La divertida ‘Borderline’ confirma que Tame Impala puede haber llegado a su etapa kitsch

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La divertida ‘Borderline’ confirma que Tame Impala puede haber llegado a su etapa kitsch

Tame Impala ha vuelto. Y lo ha hecho con un sonido renovado que, partiendo de los saturados “grooves” y sintetizadores de su anterior álbum ‘Currents‘, sin una guitarra a la vista, se presta como nunca al cóctel de terraza. Como ‘Patience’, con sus pianos y sus congas, el nuevo single de Kevin Parker pide ser escuchado -y sobre todo bailado- durante un atardecer de verano, por ejemplo en el festival Coachella donde ha actuado este fin de semana, y al que apuesto que el público llegará con esta ‘Borderline’ sabida de principio a fin.

Aunque ‘Patience’ me ha dejado algo frío, he de reconocer que tiene un punto adictivo, potenciado por su elemento psicodélico; pero ‘Borderline’ es muchísimo más inmediata, un caramelo pop clarísimo que confirma que Tame Impala puede haber llegado, con su nuevo álbum, a lo que fue ‘Reflektor‘ para Arcade Fire, ‘Random Access Memories‘ para Daft Punk o ‘Junk‘ de M83: a su etapa “kitsch”. Desde el segundo cero, ‘Borderline’ parece situarse en el lado hortera de la música disco, recordando a los mismísimos Bee Gees y pidiendo a gritos un “mash-up” con uno de esos vídeos cachondísimos de gente mayor en los 70 bailando en televisión. Con su ritmo sabrosón, sus percusiones latinas y su arreglillo de flauta medio new age asomando por aquí y por allá, ‘Borderline’ es una canción hortera, y también totalmente irresistible.

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‘Borderline’ se compone de varias estrofas / estribillos a cada cual más certero y pegadizo. Cada uno de ellos es memorable y tiene una función clara en la canción, la de expresar de maneras diversas su mensaje de inseguridad e incertidumbre frente a una relación romántica, que puede incluso ser sexual (Parker se refiere a “encuentros íntimos”). Con el decadente paisaje de Los Ángeles de fondo, Parker deja una serie de frases llenas de autoflagelaciones, mostrándose como un “hombre solitario” en la ciudad “atrapado entre el dolor y el éxtasis”, o refiriéndose a conversaciones que le llevan a su pareja y a él al “límite”. Pero Parker alude también a noches de fiesta pasadas de rosca y a nuevos encuentros con la soledad. Se pregunta si “seré querido, si habrá alguien en quien pueda confiar” y nada más empezar, ‘Borderline’ habla de un “sentimiento oscuro”. Sin embargo, ‘Borderline’ suena a su vez feliz, está hecha para bailar y cantarla en bucle. ¿Es ya el Primavera?

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