hace cogiendo distancia, aplicando esa sutil y afilada mirada irónica que caracteriza a sus mejores películas. A pesar de tocar un tema trágico y profundamente triste, una historia real con una fuerte carga social y dramática –intento de asesinato, corrupción política, abuso de poder, represión y persecución homosexual- ‘A Very English Scandal’ está narrada con exquisita flema británica, como si cada capítulo estuviera contado (el guionista es de Russell T. Davies, famoso por ‘Queer as Folk’) a través de la sonrisa sardónica del político que interpreta Hugh Grant. Una comedia negra y elegante, como si a un guión de ‘Fargo’ le haces un nudo Windsor.
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Derry Girls
La premisa argumental de ‘Derry Girls’ es irresistible: una comedia adolescente ambientada en un lugar tan poco asociado al humor como la convulsa Derry de los noventa, la ciudad de Irlanda del Norte donde se produjo la matanza del Bloody Sunday. Su creadora, Lisa McGee, fue una “chica de Derry”. Creció en esa ciudad fronteriza entre las dos Irlandas, donde la explosión de una bomba podía salvarte de un examen pero también fastidiarte una cita importante. “Esta bomba me viene fatal”, dice uno de los personajes tras un atentado. McGee mezcla de forma extraordinaria, con mucho humor irreverente y una muy eficaz construcción de personajes (tanto de las chicas como de las familias), la terrible realidad sociopolítica de la época con los problemas de un grupo de colegialas proletarias y malhabladas que estudian en un colegio de monjas (ojo al personaje de la directora). Diálogos punzantes, gags tronchantes (en el colegio de chicas aceptan a un chico porque tiene acento inglés) y una banda sonora que te sabes entera: ‘Insane In The Brain’ (Cypress Hill), ‘Push It’ (Salt-N-Pepa), ‘No Limit’ (2 Unlimited), ‘Girls And Boys’ (Blur)… y, por supuesto, ‘Dreams’ (The Cranberries).
Disponible: Netflix
Bodyguard
La serie que ha reventado los índices de audiencia en Gran Bretaña. Jed Mercurio, creador de ‘Line of Duty’, ha cogido el típico thriller protagonizado por un guardaespaldas (Richard Madden, el Robb Stark de ‘Juegos de tronos’) y le ha colocado un chaleco bomba. El resultado es una adictiva trama policial sobre terrorismo y corrupción política, desarrollada en un escenario cargado de tensión dramática y sexual. Los tres primeros episodios son una muestra del talentazo narrativo de Mercurio. A través de una sabia dosificación de la información y de un uso muy inteligente del suspense y del carácter ambiguo de los personajes, el guionista demuestra su enorme habilidad para jugar con las expectativas del telespectador y llevarle por caminos y desvíos inesperados. Paradójicamente, uno de esos “desvíos” es la causa de que los tres últimos capítulos sean algo más convencionales. La historia se resiente de una decisión de guión, perdiendo elementos de seducción. Aun así, consigue que el espectador siga clavado en el sofá como si le estuvieran apuntando con una pistola.
Disponible: Netflix
La chica del tambor
Tras su estupendo debut en Hollywood con la estilosa ‘Stoker’ (2013) y su regreso a Corea con la aplaudida ‘La doncella’ (2016), el director Park Chan-wook ha vuelto a la industria anglosajona con esta miniserie que adapta una de las novelas más famosas de John Le Carré. ‘La chica del tambor’ es la segunda producción de Simon y Stephen Cornwell, los hijos del veterano novelista (Le Carré es el seudónimo de David Cornwell), tras el éxito y lluvia de premios de ‘El infiltrado’. Esta nueva versión de la novela (se adaptó por primera vez en 1984 con Diane Keaton como protagonista) destaca sobre todo por cuatro aspectos: 1) el nivel de su producción, que se ve reflejado en la cuidada ambientación y los múltiples escenarios donde se ha rodado la serie (atención a la secuencia nocturna en la Acrópolis); 2) su estilizada puesta en escena, que mezcla de manera muy sugerente la caligrafía visual del thriller setentero con la estética de los melodramas de Fassbinder; 3) su protagonista, Florence Pugh, que ya demostró su potencial en ‘Lady Macbeth’ y que aquí empequeñece al gigante (solo de altura) Alexander Skarsgard; y 4) su pericia narrativa, capaz de exponer de forma muy efectiva una compleja trama sobre el conflicto palestino-israelí, y trazar estimulantes paralelismos con el presente.
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